Espejito, espejito, dime, ¿quién es la más divina de la muerte en Instagram? Esta sería sin duda la frase favorita de la bruja del cuento de Blancanieves si se hubiera desarrollado en la actualidad. Y es que el espejo en el que nos reflejamos en el siglo XXI no es de pared, ni de lavabo, ni de bolso, es de pantalla táctil, cámara frontal y muchos megas para almacenar fotos.
Sí amigos, por una vez el Pulpo está de buen humor, y os va a tratar con mejor talante. Y no, no es porque se acerquen esas fechas en las que se subliman el buenrollismo y la happycracia hasta cotas de empalago insoportablemente superiores a las del azúcar del turrón … es porque ha quedado demostrado que para vosotros la letra con sangre no entra, así que hemos cambiado de estrategia.
Amigos, hoy tenemos algo importante de lo que hablar: El día 6 de este mismo mes de noviembre publicamos esta entrada sobre sonidos míticos de la historia tecnológica, y apenas dos días después, el 8 de noviembre, la conocida publicación Xataka colgó este artículo con sonidos míticos de la historia de los móviles. Ojo cuidado…
Vaya por delante, antes de que empecéis a ponernos a parir en las Redes Sociales, que estamos a muerte con el mundo friqui, del cual de hecho nos sentimos parte. ¿Cómo si no íbamos a considerarnos “pulpos en la nube”, siendo eso un epítome de la versión digital de Frankenstein en sociedad, o de Godzilla en la metrópoli, o de Paco Martínez Soria en la gran ciudad? Más friquis que nosotros no hay nadie.
Sin ánimo de dar la turra más de la cuenta, no nos cansaremos de insistir en que la revolución digital ha transformado la percepción del pasado más rápido que nunca, y por lo tanto ha hecho que la nostalgia se condense en cada vez menos tiempo: Un chavaluco de 18 años habla como un abuelo cuando recuerda los teléfonos móviles 2G con teclas físicas, aparatos que por otro lado sus padres no conocían aún cuando ya tenían vello en las partes nobles.
Os veo venir. Hacía tiempo que no delegaba tanta cantidad del contenido de un post a una nota de prensa ya escrita, y si os digo que es porque estoy hasta arriba de trabajo, seguro que me contestáis que precisamente hoy, qué casualidad, eso suena a excusa: ¡Estás enganchado al Black Friday, ahí comprando online como un poseso!
Había empezado con mucho entusiasmo a ver los capítulos antiguos de la serie Black Mirror, ya que los dos primeros que disfruté (Toda tu historia y El himno nacional) me gustaron bastante, pero lo cierto es que la cosa ha ido decayendo para mi gusto con los siguientes (15 millones de méritos e incluso el más que aceptable Ahora mismo vuelvo) y, aunque alguno me podría defenestrar en Redes Sociales si realmente se nos siguiera mucho en las mismas, tengo que decir que el presente Oso blanco es el que más me ha decepcionado por el momento, con diferencia.
Pues nada, que le hemos cogido el gustillo a que los exámenes sean sorpresa. Que ya ves tú qué sorpresa, si lo vais a tener ahí colgado una semana antes de que os demos la solución, no como cuando teníais una miserable hora para resolverlo en vuestros tristes años de estudiantes.
Por una de esas casualidades espectaculares de la vida, el orden de los capítulos de Black Mirror ha querido, sin que yo lo supiera (incluyendo el hecho de haber tomado una pausa de dos semanas en estas reseñas), que el último que he visto coincida en temática con un artículo publicado pocos días atrás en Hay Canal, hasta el punto de que en dicho artículo incluso se menciona el presente episodio de Espejo Negro.
Muy pocos han podido viajar este puente, y muy pocos lo van a hacer el siguiente, salvo que no salieran de su Comunidad o tuvieran algún tipo de necesidad justificable, privilegio o/y mucha geta. El caso es que eso del turismo sigue olvidado desde el pasado verano, pero de esa época es este material que comentamos hoy en el blog, y que, sin vergüenza alguna, nos habíamos dejado en el tintero. Bastante contenido se nos ha ido acumulando ya, y no porque el Pulpo haya estado precisamente inactivo…
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