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Evitar ser víctimas de la ciberdelincuencia

Evitar ser víctimas de la ciberdelincuencia

Evitar ser víctimas de la ciberdelincuencia es una prioridad para las empresas.

Por Mario Montesinos, Global Head of Value Engineering en OpenText

 

Estamos en una era donde la digitalización, la innovación, la conectividad, la seguridad y privacidad de los datos son los motores que impulsan a las empresas a alcanzar el éxito. Sin embargo, las tácticas y herramientas de los ciberdelincuentes avanzan tan rápido como lo hace la tecnología. Es por ello por lo que, entre tantos incidentes cibernéticos, las estrategias contra los cibercriminales emergen como escudos para blindarnos y protegernos de cientos de peligros.

Cada día, miles de compañías en todo mundo y de todos los tamaños se enfrentan a diversos tipos de ciberataques que van desde el típico malware, el phishing, el ransomware o el ataque de inyección SQL, entre otros. Los activos de TI, ya sean datos, dispositivos, aplicaciones o redes, son constantemente vulnerados por intrusos que buscan acceder a los datos, interrumpir operaciones, obtener beneficios económicos o simplemente sembrar el caos. De hecho, según un estudio de Deloitte, el 94% de las empresas españolas ha sufrido algún incidente en materia de ciberseguridad en el último año, posicionando a España en 2022 como el tercer país a nivel mundial en materia de ciberataques.

Para enfrentarse a estos retos, las organizaciones requieren de una estrategia de ciberseguridad eficaz, sólida y adaptativa. Los sistemas de prevención tradicionales ya no son suficientes, por lo que se debe de empezar a tener en cuenta otros enfoques más intuitivos y sofisticados. El análisis de comportamiento, la ayuda de la inteligencia artificial y la detección temprana de amenazas, son algunas de las soluciones que las empresas deben de implantar para dejar de ser vulnerables.

¿Qué hacer para dejar de ser el blanco fácil de un ciberdelincuente?

Mario_MontesinosTal y como ocupan los titulares de grandes medios de comunicación, son cientos de amenazas las que acechan a las compañías que descuidan su estrategia de ciberseguridad. Desde la pérdida de datos valiosos y la interrupción de sus servicios, hasta el robo de propiedad intelectual y el deterioro de la confianza del cliente.

Para defendernos frente a estos ataques, ya no es suficiente la implantación de firewalls y software antivirus en los dispositivos, ni asegurar la red Wi-Fi o cambiar constantemente las contraseñas que protegen nuestra información valiosa. Ahora, como menciona el portal estadounidense Harvard Business Review, para protegerse las compañías deben de adelantarse a los ciberataques mediante la supervisión y segmentación de comportamientos anormales, la implantación de un plan de contingencia anticipando el peor de los casos, la creación de una cultura de seguridad y el continuo escrutinio de los procesos de la cadena de suministro.

Aunque existen ciertas medidas que todas las empresas deben aplicar para protegerse de los agentes extraños, lo más seguro es definir una estrategia personalizada para proteger todos los detalles. Para ello, es fundamental que examinen previamente todos los tipos de ciberamenazas a las que sus organizaciones y las de sus competidores son más vulnerables, ya sea malware, ataques de phishing o amenazas internas.

En este sentido, las compañías que sean capaces de garantizar un compromiso serio con la protección de sus datos, los de sus clientes y socios comerciales, pueden ganar la confianza y la lealtad de estos al crear una base sólida para el crecimiento de sus relaciones a largo plazo. Según el Instituto Nacional de Ciberseguridad, los clientes consideran que una buena política de ciberseguridad es una “clara señal de que sus datos y pedidos se almacenarán y operarán de la forma más segura posible”.

Asimismo, contar con una sólida estrategia de ciberseguridad contribuye a los objetivos de las compañías y las ayuda a cumplir con las exigentes normas de calidad impuestas por el Estado. De hecho, muchas industrias están reguladas por estándares de seguridad cibernética y privacidad de datos, por lo que cumplir con estas regulaciones no solo les evitaría multas y sanciones, sino que las haría demostrar su responsabilidad y respeto hacia las leyes y regulaciones vigentes.

En general, la inversión en ciberseguridad es un testimonio del compromiso que las compañías tienen con el futuro de sus clientes. No es un gasto superfluo, sino una inversión en resiliencia y sostenibilidad. Debemos abrir los ojos y aceptar que los riesgos cibernéticos no desaparecerán, sino que evolucionarán en formas más complejas y dañinas. Solo mediante una fuerte estrategia de ciberseguridad, adelantándonos a los ataques mediante el análisis predictivo, detención temprana de anomalías y la orquestación de un plan de contingencia, podrán las empresas, clientes y empleados evitar ser víctimas de fraude digital.


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