Ya va tocando recuperar las secciones que iniciamos el año pasado a la vuelta de las vacaciones de verano, y vamos a hacerlo con las reseñas de Black Mirror. Dije que iba a aprovechar los festivos navideños para darle un tiento a la película interactiva Bandersnatch, pero no he sacado tiempo para una ficción en la que me gustaría recorrer todas sus diferentes opciones, como hacía con los libros aquellos de Elije tu propia aventura a los cuales recuerda inevitablemente.
Así pues, he seguido por el orden que tocaba, y eso supone adentrarse en la tercera temporada. Su primer capítulo, Caída en picado, es el primero que vi de esta serie hace un par de años (ya lo había mencionado en el blog), y de hecho uno de los dos únicos que había visto antes de embarcarme en esta chaladura de críticas televisivas tontunas. Entiendo el buen criterio de mi prima cuando me lo puso entonces porque, más allá de su calidad o aciertos y errores, es uno de los que mejor sintetizan la esencia de la serie, y también uno de los que más se quedan retenidos en la memoria.
A pesar de ese carácter icónico del episodio, la verdad es que ver Nosedive una vez que ya conozco más la serie del Espejo negro me conduce a un pequeño cambio en mi percepción acerca de la misma, en comparación con otros capítulos: Ya dije en una ocasión que, en general, hasta ahora me impactaban más cuando la tecnología mostrada era más parecida a la de la realidad actual que cuando eran más propios de la ciencia ficción. En esta historia digamos que está en un punto intermedio en el que la tecnología se parece a la actual pero yendo algún que otro paso más allá hacia un micromundo distópico: La “networkracia” podríamos llamarla.
Y la primera vez que lo vi pudo llamarme la atención por ser también la serie una novedad para mí, pero ahora que puedo comparar con unos cuantos episodios más creo que es de los que mejor planteamiento inicial tienen. No sólo se trata de esa dictadura de las redes sociales móviles e internautas, que cambian totalmente la manera de actuar de mucha gente haciendo sombra a la personalidad real, sino de una metáfora que llega hasta el mismo meollo del propio carácter social del ser humano, mucho antes de las nuevas tecnologías, también basado desde tiempos pretéritos en la hipocresía y el ahora llamado postureo, por puro interés de ascender en la escala social. Por algo la expresión tradicional “clases sociales” adquiere un nuevo significado en Nosedive. Y eso lleva a volver a cuestionarse si el problema es la tecnología, o más bien el problema ya estaba y la tecnología lo ha hecho más visible, masivo y efectivo.
Con esa temática como trasfondo, el capítulo avanza en los primeros minutos con una narrativa que, además de fluida y envolvente (haciéndote entrar en ese micromundo exagerado de forma que te lo crees y te lo comes con patatas), está llena de sutilezas y sarcasmos de resultado entre intencionadamente cómico y preocupante. Todos esos zascas retratan lo que ya ocurre en nuestro mundo real, dicen lo que un buen “Pulpo en la nube” piensa cada vez que tiene que soportar a alguien cercano actuando ante su móvil con ese histrionismo tan maravillosamente interpretado (y ensayado ante el espejo) por la actriz Bryce Dallas Howard (que por eso y por haber dirigido un par de episodios del Mandaloriano ya merece todos mis “dieses”).
Pero, y al igual que me pasó la primera vez que lo vi, el capítulo para mi gusto no llega a alcanzar la brillantez (excelencia me suena precisamente a lo que critica la historia) porque el desarrollo posterior tiene un par de momentos que no acaban de convencerme del todo. Esto empieza cuando el hermano de la protagonista le echa la bronca en el último diálogo entre ambos, porque, aunque tenga razón en casi todo, las formas tienen un deje moralista Paulocohelista cuya intensidad recuerda a la que lleva a los de la Resistencia a poner los vídeos de perros "haciendo cosas", y que de alguna manera suele ser el caldo de cultivo para señalar a los Pulpos en la nube como “tecnófobos” pasados de rosca. Luego la chica empieza a tener una casual mala suerte que aunque en la vida real también ocurra a veces, cuando pasa en una ficción es inevitable sentir que el guionista se lo está poniendo demasiado fácil a sí mismo para llevar la historia justo a donde él quiere. Eso no quita que la culpa de lo que le pasa al personaje principal deje de ser su obsesión por ascender en las redes sociales, pero digamos que ya no me fluye con la misma credibilidad que al comienzo del episodio.
Y luego está el final, que me resulta inevitablemente histriónico. Sí, vale que se trata de subrayar el patetismo y la vergüenza ajena, pero más allá de que la protagonista haya pasado de irritarnos a darnos pena, de merecer lo que le va pasando a ser más bien una víctima, resulta que los presentes en la boda son igual de culpables de esa misma obsesión por las calificaciones en su perfil online y no parece que lo que están viendo les vaya a servir de lección, más bien al contrario, les reafirma en que lo adecuado es permanecer en el sistema elitista para no acabar así de mal. De lo identificado que me siento con lo que satiriza el capítulo al principio he pasado a no comulgar con la sensación de final injusto, ya que tendrían que haber “perdido” todos, no sólo la chica protagonista. Alguien podría decir que a la amiga super – perfecta recién casada se le pone un poema de cara mientras sigue disimulando puntualmente con sonrisas Profidén, pero su contrariedad no es por una reflexión profunda sobre el trasfondo de lo que le ha ocurrido a su “amiga”, sino sencillamente porque le está fastidiando su boda perfecta. Sí, de acuerdo, final distópico y pesimista, pero demasiado subrayado y no con frases especialmente brillantes, ni en la boda ni en el diálogo - discusión de la escena final (aunque no niego que esto último podría ser por el doblaje…)
Bueno, estos dos últimos párrafos de la reseña pueden cambiar la impresión de que el capítulo es bueno, pero nada más lejos de mi intención. Es sencillamente que sobre lo que está bien hecho no hace falta decir nada, y eso es todo lo demás del episodio, que es la mayor parte. Os dejo con la nota del Pulpo, y hasta la próxima… ¡Ah, y no olvidéis ponernos muchos likes en las Redes Sociales…! ¡Que duro es mantenerse coherente hoy en día, leches…!
Nota del Pulpo: 7 / 10 (Peor que la valoración de Lacie al principio, pero mucho mejor que al final).