Revertir la brecha de género en tecnología

La Educación es uno de los valores fundamentales para revertir la brecha de género en el ámbito tecnológico.

Así lo han señalado tres expertas en liderazgo femenino y diversidad, en el último encuentro del ciclo “Conversaciones Humanitarias generadores de talento” de la Fundación Cruz Roja Española, bajo el título “Tecnología con perspectiva de género”.

Lucila García, directora general de ClosinGap, licenciada en ADE y Executive MBA en IESE, y fundadora de Women for Change; María Pilar Rojas, responsable de Cultura Corporativa, Diversidad y Experiencia de Empleado en Repsol y Licenciada en Psicología y Máster en Recursos Humanos por el IE, y Marina Amores, Graduada en Comunicación Audiovisual (UPF), Máster en Teoría y Práctica del Documental Creativo (UAB), y coautora de '¡Protesto!', conjunto de ensayos sobre el videojuego desde una perspectiva de género, han abordado las claves para un futuro más inclusivo y equitativo en el desarrollo tecnológico y digital. 

Las expertas, moderadas por el periodista Alberto Fernández, han evidenciado a través de diversos estudios, informes y ejemplos reales la gran brecha digital que aún vivimos en cuestión de género, pero también se han mostrado optimistas con respecto al futuro.

Un beneficio para toda la sociedad

Para Maria Pilar Rojas, acabar con la brecha de género no debe ser sólo una reivindicación de las mujeres: “Se trata de un beneficio para toda la sociedad que la mujer participe en todas las esferas de la misma”. En opinión de la responsable de cultura corporativa de Repsol, si no revertimos la brecha digital a través de la educación, vamos a “perpetuar situaciones actuales de infrarrepresentación de mujeres en el campo de la tecnología”.

Lucila García Méndez ha recordado que hay muchos retos, pero también oportunidades para las mujeres que están trabajando en profesiones digitales. “Las mujeres participamos en menor medida en las profesiones digitales y este es uno de los temas que hacen que la brecha se vaya acrecentando con la tecnología”. La experta en liderazgo femenino recuerda que, según un informe de ClosinGap, que analiza el emprendimiento innovador, las mujeres que están emprendiendo en innovación representan menos del 29%. Y este dato cae al 16,9% en el caso de las startups. “Esto tiene un coste para la economía y, además, el agujero que se está creando hace aún más difícil que las mujeres seamos parte de este desarrollo tecnológico y que consigamos tener una tecnología diseñada para todos”, ha asegurado.

Como ha señalado García Méndez, existen ejemplos claros de discriminación en nuestra vida cotidiana, aunque no seamos conscientes de ello. La tecnología asociada a la seguridad vial, los videojuegos o la inteligencia artificial son algunos de los ejemplos citados.

Para Marina Amores, el sector de los videojuegos en el que ella desempeña su trabajo está muy masculinizado. “Solo el 5% de las personas que programan son mujeres. Estas cifras deberían alarmarnos. Sin embargo, la madre de la programación fue una mujer”, ha asegurado la periodista.

En esta línea Alberto Fernández ha recordado que la igualdad de género es una de las grandes prioridades de la UE, con iniciativas para acabar con la brecha salarial, violencia de género, trata de mujeres, etc. El periodista ha destacado que existe una recomendación del Consejo Europeo para acabar con la brecha de género, fomentando una educación en habilidades digitales como valor fundamental para atajarla.

Apoyo al talento, mentorías e inspiración

En opinión de las expertas ponentes, la incorporación de los datos en el ámbito tecnológico o el diseño de tecnología debe hacerse siempre con perspectiva de género, algo que no ocurre en la actualidad. Todas han coincidido en que las empresas deben ser un agente principal en este cambio en materia de inclusión. “Las empresas deben incluir, de manera consciente y tanto en el diseño como en los datos que se incorporan, información relevante para que el resultado sea inclusivo”, ha señalado María Pilar Rojas.

