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Tecnología con impacto social

Tecnología con impacto social

Tecnología con impacto social: el enfoque clave para las empresas del futuro

Por Jorge Zafra, director de Marketing para SAS en España y Portugal

 

Hoy en día tenemos la tendencia a asociar los términos “tecnología” e “innovación” con los actuales dispositivos, invenciones y otros avances del siglo XXI, y, sin embargo, no es nada nuevo que el ser humano busque crear y reinventarse para mejorar su calidad de vida. Si miramos al principio de nuestros tiempos, encontraremos que la humanidad ha buscado siempre emplear su ingenio para innovar y desarrollar nuevas estrategias que faciliten su existencia.

Nuestros antepasados crearon hace miles de años el primer lenguaje escrito, y, gracias a ellos, hoy somos capaces de preservar nuestra cultura, tradiciones y los pensamientos que aún continúan siendo los cimientos de nuestro progreso tecnológico. Desde entonces, hemos sido capaces de transformar digitalmente lo que hace milenios era expresado en piedra, y continuar con el legado de los hombres y mujeres que abrieron nuevos caminos. Aquellos no solo fueron pioneros en esta larga carrera que vivimos y llamamos “historia”, sino también en la forma en la que buscamos crear y favorecer el bienestar social.

El potencial de la tecnología traspasa fronteras

Actualmente sabemos que la tecnología es innovación, creatividad y transformación, y que, con el paso del tiempo, hemos aprendido a utilizarla para resolver los miles de problemas a los que nos enfrentamos como sociedad.

La inteligencia artificial (IA), el machine learning o, más recientemente, los grandes modelos de lenguaje, están siendo utilizados para superar los obstáculos y resolver problemas en sectores como el comercio, la logística, el transporte y otros más sociales como la salud, la educación u otros servicios públicos. Esto es lo que en SAS denominamos “Data4Good”, y que, de manera simplificada, se podría resumir como el uso de la analítica para ayudar a la humanidad. Algo de lo que estamos completamente orgullosos de liderar desde hace casi cinco décadas.

Esta iniciativa se engloba de manera más general dentro de la denominada “Innovación Responsable”, que unifica el concepto de la Innovación Social, el proceso de desarrollo y despliegue de soluciones eficaces a problemas sociales y medioambientales en apoyo del progreso, junto con el compromiso por el uso de la innovación de una manera ética, justa y sostenible.

En SAS esta innovación social y responsable se basa en el uso de la analítica avanzada y la inteligencia artificial, en múltiples campos, como el de la medicina y la salud. Un claro ejemplo es el caso del Hospital de São Francisco Xavier (HSFX) en Lisboa, con quienes colaboramos para desarrollar un modelo que integra y analiza datos de diversas fuentes basándose en herramientas de IA. Dicho modelo optimiza el diagnóstico precoz y la intervención de la sepsis neonatal, tratando a los bebés a tiempo y reduciendo las potenciales secuelas y llegando, en la mayoría de las ocasiones, a salvar la vida de estos recién nacidos.

Otro ejemplo viene de la mano del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que usa esta tecnología para la inclusión de las personas con estatus de refugiados. En este caso, el poder que brinda la analítica de datos en tiempo real permite administrar información de individuos de todas las edades para poder garantizarles el acceso a bienes y servicios, empleos o ayudas económicas. De hecho, hay organizaciones que ofrecen ayudas a familias sin hogar que están recurriendo a nuestros conocimientos para medir una serie de indicadores y proporcionar a estas familias la ayuda que merecen, ya sea alojamiento o formación.

Tampoco debemos olvidar a dos agentes clave a la hora de generar un impacto positivo a nivel social: las organizaciones gubernamentales y las administraciones públicas. Estas también están aprovechando la IA y analítica avanzada para mejorar los servicios al ciudadano, la seguridad y ciberseguridad, las predicciones y planificaciones de tendencias económicas, la identificación de irregularidades o las vulneraciones de derechos, entre muchas otras tareas. De hecho, el Gobierno de España ha impulsado la Agenda España Digital 2026, que busca utilizar la tecnología digital como una herramienta para abordar desafíos sociales, mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y promover el desarrollo sostenible en nuestro país.

En este contexto, en SAS colaboramos con el Ministerio de Justicia y su Oficina de Recuperación y Gestión de Activos, con el objetivo de ayudarles en los procesos de investigación patrimonial para el embargo y decomiso de bienes en cualquier parte del mundo que hayan sido sometidos a procesos de ocultación, transformación o blanqueo de capitales. También trabajamos en la lucha contra el fraude tributario con tecnologías como la analítica predictiva, el machine learning o el análisis de texto, siendo capaces de proporcionar un scoring predictivo que alerta a los inspectores de una posible actividad fraudulenta.  

La importancia de que las grandes compañías y multinacionales aprovechen el enorme potencial de su tecnología en beneficio social no debe de ser subestimada. Estas corporaciones poseen recursos, alcance global y conocimientos técnicos que les otorgan un inmenso poder y responsabilidad en la sociedad. En este sentido, la colaboración entre el sector privado y el público, orientada a la resolución de desafíos globales, puede dar lugar a avances significativos en áreas como la lucha contra el cambio climático, la erradicación de enfermedades, la educación accesible o la reducción de desigualdades. Cuando las empresas se comprometen a buscar el progreso, también fortalecen su reputación, además de fomentar la confianza del consumidor y conseguir un impacto positivo en sus resultados financieros a largo plazo y en su sostenibilidad como entidad.

Si de algo podemos estar seguros, es que la tecnología y la innovación han logrado ayudarnos a construir una sociedad mucho más interconectada, sostenible, productiva y capacitada para una mejor convivencia. Debido a nuestro carácter comunitario, hemos construido pequeñas y grandes civilizaciones para repartir entre nosotros millones de conocimientos que nos han ayudado continuamente a crecer en múltiples direcciones. Esta es una característica que aún mantenemos en nuestras vidas, y resulta evidente en aquellas organizaciones que día a día apuestan por un futuro donde todos podamos disfrutar de un mismo fin: el bien común.


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