¿Cómo pueden competir las tecnológicas europeas contra EE.UU. y China en la nube?
La Presidencia francesa de la Unión Europea debe posicionar a los actores europea en el punto de mira, según este artículo firmado por el colectivo EUCLIDIA.
En relación a la cumbre organizada por la Presidencia francesa del Consejo de la Unión Europea (FPEU) sobre la soberanía digital europea los días 7 y 8 de febrero, la coalición EUCLIDIA (European Cloud Industrial Alliance) subraya que los activos tecnológicos e industriales de Europa en la nube son un corolario indispensable de la soberanía digital.
Según EUCLIDIA, y en contra de ideas preconcebidas, Europa ya cuenta con todo lo necesario para crear una autonomía estratégica y consolidar una ambición industrial europea capaz de competir con las ofertas cloud de los gigantes tecnológicos estadounidenses y chinos, siempre que no se ignore o debilite a los actores tecnológicos europeos.
La cumbre iniciada por la Presidencia francesa del Consejo de la UE con el objetivo de "crear la soberanía digital de Europa" es una primicia histórica que debe ser bienvenida: Durante mucho tiempo, el término "soberanía" ha sido tabú en la elaboración de las políticas públicas de la UE, a pesar de que se refiere a nuestra capacidad de decidir sobre nuestras propias normas y de controlar nuestro futuro. Por lo tanto, EUCLIDIA aplaude que legisladores europeos de alto nivel, políticos, académicos y representantes de startups y scaleups se hayan movilizado en torno a una cuestión tan fundamental, no solo para la seguridad de los datos de los ciudadanos europeos y la protección de nuestros activos económicos, en gran medida digitalizados, sino también para el futuro de la Industria 4.0 en nuestro continente y su competitividad.
Las tecnologías cloud sustentan la aceleración de la transformación digital de nuestras economías y sociedades. El control de Europa sobre la nube es, por tanto, la piedra angular de cualquier debate sobre la soberanía digital europea. La batalla comercial en este mercado crítico no ha hecho más que empezar. De los 53.000 millones de euros en 2020, se espera que el mercado cloud europeo alcance los 560.000 millones de euros en 2030, con una tasa media de crecimiento interanual superior al 25%. La nube, que probablemente creará unos 550.000 puestos de trabajo en los próximos años, es en realidad la suma de varios niveles tecnológicos, desde los segmentos de hardware (cables, data centers, servidores) hasta los bricks de software, que actualmente crean la mayor parte del valor económico, algo que pocas políticas públicas son aún capaces de integrar de forma integral.
La primera buena noticia, que no llama la atención bajo el nombre de la cumbre, es que no es necesario (re)construir la soberanía digital desde cero. Europa cuenta con un sólido patrimonio tecnológico y con actores que siguen siendo muy innovadores. Linux, la web, el ADSL, así como un gran número de tecnologías de software cloud (contenedores, la agregación de fuentes de información, tiendas de aplicaciones de servicios cloud, orquestación de bases de datos), se inventaron y se siguen inventando en Europa. En segundo lugar, a diferencia de otros sectores que dependen de materias primas que no están disponibles en la región, el software sólo depende del talento, y tenemos mucho en toda Europa, con sólidas bases académicas para las próximas generaciones.
Por lo tanto, nos equivocaríamos si creyéramos que Europa va a la zaga de los estadounidenses o los asiáticos, y que no tenemos más remedio que utilizar las tecnologías de software creadas por otros. De hecho, en Europa tenemos un ecosistema de PYMES efervescente que lleva dos décadas luchando, con inteligencia y determinación, por seguir siendo competitivas en unos mercados dominados por un puñado de actores estadounidenses, en una competencia cuestionable y reñida. Estas mismas empresas también se han beneficiado del generoso (y envidiable) apoyo público estadounidense y de la financiación del Departamento de Defensa de Estados Unidos. Ni que decir tiene que los actores tecnológicos europeos están excluidos de estas licitaciones. Mientras tanto, en Europa, a los actores de la UE no se les ofrece ningún tipo de acceso recíproco y privilegiado a las contrataciones públicas europeas, ya que hasta ahora no se ha aplicado nada parecido a una "Buy European Tech Act".
A pesar de no contar con "Airbus de la nube" ni proveedores equivalentes a las grandes tecnológicas en términos de tamaño o capitalización, el ecosistema industrial europeo cloud, formado por varios cientos de empresas, es perfectamente capaz de satisfacer la mayoría de las necesidades clave del mercado, tanto en relación al rendimiento, el precio, la seguridad o la protección de datos. Este ecosistema lleva incluso ventaja cuando se trata de dirigirse a los nativos cloud, o con relación al 5G virtualizado. Es precisamente este mensaje el que nuestros líderes políticos deberían expresar alto y claro en esta cumbre europea.
Lamentablemente, esta no es la narrativa que parece estar surgiendo. En lugar de extender la alfombra roja a actores no comunitarios, que abusan repetidamente de su posición de dominio, para hablar de la actual regulación europea de la competencia en los mercados digitales, ¿no podríamos dar la palabra a un actor europeo como Nextcloud? En lugar de dar voz a un operador cloud que importa su tecnología de EE.UU., ¿por qué no dar la palabra a uno de los muchos fabricantes europeos de la nube que, en cambio, exportan su tecnología a Asia, África y América? ¿No tenemos en Europa suficientes empresas basadas en tecnologías cloud europeas para materializar "una soberanía que respete nuestros valores"? ¿No podríamos aprender también mucho de los modelos de promoción tecnológica de Japón, Corea o India, sin depender exclusivamente de los académicos del otro lado del Atlántico?
En este contexto, es comprensible que temamos que la participación de algunas (escasas) empresas tecnológicas europeas sirva como excusa para la presencia de actores cuyo objetivo, de sobra conocido, es socavar cualquier intento de las autoridades europeas de regular el "far west" digital. El riesgo, por tanto, es que esta cumbre europea sirva para promover una soberanía parcial, o incluso ilusoria.
Es el momento de que los responsables europeos escuchen y valoren a las empresas tecnológicas de toda Europa, ya que esta es condición indispensable para una expansión sostenible, incluso más allá de las fronteras de la UE. Sin este apoyo proactivo para conquistar nuevos mercados, y sin una demostración clara de confianza, será imposible que la industria europea cloud compita en igualdad de condiciones con sus competidores. La Europa digital será débil, dependiente y testigo de la des-industrialización.
Firmado por EUCLIDIA:
Quentin ADAM, CEO, Clever Cloud
Ludovic DUBOST, CEO, XWiki SAS
Stéphane FERMIGIER, CEO, Abilian
Alain GARNIER, CEO, Jamespot
Frank KARLITSCHEK, CEO, Nextcloud
Yann LECHELLE, CEO, Scaleway
Jean-Paul SMETS, CEO, Rapid.Space