Teletrabajo tras cinco años de la COVID
El mayor cambio que hemos visto en el mundo laboral desde la pandemia de la COVID es, sin duda, el aumento del teletrabajo. Debido al confinamiento, trabajar desde casa se ha convertido ahora en la norma para más personas que nunca.
Y hay muchas formas en las que esto ha beneficiado a la cultura laboral, desde un mejor equilibrio entre la vida laboral y personal para los empleados hasta la reducción de costes para las empresas que cerraron sus oficinas o se trasladaron a locales más pequeños. Sin embargo, uno de los mayores beneficios es cómo el trabajo flexible ha abierto mayores oportunidades para los empleados que antes podían haber tenido dificultades con un trabajo de oficina de 9 a 5.
Hay muchas razones por las que el trabajo a distancia puede convenir más a una persona en un momento determinado de su vida. Por ejemplo, tras tener un hijo, volver al trabajo puede ser difícil: trabajar desde casa añade un nivel de flexibilidad que antes rara vez estaba disponible, ya sea para dejar y recoger a los niños del colegio entre reuniones o simplemente para estar allí cuando tu hijo adolescente llega a casa. Para todos los padres, la posibilidad de pasar más tiempo en familia es inestimable, y yo, por mi parte, espero que no volvamos a las formas de trabajar anteriores a la pandemia.
Sin embargo, el equilibrio es crucial. El trabajo a distancia prolongado tiene algunos inconvenientes, principalmente en torno a la falta de contacto cara a cara entre los equipos. La innovación y el liderazgo se construyen a partir de reuniones en las que el personal se reúne; sentarse en una llamada de Zoom en silencio no promueve las mismas conexiones o ideas. Especialmente para los nuevos empleados, el trabajo a distancia permanente restringe la tutoría y la formación que solo tienen éxito en persona. Por lo tanto, un modelo de trabajo híbrido, en el que se da prioridad tanto al tiempo en la oficina como al tiempo en casa, se está convirtiendo, como era de esperar, en el enfoque preferido de la mayoría de las personas.
Desde una perspectiva operativa, la nube ha supuesto un punto de inflexión al permitir esta revolución. Aunque la tecnología ya estaba ganando impulso antes de la pandemia, la COVID ha sido una vez más un acelerador en su adopción, ya que su flexibilidad, escalabilidad y opcionalidad la hacen ideal para equipos que ya no están ubicados en las mismas instalaciones. Sin embargo, un gran poder conlleva una gran responsabilidad, y la nube no es una excepción. Para que el trabajo flexible prospere, los líderes empresariales deben dar prioridad a soluciones de seguridad herméticas para mantener seguros sus datos y aplicaciones en la nube, al tiempo que invierten tiempo y dinero en educar a sus empleados para evitar los riesgos cibernéticos, desde redes inseguras hasta ataques de phishing.
Richard Gadd, vicepresidente sénior y director general de EMEAI en Commvault
