Ya sabéis que de vez en cuando nos gusta entrar en esa vertiente lúdica de la tecnología que es el mundo de los videojuegos, como buen blog que recorre los senderos del sector digital pero con vocación de entretenimiento. Y como hacía más tiempo de lo normal que no tratábamos temática gaming, hoy es buen día para retomarlo.
Cómo están de preocupados los padres, amigos. No duermen por las noches pensando en la adicción que tienen sus retoños a los teléfonos móviles. Eso no puede ser bueno.
Hemos dejado para el último día de esta temporada 2022 – 2023 la publicación de las respuestas acertadas al último examen que la semana pasada os propusimos sobre tecnologías data. Así nos vamos todos de vacaciones y no vais a poder poner reclamaciones ni al defensor del pueblo.
Amigos, vamos llegando al final de la temporada, y las tradicionales y recurrentes entradas sobre el verano y las vacaciones piden paso en este y en otros blogs. En el caso de la tecnología, que si consejos para que no se te estropee el smartphone con el calor y el agua y arena arena de la playa, que si precauciones ante las ciberamenazas del Wi-Fi público en lugares turísticos, etc, etc.
No hay casi nada que no haya sucumbido a la transformación digital, y el periodismo no iba a ser menos. Y dentro del periodismo, es destacable el cambio que ha experimentado el que está especializado en los deportes.
En este ciclo sobre inteligencia artificial en el cine que hemos venido desarrollando desde hace algún tiempo en el blog, no hemos querido pasar por alto (al contrario) películas que se pueden considerar clásicos, aunque hubiera que remontarse a un momento en el que la IA y la robótica estuvieran muy lejos del grado de desarrollo actual, que tanto ha dado que hablar últimamente. Bueno, pues esta vez nos hemos superado, amigos, con un film que ya casi tiene un siglo de existencia.
Cuando se dice la frase esa de que la tecnología lo ha cambiado todo, por aquello de que se ha introducido en todos los ámbitos, uno no acaba de hacerse a la idea de hasta qué punto puede ser cierto. Alguno dirá que, bueno, todo todo tampoco, ¿no? Pues ojo cuidado…
Bueno ya está bien. Hasta aquí podíamos llegar. Hemos admitido a regañadientes que en un par de episodios de Black Mirror la tecnología fuera un tema prácticamente secundario o incluso accesorio y testimonial. Pero por lo que no pasamos es porque el último ni siquiera trate nada en absoluto sobre tecnología, porque entonces hablar de él en este blog de tecnología es una pérdida de tiempo y de espacio de contenido en Internet. Y lo que tampoco queremos es dejar en blanco un episodio de una serie que hemos reseñado entera, capítulo por capítulo. ¿Ahora qué hacemos?
El Pulpo examinador va a finalizar su temporada 22 – 23 con un examen sore contenido tecnológico divulgativo, o sea volviendo a sus orígenes, aprovechando que en las últimas semanas hemos retomado esas temáticas en el blog.
Que un episodio de Black Mirror tenga escaso componente tecnológico puede llegar a considerarse respetable, si por lo demás resulta ser bueno. No me parece muy coherente, porque es la seña de identidad y el meollo de la serie de Charlie Brooker; es casi como si en la siguiente temporada de Stranger Things no pasaran cosas extrañas; pero se puede perdonar si funciona. Ahora bien, a nosotros, en este blog sobre tecnología, prácticamente nos dejan a dos velas, salvo que hagamos una entrada off – topic.
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