Panasonic se une al mal momento de las tecnológicas japonesas
Uno de los escándalos del verano en el sector tecnológico mundial lo protagonizaba Toshiba, al conocerse sus prácticas contables irregulares. Era el colofón más agrio para un período de vacas flacas en la compañía, pero no es la única gran empresa japonesa de tecnología que se ha venido abajo en los últimos tiempos, como ha ocurrido con el caso de Sony. Pues bien, ahora parece que le toca el turno a Panasonic.
La compañía nipona, con buena parte de su negocio tradicional basado en la fabricación de baterías de litio para móviles de baja gama y cámaras fotográficas digitales (de las que también es fabricante), está sufriendo las consecuencias del avance de la tecnología, con el mercado de los smartphones imponiéndose y arrinconando cada vez más a los dos segmentos mencionados.
Lo de que los teléfonos inteligentes aplasten a los viejos móviles no necesita explicación a estas alturas. Lo de que en la fotografía también se prefieran los smartphones a las cámaras digitales tiene más bien que ver con cuestiones de afición de la gente hacia el arte de retratar tomando imágenes; digamos que la fotografía de cierto nivel (aunque sea aficionado) tiende a volver a acercarse al menor éxito de mercado de la fotografía analógica, mientras la nueva rutina de tomar fotos constantemente como quien manda un Whatsapp se queda relegada mayoritariamente al uso del móvil, como es lógico.
En este escenario, Panasonic ha comprobado que la fabricación de baterías de litio para los dispositivos damnificados por el mercado ya no le sale rentable, y abandonará la producción de las mismas. Esto acarreará el despido de 1.300 empleados de su fábrica de Beijing.
Un portavoz de Panasonic ha confirmado que “el mercado global para estos productos se ha ido reduciendo”, lo que no impide que otra de las causas de que la compañía se haya visto afectada y empujada a esta decisión sea que su principal cliente, Nokia, vendiera su unidad de móviles a Microsoft.
