Contaba en un tuit ese gran referente que para mí es Javier Cansado que es un tío muy afortunado, porque el otro día se había encontrado en un bolsillo de una chaqueta que llevaba tiempo sin ponerse, nada menos que un par de bitcoins...
Y es que en ese chiste tan definitorio del humor absurdo se define también el carácter virtual de las monedas digitales del ¿futuro?, de las que cada vez se habla más. Y aunque en la era de las nuevas tecnologías todo parece pasar de ser físico a ser "virtual" (las fotos, los álbumes de música, el ligoteo...) y ello haría pensar que los bitcoins son apenas un ejemplo más, en este caso la idea se refuerza al ser el mundo de la economía algo que a niveles macro resulta muchas veces casi intangible: hasta los miedos - o sobre todo los miedos- provocan tambaleos en la bolsa, como hemos visto recientemente.
De hecho, algo que ha llamado la atención los últimos meses han sido las frecuentes devaluaciones y revalorizaciones explosivas del bitcoin, reforzando la idea de algunos acerca de que podría ser la próxima gran burbuja. Tanto es así, que si esto hubiera ocurrido hace quince años, el inolvidable Chiquito de la Calzada no habría dicho aquello de "te mueves más que los precios", habría dicho "te mueves más que el bitcoin, ¿te da cuén?".
En esto de las monedas digitales también existe una de esas confusiones que parecen estar hechas para generar pulpos en la nube, así que tenemos que hablar de ello: No son lo mismo las monedas virtuales que las criptomonedas. Las primeras están definidas por el Banco Central Europeo como "un tipo de dinero digital no regulado, que es emitido y controlado generalmente por sus desarrolladores, y utilizado y aceptado entre los miembros de una comunidad virtual específica”. La segunda, según la Wikipedia (sí, ya estamos con las fuentes recurrentes), "es un tipo de muestra digital basada en la criptografía para encadenar las firmas digitales de transferencias simbólicas, redes peer-to-peer y la descentralización". Es a este tipo al que pertenece la más conocida y valorada, el Bitcoin; pero no es la única criptomoneda, también están Ethereum, Litecoin o Monero. Como tras la "explicación" os seguiréis sintiendo como pulpos en la nube (incluso puede que más que antes), nos quedamos tranquilos: seguiréis siendo "de los nuestros".
Bueno, (no) resuelto ese lío, vamos con la gran pregunta, reflejada en el título de esta entrada. Pero no en su primera mitad, que reconozco que es tramposa e injusta (las monedas digitales pueden tener muchas aplicaciones interesantes, sobre eso ya han hablado muchos), sino incluyendo el subtítulo: ¿Qué gracia tendrá jugar a los chinos si desaparecen las monedas tradicionales? ¿O al mus? ¿O al bingo familiar en Nochebuena? Bueno, pues aquí yo creo que hay también otra trampa, y no me refiero al hecho de que para los chinos o para amarracos del mus también valen piedras o palitos, por ejemplo. Paso a explicarme a continuación.
En este asunto tengo una especie de apuesta con un amigo. Él dice que las monedas y billetes tradicionales acabarán desapareciendo completamente, y yo digo que no, que siempre quedará un uso, por residual que legue a ser (que tampoco sé si llegará a ser tan residual, si acaso minoritario). Yo me imagino a grandes economistas visionarios de principios del sigo XX diciendo que con el invento de las tarjetas de crédito desaparecería el dinero en efectivo, y a tecnófilos todavía más convencidos de ello con la llegada de los cajeros automáticos en los años 60; pero aquí seguimos en el siglo XXI, jugando a los chinos con monedas con las que luego podemos pagar la cerveza a nuestro oponente ganador. Un poco como el derrotismo del teatro cuando se inventó el cine, el derrotismo del cine cuando se inventó la televisión, o el de la televisión cuando apareció Internet hace ya más de un cuarto de siglo, y ahí siguen todos coexistiendo.
En fin, ya veremos si dentro de algunas décadas tendré que pagarle a mi amigo la apuesta en bitcoins, o bien me la podrá pagar él a mí con monedas...
Post by Albert