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El uso de herramientas de salud digital en las consultas de atención primaria aumenta en Europa

El uso de herramientas de salud digital en las consultas de atención primaria aumenta en Europa

El uso de herramientas tecnológicas enfocadas a la atención sanitaria gana peso en los centros de atención primaria.

Así lo concluye un nuevo estudio encargado por la Dirección General de Redes de Comunicación, Contenido y Tecnología (DG CONNECT) de la Comisión Europea y desarrollado por la spin-off de la UOC Open Evidence, RAND Europe,  y BDI Research. Este nuevo informe proporciona una instantánea sobre los impulsores y las barreras para el despliegue de las herramientas de salud digital (e-health) y, además, recoge la opinión de 5.793 médicos de cabecera de 27 países de la Unión Europea sobre el uso de estos recursos digitales en su práctica clínica.

La investigación, llevada a cabo entre enero y junio de 2018, toma el relevo del estudio publicado en el año 2013, también desarrollado por profesionales de Open Evidence, por lo que ofrece una evaluación comparativa del despliegue de estas tecnologías en toda Europa. El análisis indica que el uso de la historia clínica electrónica de salud ya se ha extendido en todos los países. El intercambio de información sobre salud ha aumentado, y ha alcanzado el 58 % en certificación de bajas médicas y el 43 % en transferencia de recetas farmacéuticas. También se ha incrementado el registro de datos personales de salud, en el que se ha observado un aumento del 13 % al 24 % en solicitud de citas médicas en línea y de un 13 % al 22 % en renovación de prescripciones. El uso de servicios de telemedicina también ha avanzado, pero, a día de hoy, se sigue manteniendo bajo.

«La e-health no es el futuro de la medicina, es el presente. Por eso mismo es necesario entender el estado actual de implantación de esta tecnología y cuál es la percepción de los profesionales sanitarios sobre la eficiencia, la eficacia y la accesibilidad de estas herramientas», argumenta Francisco Lupiáñez-Villanueva, autor principal del estudio, director de Open Evidence, y profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC. «Esta información resulta extremadamente valiosa tanto para mejorar las prácticas sanitarias como para desarrollar políticas públicas que permitan explotar todo el potencial de estos recursos», comenta Lupiáñez-Villanueva, cuyas investigaciones se han centrado en el impacto social, económico, cultural y político derivado de las tecnologías de la información y la comunicación.

Despliegue por países

El estudio de evaluación comparativa (benchmarking) concluye que en estos últimos cinco años, a grandes rasgos, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) aplicadas al sector sanitario han aumentado en los centros de atención primaria de toda Europa. Este incremento, sin embargo, varía según el país. Mientras que en estados como Dinamarca, Estonia, Finlandia, España, Suiza y Reino Unido, el uso de estas herramientas se ha convertido en una práctica rutinaria para los médicos de atención primaria, en lugares como Grecia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Rumanía y Eslovaquia, su uso aún no está tan extendido.

En términos generales, los datos apuntan a que la extensión de la salud digital es superior en los países con un sistema nacional de salud (NHS, por sus siglas en inglés) respecto a aquellos basados en seguros sociales o modelos de transición, y estos últimos son los que menos utilizan esta tecnología. De hecho, los cinco países con mayor uso de estos recursos son Reino Unido, España, Irlanda, Dinamarca y Estonia, que es el único estado con una alta implantación de los recursos de salud electrónicos y con un sistema de salud en transición.

«Venimos de una época de crisis y recesión, así que estos avances, aunque desiguales entre países, son de por sí una buena noticia», comenta Lupiáñez-Villanueva. La Comisión Europea, de hecho, establece en su Plan de acción sobre la salud digital para el periodo 2012-2020 «el uso de las TIC en productos, servicios y procesos de salud combinados con cambios organizativos en los sistemas de salud y nuevas habilidades, para mejorar la salud de los ciudadanos, la eficiencia y la productividad en la prestación de asistencia sanitaria, y el valor económico y social de la salud».

Actitudes entre los sanitarios

Las encuestas realizadas a los profesionales sanitarios también han permitido evaluar su percepción sobre el impacto de estos recursos de salud digital en su práctica clínica y las barreras que aún quedan por superar para su implantación. Los resultados indican que la mayoría de los médicos encuestados, que en este caso corresponde al 36 %, se muestran «realistas» ante la irrupción de estas tecnologías. Es decir, consideran igual de importante el impacto que las barreras. Le siguen un 27 % de profesionales que se muestran «entusiastas», para quienes las barreras resultan menos importantes; un 23 % de «indiferentes», quienes no muestran preocupación ni por el impacto ni por las barreras, y un 14 % de «reacios», para quienes las barreras superan los impactos.

Sobre este análisis de la percepción de los profesionales sanitarios, los investigadores destacan que, en comparación con el estudio desarrollado en 2013, la cifra de médicos que se muestran «indiferentes» ante la introducción de los recursos de salud digital ha disminuido de un 33 % a un 23 %. Paralelamente, el número de profesionales «entusiastas» ha crecido del 13 % al 27 %. Estas cifras apuntan a que cada vez más médicos de atención primaria se sienten «más positivos sobre los impulsores y menos negativos sobre las barreras» que conllevan estas nuevas tecnologías.

En este sentido, el estudio concluye que existe una amplia gama de factores que pueden impulsar o dificultar la adopción de estos recursos en la práctica clínica. Entre estos destacan los factores individuales (capacidad de los profesionales para trabajar con tecnologías de salud digital, su propia percepción de estos recursos, motivaciones e incentivos para utilizarlos en su rutina de trabajo, entre otros) y aquellos factores estructurales (disponibilidad de presupuesto de las organizaciones, sistema de soporte y políticas de apoyo).

«La encuesta también muestra que, si bien es cierto que los profesionales sanitarios son conscientes del impacto beneficioso que estas herramientas digitales pueden tener sobre su práctica, también sigue habiendo cierto escepticismo debido a la distancia entre las expectativas y la realidad. Este tipo de estudios puede facilitar la mejora en el diseño, la planificación y la evaluación de políticas digitales en los sistemas de salud. Y esta no es necesariamente una mala noticia, ya que a partir de estos resultados podemos estudiar cómo mejorar la implantación de los recursos de e-health», añade Lupiáñez. «Hay que tener en cuenta que cualquier cambio tecnológico implica un cambio en la manera de trabajar. Así que estos datos nos indican que, más allá de implementar cambios tecnológicos, también es necesario promover políticas de apoyo y formación para que los profesionales sanitarios puedan integrar con éxito estos recursos en su práctica clínica», reflexiona el director de Open Evidence.


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