
Videoconferencias: Las amas o las odias
- “¿Qué piensas, Jim? ¿Jim? ¿Estás ahí?"
- “¿Qué piensas, Jim? ¿Jim? ¿Estás ahí?"
Era solo cuestión de tiempo que alguien tomase las ideas de WannaCry y NotPetya y las usase para atacar a otras víctimas. El último ransomware, conocido como Bad Rabbit, se está distribuyendo a través de un archivo de instalación falso de Adobe Flash Player.
Más del 90 por ciento de los datos de los que disponemos hoy en día se han generado en los últimos dos años. Estamos rodeados. Hemos asumido que forman parte de nuestra vida de forma natural y en muchas ocasiones, no somos realmente conscientes de su alcance.
La combinación de nuestro mundo físico y digital es una característica definitoria del siglo XXI. A medida que Internet y los nuevos avances informáticos permiten hacer decenas de miles de millones de cosas que utilizamos diariamente, nos vamos percatando de cómo la tecnología se va adentrando en casi todos los aspectos de nuestra vida.
El valor de los datos ha ido evolucionando: empezó siendo un debate sobre tecnología y ahora ya es un imperativo para el negocio. Ninguna empresa puede sobrevivir en el entorno permanentemente activo sin tener acceso a datos. Por suerte, se puede conseguir una mayor resiliencia del negocio cuando se aprovechan las bases creadas por el equipo TI.
No existen dos niños iguales. Sin embargo, durante siglos, la enseñanza se ha enfocado de modo rutinario y estandarizado. Afortunadamente, la tecnología colaborativa está dando hoy a los profesores las herramientas que necesitaban para sacudir el viejo sistema y reinventar la educación.
La Inteligencia Artificial, IA, ha llegado a nuestras vidas para quedarse. Según los últimos datos, en 2035, la IA duplicará las tasas anuales de crecimiento económico en los países más desarrollados y mejorará la productividad laboral al menos un 40 por ciento.
Altitude Software, proveedor global de soluciones omnicanal para mejorar la experiencia de los clientes, defiende que estamos avanzando hacia un modelo en el que los procesos automáticos los realizarán las máquinas, y el valor añadido y la diferenciación de marca los aportarán las personas.
La transformación digital por la que atraviesan las empresas actuales tiene a muchos líderes bastante asustados. Todo el mundo conoce las historias en torno a disruptores como Uber y Airbnb, empresas que utilizaron software para crear nuevas experiencias de clientes y, en el proceso, están amenazando modelos de negocio arraigados. Algunos de esos negocios tradicionales creen que la disrupción es algo que hay que temer, y se resisten fuertemente.
Si preguntamos a cualquier persona qué es la Inteligencia Artificial, su cara, posiblemente, denote cierta confusión pero también afirme que es un concepto que conoce. Poco a poco se ha ido normalizando e integrando en nuestras conversaciones, pero, en muchas ocasiones, se desconoce realmente su significado y todo su alcance.
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