¿Aceptarían los españoles la supervisión de sus datos en pro de la seguridad?
Uno de los debates más polémicos durante la pandemia ha sido el del seguimiento de los ciudadanos para controlar los contagios. Es innegable la capacidad de la analítica avanzada para capear crisis.
Sin embargo, al mismo tiempo surgen dudas sobre si el beneficio es lo suficientemente efectivo como para poner en riesgo la ya infravalorada privacidad.
Por si lo anterior fuera poco, han aparecido noticias que ya sugieren la posible continuidad de esa supervisión una vez superada la crisis sanitaria. En China quieren llevar las tecnologías de seguimiento, según cuenta el artículo del último enlace, a terrenos como el del estado de forma físico, de manera que los valores monitorizados por las pulseras deportivas, wereables y smartphones acaben siendo de dominio público, y sirvan para aceptar o descartar a alguien automáticamente para según qué actividades.
En relación a todo esto, una discusión que lleva presente en la sociedad desde mucho antes de que el Covid-19 apareciese en escena, es la relativa al uso de información personal acerca de la actividad de los usuarios en Redes Sociales por motivos de seguridad. Y uno de los puntos candentes es el de la utilización de las valoraciones recibidas en dichas redes por los dueños de los perfiles, lo que podría ser aprovechado por los gobiernos para elaborar una especie de calificaciones sociales.
Los seguidores de la serie Black Mirror, recordarán aquél capítulo de la chica obsesionada con acudir a la boda de su popular amiga de la infancia, con el objeto mejorar su valoración en una Red Social y con ello poder comprar la casa de sus sueños, en una sociedad futura que exige ese estatus basado en el número de estrellas que cada uno consigue de los demás. Ese episodio reflejaba una realidad exagerada pero no muy alejada de lo que viene ocurriendo desde hace tiempo en nuestro mundo digitalizado: Gente que quiere aparentar con tal de ser aceptada y valorada positivamente por los demás, independientemente de que esa apariencia refleje o no lo que esas personas son realmente. Pues bien, la introducción de este concepto como útil para la seguridad de los estados hace que la cuestión vaya más allá del “postureo” con un objetivo frívolo o como mucho social, y se acerque a la necesidad imaginada en aquel capítulo de Black Mirror, que convierte las valoraciones en el nuevo dinero, en el nuevo requisito para vivir.
Según conclusiones del último informe de Kaspersky, “Social credits and security: embracing the world of ratings”, que revela la percepción de las personas sobre las valoraciones sociales y su disposición para formar parte de dicho sistema, los usuarios están dispuestos a compartir sus datos privados y están de acuerdo en que el gobierno supervise su actividad en las redes sociales por razones de seguridad. De hecho, un 34% de los consumidores españoles y hasta el 51% a nivel mundial, así lo han señalado.
La creciente popularidad de las plataformas de redes sociales y servicios online ha provocado un aumento de los sistemas de puntuación social: algoritmos automatizados basados en el comportamiento de los usuarios y su influencia en internet. Inicialmente, esos algoritmos de evaluación fueron integrados por instituciones financieras y de comercio electrónico. Hoy en día, esos sistemas se aplican en otras muchas esferas y sectores. Por ejemplo, los gobiernos y las organizaciones pueden evaluar qué personas tienen derecho a una amplia gama de servicios en el mundo real. Además, con el estallido de la pandemia de COVID-19, el mundo ha sido testigo de la implantación de sistemas automatizados para controlar los movimientos de las personas, su capacidad para comprar bienes y su acceso a los servicios sociales. Pero ¿están los ciudadanos realmente preparados para esto?
De acuerdo con el informe de Kaspersky, tan solo un 19% de los encuestados españoles que participaron en la investigación habían oído hablar de un sistema de calificación social, cifra bastante inferior a la media mundial, establecida en un 46%. Al mismo tiempo, a pesar de que estos sistemas se han puesto en marcha y son cada vez más conocidos, existe cierta ambigüedad sobre su funcionamiento y la eficacia de su aplicación.
