Lo de Uber, un caso entre otros muchos
Uber ya tuvo problemas en el pasado, tanto de ciberseguridad, que han sido habituales en muchas otras compañías, como de cuestiones legales, siendo de sobra conocido en este caso su enfrentamiento con el gremio de los taxistas. Con la información que se ha conocido estos días, sus problemas podrían haber sido mucho mayores, o podrían serlo ahora.
Resulta curioso encontrar paralelismos con las prácticas de otras compañías tecnológicas, especialmente las más grandes, a la hora de abrirse camino en el mercado. La revolución digital ha sido desde hace años una especie de fiebre del oro en la que, para muchos emprendedores, todo valía con tal de alcanzar el éxito. Si pensamos en cómo inició sus pasos Mark Zuckerberg con Facebook (muy bien narrado en la película La red social), o en lo que hizo Google aprovechándose de los creadores de Terra Vision para crear Google Earth (igualmente muy bien explicado en la serie El código que valía millones), no debemos sorprendernos ahora con lo de Uber (independientemente de que nos parezca amoral, como mínimo): Cuando un nuevo y gigantesco sector se ofrece al mundo, muchos de los interesados en triunfar que se dirigen al mismo están dispuestos a saltar todos los muros que haga falta, aprovechando en el camino todos los posibles vacíos legales que haya de por medio o, si no los hay, ignorando las normativas.
Los llamados Uber Files son más de 124.000 documentos filtrados al periódico británico The Guardian y compartidos con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), en los que se revelan muchas estrategias de dudosa legalidad y ética cuestionable utilizadas por la compañía de la app de movilidad para mejorar su posición en el mercado del transporte. Entre ellas, buscaban objetivos concretos como eludir a la policía, ganar favores políticos o forzar modificaciones en las leyes. Los archivos proceden del período entre 2013 y 2017, años en los que los servicios de Uber debutaban en decenas de ciudades europeas.
Entre los casos concretos revelados por los Uber Files se pueden encontrar los siguientes: En Francia, el entonces ministro de economía y ahora presidente Manuel Macron, maniobró en la sombra para favorecer a Uber sin el beneplácito del su gobierno. En Barcelona, Uber espió a los taxistas para usar sus protestas en su beneficio, hasta el punto de que una comunicación interna rezaba lo siguiente: “Sería muy potente tener fotos de la violencia en Barcelona”. Incluso explotó la rivalidad entre Madrid y Barcelona: “Debemos crear un desafío entre Cataluña y el Goboerno nacional”. A nivel general, la compañía trató de recaudar impuestos de sus conductores mientras desviaba millones de euros a sociedades opacas: evadió al menos 556 millones de dólares (552 millones de euros) en impuestos a escala mundial en 2019.
Como hemos comentado al principio, el caso de Uber no es aislado en el sector digital . A los ejemplos puestos antes habría que sumar los de ventajas fiscales que durante años han protagonizado compañías como Amazon o Apple, además de las antes citadas, o casos de contabilidades manipuladas como el de Toshiba.
