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Buen uso de la tecnología en menores

Buen uso de la tecnología en menores

La presencia de dispositivos conectados, más allá de los contextos laborales o de aprendizaje formal, es un hecho que envuelve lo cotidiano de casi todas las familias.

En tiempos de ocio, el uso de la tecnología genera riesgos para la seguridad y privacidad adicionales por ser entornos menos controlados desde el punto de vista de la seguridad y, donde la supervisión y el uso razonable entran en contradicción constante con prácticas abusivas que hemos normalizado peligrosamente en detrimento de tiempos de actividad física, ocio al aire libre, juego simbólico, lectura, etc. .

Hay cada vez más voces de alarma ante lo que algunos autores llaman el “secuestro” de la atención (recomiendo leer a James William en “Clics contra la humanidad: Libertad y resistencia en la era de la distracción tecnológica”). Nuestros hijos demandan cada vez más tiempo de exposición y consumo en pantalla con nefastas consecuencias para su desarrollo cognitivo y social, porque el tiempo destinado al consumo digital implica dejar de hacer otras cosas necesariamente, entre otras, dormir menos.

Algunos estudios describen una deriva muy preocupante desde el punto de vista educativo y parece que entra en contradicción con la experiencia que hemos consolidado en tiempo de pandemia acerca que la tecnología pasa a ser un gran aliado para dar continuidad al aprendizaje y al trabajo por medios telemáticos de un modo híbrido. No obstante, se reconoce en la tecnología un acelerador del cambio y la innovación necesarios, aunque sin un propósito bien definido y una buena capacitación del profesorado y del alumnado, lleven al fracaso.

Esta contradicción es solo aparente porque el problema no radica en el uso profesional y educativo de la tecnología, aunque haya muchos matices a esta afirmación, sino en los tiempos de ocio en los que la tecnología ofrece acceso a plataformas no supervisadas que no verifican la edad mínima legal de uso y en las que el producto es nuestra atención y la de nuestros hijos. El problema está en el contenido y lo vemos claramente para niños de corta edad, pero también el riesgo radica en que ese contenido es anzuelo para obtener datos con los que comerciar. Como dicen en el sector tecnológico, cuando el servicio es gratuito normalmente el producto eres tú.

¿Por dónde empezar y de qué forma en tiempo de vacaciones podemos ayudar a nuestros hijos a hacer un uso más razonable y menos abusivo de la tecnología? Os sugerimos algunas acciones:

1.    Cero tecnología en tiempo de ocio antes de los 6 años de edad. Hay suficiente evidencia para sostener esta afirmación y comprender que no hay ningún beneficio y sí muchos riesgos e incluso un impacto negativo en el desarrollo de los niños que usan tecnología desde temprana edad.

2.    Planificar el tiempo de uso de la tecnología. Para evitar que los niños le dediquen un tiempo excesivo al ocio digital, debemos establecer un equilibrio y fomentar otras actividades que ocupen su tiempo de ocio. Por ejemplo, mediante actividades que desarrollen su creatividad, el deporte o las relaciones sociales. Para controlar el tiempo, podemos recurrir a un contrato familiar que afecte no sólo a los niños, sino a todos los miembros de la familia, y también a dispositivos y software de control parental y de supervisión de nuestra Red Doméstica y el dispositivo de nuestros hijos.

3.    Conversar con nuestros hijos sobre su experiencia con la tecnología. Establecer tiempos en los que hablar sobre el uso que hacemos de la tecnología. Es claro que van a producirse situaciones problemáticas a las que tendremos que dar respuesta y ofrecer apoyo a nuestros hijos. Como nosotros, están aprendiendo a desenvolverse en este entorno digital con la diferencia que ellos no tienen nuestra experiencia previa sin el uso de la tecnología.

4.    No caer en la trampa de los juegos educativos digitales. Los términos “Juego educativo” y “digital”, sin mediación de un profesional, son términos casi contradictorios. Hay otras muchas opciones de juego que no son digitales que implican un verdadero beneficio para todos los que juegan. Si no se nos ocurren, razón de más para introducir la dramatización, el juego simbólico (hagamos un cohete con una caja de cartón), juguemos a enredos, construir lego o montar historias con muñecas o con playmobil, pintemos con acuarela, usemos arcilla moldeable, etc.

5.    Retirar los móviles de la mesa. En Navidad dedicamos mucho tiempo a compartir la mesa; a comidas de celebración que normalmente implican también tiempo de conversar y ponernos al día con nuestros familiares y amigos sin las prisas del tiempo ordinario. En estas situaciones si alejamos la tecnología de la interacción, incluso haciendo que no sea visible, favorecemos la interacción social y la atención plena en el tiempo presente.

En palabras de Michel Desmurget en su libro “La fábrica de cretinos digitales”, podemos establecer 3 conclusiones sobre el uso abusivo de tecnología que nos deben animar a comprometernos por llevar a cabo acciones educativas compensatorias:

●    El tiempo que dedican nuestros hijos a actividades digitales lúdicas, no sólo es excesivo sino que está creciendo a un ritmo cada vez más acelerado.

●    Los comportamientos de uso pueden cambiarse, pese a que se nos anime a veces a cierto derrotismo e indefensión, podemos y debemos actuar estableciendo límites claros y siendo coherentes con ellos también como adultos.

●    El impacto negativo a nivel cognitivo y para el desarrollo de los niños comienza mucho antes de lo que se había previsto y por ello se nos anima a 0 consumo digital en ocio antes de los 6 años y luego poner límites diarios y añadir supervisión.

Os animamos a ser proactivos y comenzar a poner en marcha algunas o todas las propuestas descritas e iniciar un proceso de reflexión para recuperar el control.

Miguel Ujeda Gálvez, Director de Innovación Mirasur School


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