De hecho, un tercio de los consumidores españoles (34%) reconoció tener problemas para comprender cómo funciona un sistema de calificación social. Saben que es imposible descubrir su puntuación, cómo se calcula y cómo se puede corregir si hay inexactitudes. Pero, además, dado que estos sistemas se basan en algoritmos automatizados de aprendizaje automático, es difícil saber qué elecciones hacen y si es posible confiar en ellos, especialmente en términos de seguridad. Según la perspectiva de Kaspersky sobre la seguridad de los sistemas de puntuación social, estos sistemas pueden ser especialmente vulnerables a la manipulación artificial, como la posibilidad de bajar la puntuación de alguien con diversos fines. Además, como cualquier otro sistema informático, son susceptibles de diferentes tipos de ataques, ya sea debido a implementación técnica y de programación o a la mecánica del sistema. Esto último podría dar lugar a la aparición de un nuevo tipo de mercado negro en el que las puntuaciones de los usuarios pudieran convertirse en dinero real y viceversa.
Sin embargo, esto no impide que se sigan reuniendo datos, sobre todo cuando las personas están dispuestas a permitirlo. El informe de Kaspersky revela que más del 35% de los encuestados españoles compartiría datos privados sensibles para asegurarse mejores tarifas y descuentos, o para recibir servicios especiales (27%). Además, los consumidores están mucho más preparados para compartir sus perfiles de redes sociales para otros aspectos de su vida cotidiana.
Claramente, las cuestiones de seguridad son especialmente importantes para los consumidores. Más de un tercio (34%) de los encuestados españoles dice estar conforme con que el gobierno supervise la actividad de las redes sociales para mantener a los ciudadanos seguros.
"Los gobiernos y las organizaciones se están digitalizando con rapidez, lo que les ayuda a beneficiarse de la tecnología y los datos sobre los consumidores de nuevas maneras. Por un lado, la tecnología y los datos permiten mejorar los servicios que prestan a las personas para hacer más fácil nuestra vida. Pero por otro, no está muy claro cuánto acceso pueden solicitar sobre la información y vida personal y, lo que es más importante, cómo lo manejarán. Esto es especialmente importante durante las situaciones de confinamiento global, cuando los usuarios no tienen otra opción que confiar en los servicios online. Y por la necesidad de tomar el control de su vida pública hoy, las personas pueden perder el control de sus propias vidas mañana", comenta Marco Preuss, director del Equipo de Investigación y Análisis Mundial de Kaspersky en Europa.
Genia Kostka, profesora de política china en la Universidad Libre de Berlín, señaló: "Antes, los organismos reguladores y los responsables de la elaboración de políticas de la mayoría de los países no seguían el mismo ritmo que los sistemas de calificación social que se estaban adoptando de forma generalizada. Hoy en día, aunque cada vez están más integrados en el tejido de la vida cotidiana, es importante examinar los riesgos que los acompañan, como las violaciones de la intimidad, la discriminación y los prejuicios. Las sociedades necesitan discutir de forma honesta y transparente si quieren y cómo quieren utilizar esas tecnologías, y, lo que es más importante, quiénes las utilizan y con qué fines".
Si bien el panorama digital actual puede hacer que parezca que compartir la información personal online es inevitable, la protección de la privacidad, tanto online como offline, sigue siendo posible. Kaspersky aconseja a los consumidores que tomen las siguientes medidas para protegerse:
• Sea responsable con la información personal que comparta online. Aunque los sitios de redes sociales están diseñados para animarnos a compartir con otros, cualquier información que publique corre el riesgo de caer en las manos equivocadas. No olvide eliminar su cuenta y su historial siempre que sea posible cuando deje de utilizar una aplicación o un servicio online y compruebe qué servicios conectados tienen acceso a sus cuentas personales.
• Nuestro mundo está cambiando y eso significa que cada parte de nuestras vidas podría ser medida y puntuada. Tenga cuidado al compartir su información personal para que no se le niegue un servicio por su comportamiento anterior.
• Compartir el comportamiento tiene sus beneficios, pero sólo con los servicios adecuados. Una encuesta online puede ofrecerle un descuento en su marca favorita, pero también puede hacer que una compañía sepa más de lo que usted quisiera. Permanezca atento a sus actividades online.
• Utilice una solución de seguridad fiable para la protección integral frente a una amplia gama de amenazas.