Además, la educación para limitar los sesgos y la inspiración de las mujeres en el ámbito laboral son otras de las claves de este cambio. Empujar la formación en carreras STEM es necesario, ya que las brechas en estas carreras van en aumento, asegura Lucila García. “Una de las claves es tener referentes y que las niñas vean mujeres que están ocupando puestos de responsabilidad como ejemplo”, ha añadido.

“Debemos poner toda la prioridad en la Educación”, ha apuntado María Pilar Rojas. “Tenemos que acompañar a las nuevas generaciones para reducir esos sesgos de género. Dar visibilidad a profesionales que están trabajando en sectores tradicionalmente masculinos y trabajar en la gestión del talento desde una perspectiva de género”, ha asegurado.

Marina Amores ha ido un paso más allá señalando que la sociedad debe también trabajar para romper con estereotipos de género. Apuesta por aumentar las becas para mujeres, fomentar la mentoría entre las mismas o crear talleres de tecnología para niñas en edades tempranas.

Asimismo, ha señalado que no debe darse sólo visibilidad a mujeres excepcionales. “No alimentar el ‘síndrome de Marie Curie’ o el enfoque meritocrático. No sólo es importante incorporar a mujeres, sino inspirarlas y asegurar iniciativas para retenerlas”. La periodista y experta en videojuegos ha apostado, además, por la importancia de contar con un departamento de diversidad en todas las grandes empresas.

El ocio y la brecha de género en la tecnología

Las expertas han querido destacar otro de los retos a los que se enfrentan las mujeres en el uso de la tecnología como es el ocio. “La tecnología debe respetar las diferencias y hay una barrera también con el entretenimiento”, ha apuntado Marina Amores.

Un aspecto que ha apoyado Lucila García Méndez, añadiendo que, según un informe de ClosinGap sobre ocio y brecha de género, “de media las mujeres tenemos una hora y media menos para nosotras mismas. Esto hace que no sólo sea un tema de acceso desde el punto de vista tecnológico, sino también de tiempo”.

Brecha de género y personas en situación de vulnerabilidad

Durante el encuentro también se ha analizado cómo esta brecha coincide con otros factores de vulnerabilidad como la discapacidad, la edad, el origen o la situación de pobreza. Como ha señalado Alberto Fernández, además de la brecha de género, en el desarrollo de tecnología se dan dificultades añadidas cuando se relaciona de forma transversal con otras cuestiones sociales.

Para María Pilar Rojas el uso de la tecnología es un reflejo de lo que pasa en la sociedad. Nos enfrentamos a una doble vulnerabilidad, la brecha de genero sumada a otros sesgos que están presentes en la sociedad. “Todos vemos las dificultades de los mayores, por ejemplo, para interactuar con bancos o la administración de justicia porque todo se ha digitalizado. Existe una brecha digital abismal que les supone una barrera para acceder a servicios esenciales”. “Las empresas que desarrollan tecnología deben estar muy vigilantes para incorporar todas estas casuísticas e incorporar en el diseño una perspectiva más amplia, más allá de la eficiencia y los costes”, ha añadido.

Sobre este mismo tema, Mari Satur Torre, gerente de la Fundación Cruz Roja Española, quien ha cerrado el encuentro, ha querido destacar que la cuestión de género “atraviesa de manera trasversal a todos los factores que aumentan el riesgo de exclusión social y que este desafío es especialmente preocupante, ya que la digitalización es esencial para la inclusión social y laboral”. La gerente ha afirmado que “es fundamental sensibilizar sobre estos temas y así poder definir estrategias que ayuden a prevenir esos daños y apoyen a los sectores vulnerables a través de la tecnología y desarrolladas con perspectiva de género”.

Este ha sido el quinto encuentro organizado por la Fundación Cruz Roja Española dentro del ciclo ‘Conversaciones Humanitarias generadoras de talento’. La Fundación dedica este año 2024 al tema ”Tecnología y Vulnerabilidad” con el objetivo de proporcionar conocimiento y sensibilizar sobre temas que son tendencia y plantean un desafío social.