Internet de las Cosas: cuando la realidad supera la ficción
Desde que Internet irrumpiese en escena, hace ya varias décadas, la red de redes ha transformado la vida de millones de personas, modificando desde nuestros hábitos hasta nuestras formas de interactuar con las personas y el mundo que nos rodea. Primero fueron los ordenadores, seguidos por los teléfonos móviles y posteriormente por los smartphones, que nos permiten llevar internet en el bolsillo del pantalón.
Si conectamos a internet la mayor parte de los objetos que nos rodean, desde la nevera hasta las farolas, pasando incluso por nuestro propio cuerpo, que con un chip le indique al médico cuando tienes un valor preocupante, estaremos hablando de una de las revoluciones digitales más importantes de la historia.
El internet de las cosas o IoT (por sus siglas en inglés) busca conectar el máximo de objetos posibles entre ellos y con las personas, compartiendo información a tiempo real para que los datos que recibamos sean útiles y aprovechables. Uno de los ejemplos más cercanos en nuestra vida diaria es tener conectado el móvil a los electrodomésticos para iniciar ciertas tareas como activar la lavadora a distancia en el momento de menor coste de la electricidad. Este fenómeno a gran escala crearía las llamadas Smart Cities o ciudades inteligentes.
Aunque aún lejos de los países que encabezan las listas de inversión en IoT, en España también se ha comenzado a apostar por este tipo de proyectos, cuyo gasto se estima para este año por encima de los 13.000 millones de euros. Los sectores que ya están poniendo en marcha este tipo de tecnologías dentro de nuestro país son automoción, energía, logística telecomunicaciones y electrodomésticos. En logística, por ejemplo ya se implantan chips en las cargas para agilizar la verificación de inventarios. En automoción, ya utilizamos el procesamiento de datos en tiempo real para ofrecer rutas alternativas de acuerdo al tráfico.
El objetivo de estos proyectos, como en el caso de todos los avances tecnológicos, es facilitar la vida de quienes los utilizamos y, en una mayor escala, conseguir la creación de las Smart Cities antes mencionadas. Ciudades inteligentes que emplean las tecnologías de la información para garantizar la sostenibilidad, mejorar su eficiencia y reducir su impacto medioambiental. En este sentido, Barcelona, Zaragoza, Málaga, Logroño, Sevilla, Santander y Valencia, lideran el ranking de Smart Cities en España.
Actualmente la tecnología cuenta con las herramientas necesarias para el desarrollo e implementación avanzada del IoT en la gran mayoría de objetos que nos rodean. Sin embargo, el trecho que nos separa de este futuro son las dificultades que encuentran las empresas para desarrollar o poner en marcha estas tecnologías, como son la inversión, los avances éticos y legales que los regulen y la aceptación de los usuarios. Aunque los costes para el desarrollo del IoT han bajado considerablemente en los últimos años, la inversión aún es alta para muchos negocios. Por otra parte, la aceptación de los usuarios es menor de la esperada porque sigue habiendo reticencia en el uso de datos personales por parte de las empresas.
En esta misma línea, hay que tomar en cuenta que hoy en día la tecnología va a un ritmo mayor que el de la propia sociedad. Un ejemplo claro es el de los coches autónomos dentro del sector de la automoción, donde ya poseen la tecnología necesaria para que los automóviles circulen sin conductor pero son las ciudades y la sociedad las que aún no están preparadas para su incorporación, tanto a nivel organizativo como en cuestiones éticas. Los coches van a seguir las pautas que les indiquemos, pero aún existen conflictos para determinar, por ejemplo, cómo programar una máquina para que sepa quién debe ser el afectado en caso de una colisión insalvable.
Los avances del IoT también suponen grandes cambios para la demanda laboral de las empresas. Desde hace ya algunos años, hemos podido observar el crecimiento vertiginoso de los perfiles IT, debido en gran parte a la necesidad de adaptación de la era digital. Con la implementación del IoT a electrodomésticos, coches y ciudades, se espera que la demanda de este tipo de perfiles se multiplique incluso aún más. En la actualidad, son las empresas de telefonía, por sus elevadas inversiones en este campo, las que agrupan a un número mayor de profesionales del ámbito tecnológico.
Para poder conectar objetos, personas o animales con internet es necesario primero crear un sistema que permita la recepción de datos de este objeto, la conexión a internet, el envío de información y en muchos casos la opción de poder controlar ese objeto desde otro punto físico. Por este motivo, algunos de los perfiles con más demanda en este campo son los Arquitectos de Desarrollo y Sistemas. Para poder realizar el análisis de los datos obtenidos y construir modelos predictivos de comportamiento, se requiere de Data scientist y Data Analyst. La estrecha relación que guarda el IoT con el big data hace que los Data scientist también encabecen la lista de las posiciones con mayor demanda.
Por otro lado, si todos los objetos están conectados a internet, hay que tener en cuenta que todo puede ser hackeado, desde los pequeños electrodomésticos hasta las grandes maquinarias industriales. La conexión a internet y la ciberseguridad van siempre de la mano. Es así como también aumenta la demanda de perfiles expertos en ciberseguridad, como el Data Protection Officer o Delegado en Protección de Datos o los Consultores de Hacking-Ético.
Pensando en un futuro muy cercano, donde cada vez estamos más interconectados a nuestro entorno, es una realidad que el mundo está cambiando drásticamente y que siguen existiendo grandes vacíos legales en lo que al mundo tecnológico respecta. No es descabellado plantearse que el avance inminente del internet de las cosas va a requerir de un nuevo marco legal. La misma comisión Europea en competencias digitales considera a los abogados especializados en ciberseguridad como una de las posiciones con mayor demanda en los próximos años.
Sea cual sea la realidad que nos depara el futuro, lo que parece ser claro es que vendrá determinada por el gran impacto en nuestra sociedad de la tecnología con el que, lo queramos o no, tendremos que acostumbrarnos a vivir. Quizás, no dentro de tanto, Black Mirror, Ex Machina o Minority Report dejen de formar parte del género de la ciencia ficción para retratar la realidad de nuestro día a día.
Ignacio Reyero del Rey
Manager de la División de IT de ECB Engineering Firm
Por Ignacio Reyero