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Biometría, defensa en el nuevo entorno laboral

Biometría, defensa en el nuevo entorno laboral

No hay duda de que la pandemia ha revolucionado por completo la concepción que teníamos todos respecto al fraude online.

De hecho, en nuestro país, un 55,3% de los internautas sufrió algún incidente relacionado con la ciberseguridad durante los primeros seis meses de la pandemia, según indica un análisis realizado por el Instituto Nacional de Ciberseguridad.

Sin embargo, con la llegada del trabajo en remoto, la exposición de la información sensible de la red corporativa es mucho mayor al trabajar desde un sitio donde no es la oficina. Esto provoca que el riesgo de sufrir un ciberataque también sea mucho más grande. En este sentido, la seguridad ha sido y sigue siendo, precisamente un aspecto clave a mejorar por parte de las empresas.

Un entorno laboral digital con nuevas amenazas y riesgos

Lejos del entorno controlado de la oficina, los empleados pierden sus estructuras tradicionales de apoyo y responsabilidad, lo que les hace automáticamente más vulnerables. Por ejemplo, una solicitud de verificación "urgente" hecha por correo electrónico o por teléfono puede no provenir de una fuente legítima. Mientras que, en una oficina, un empleado podría comprobarlo simplemente con su compañero, cuando se trabaja a distancia el proceso es mucho más arduo. Tomarse el tiempo de comprobar si alguien es quien dice ser es aún más difícil cuando te están presionando para que actúes rápidamente.

Por si fuera poco, tampoco hay protocolo de precaución establecido cuando las nuevas oficinas son nuestras habitaciones o una cafetería. Compartir un dispositivo con otros, o dejarlo desatendido incluso por un momento, podría dar a otros una amplia oportunidad de copiar la información del cliente de la pantalla.

Pero la cosa puede ponerse aún más difícil. No es de extrañar que, en épocas de dificultades y recesión económica, el fraude interno (o el cometido por los propios empleados) tienda a aumentar. Trabajar a distancia ofrece a quienes pueden estar bajo presión monetaria muchas más oportunidades de cometer fraude. Por ejemplo, un agente de un contact center que trabaje desde la mesa de su cocina puede copiar fácilmente la valiosa información personal identificable (PII) de un cliente o los datos de su tarjeta de crédito sin temor a ser descubierto por un compañero o supervisor. El agente puede utilizar esta información para cometer un fraude él mismo o venderla a estafadores profesionales, que se dirigen activamente a empleados vulnerables.

La biometría: un arma eficaz para combatir el fraude online

Aunque nunca habrá una solución milagrosa para combatir el fraude, las tecnologías basadas en la inteligencia artificial, como la biometría, podrían ofrecer una alternativa moderna y eficaz a los PIN y las contraseñas. Esto se debe a que no pueden ser comprometidas de la misma manera que los métodos de seguridad basados en el conocimiento.

Las tecnologías de biometría de voz utilizan sofisticados algoritmos para analizar muchas características diferentes de la voz, desde la pronunciación hasta el tamaño y la forma de las fosas nasales, para autenticar a un usuario. Dado que las voces humanas son tan únicas como una huella dactilar, esto evita que los cibercriminales suplanten la identidad a las personas online. Otra capa de protección, además de la biometría de la voz, es la biometría de comportamiento. Esta tecnología mide la forma en que una persona interactúa con un dispositivo, cómo teclea, cómo toca y cómo desliza o incluso cómo sostiene el teléfono, para averiguar si es quien dice ser. Al identificar automáticamente cuando se realizan llamadas fraudulentas, las tecnologías biométricas son una herramienta inestimable para ayudar a proteger a los clientes y agentes mientras realizan transacciones digitales.

En lo que respecta al trabajo a distancia, la biometría permite a las empresas aplicar un nuevo tipo de política en materia prevención. Al autenticar a los clientes basándose en quiénes son, en lugar de pedirles información personal, las empresas pueden reducir o incluso eliminar la información personal de los clientes que aparece en el escritorio de sus agentes. De hecho, las organizaciones que utilizan este tipo de tecnología ni siquiera necesitan dar a su personal de atención al cliente acceso a información confidencial como fechas de nacimiento, direcciones y respuestas a preguntas de seguridad.

Como resultado, hay una posibilidad significativamente menor de que los estafadores los engañen o sobornen para que lo compartan. Además, la tecnología biométrica también ayuda a transformar la vida laboral de los empleados, permitiéndoles centrarse en aquello para lo que fueron contratados: servir al cliente. Esto se traduce en un menor índice de absentismo laboral y una menor deserción, ya que los empleados que disfrutan de su trabajo son mucho menos propensos a renunciar.

La nueva era del fraude exige nuevas técnicas y estrategias para combatirlo. Las soluciones biométricas se perfilan como un arma clave en la lucha contra el fraude. Su capacidad para identificar a clientes, agentes y defraudadores por igual está ayudando a mantener a raya a los ciberdelincuentes y a garantizar que todas las conexiones remotas sean seguras. El hecho de que las organizaciones aún están evaluando el impacto total del teletrabajo, supone que es el momento idóneo para invertir en la prevención del fraude.

Por Simon Marchand, Chief Fraud Prevention Officer en Nuance


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