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Edificios históricos y conectividad

Edificios históricos y conectividad

Edificios históricos y conectividad: ¿preparados para los retos digitales del siglo XXI?

Flavio Calzaretta, Channel Manager Snom Iberia

 

La conectividad de red es la base de cualquier negocio moderno. En la era del teletrabajo híbrido, la nube y la digitalización, la conectividad de red es un pilar esencial para cualquier empresa. Desde las plataformas de colaboración hasta la telefonía IP, la mayoría de los procesos diarios dependen de una red estable y fiable. Sin embargo, un número importante de compañías en España se enfrenta a una realidad incómoda: operar en edificios históricos, de construcción antigua o rehabilitada, donde conseguir una conexión estable y eficiente se convierte en un desafío cotidiano.

Estos edificios no fueron diseñados para soportar estas tecnologías, pues hablamos de construcciones con muros gruesos, materiales poco compatibles con las ondas inalámbricas o cableados obsoletos. Estas características condicionan el rendimiento de la red, que puede verse gravemente afectado.

Este desafío afecta a más empresas de las que parece en España. Según el Catastro, una parte significativa del parque inmobiliario urbano español fue construido antes de los años 80, y muchos edificios emblemáticos, tales como antiguos palacetes, conventos o fábricas rehabilitadas, se han integrado en el tejido empresarial. A menudo ubicados en el centro de las ciudades, ofrecen localizaciones privilegiadas pero también importantes obstáculos técnicos. La dificultad para instalar redes de forma eficaz es uno de ellos. 

El patrimonio, ¿una barrera digital?

Evidentemente, los arquitectos de antes del siglo XXI no contemplaban en sus diseños la posibilidad de redes inalámbricas. Su prioridad era mantener un buen aislamiento del frío y del calor, lo que ha dado lugar a edificios con muros gruesos, muchas veces de piedra, que dificultan la conectividad Wi-Fi y móvil, además de instalaciones eléctricas y de red completamente obsoletas. A esto se suman las limitaciones normativas para conservar el valor arquitectónico, lo que complica aún más la realización de obras que permitan modernizar la infraestructura de red. Incluso en oficinas más modernas, los materiales empleados, como el vidrio de alta eficiencia energética, pueden bloquear las señales móviles. Todo ello complica la instalación y mantenimiento de una conexión inalámbrica estable.

No siempre es fácil saber qué sistema se adapta mejor al edificio antiguo en el que se ubica tu oficina, o qué partes de la red necesitan una actualización. Puede que la conexión funcione, pero no de forma óptima. El resultado son puntos muertas en la oficina, cortes intermitentes en las videollamadas, conexiones inestables y una sensación constante de “ir un paso por detrás” en materia digital.

Estas situaciones son un buen punto de partida para realizar una auditoría efectiva sobre la cobertura y estabilidad de la red inalámbrica. Entender los retos de comunicación a los que se enfrenta la compañía proporcionará las claves para solucionarlos. Por ejemplo, el personal que interactúa con clientes necesita una conexión que vaya más allá del “aceptable”, para garantizar un servicio excelente. O tal vez se den situaciones en las que varias personas realizan llamadas simultáneamente y se necesite aumentar el ancho de banda disponible.

Tecnología sin cables… ni obras

Una vez identificados los problemas, llega el momento de actuar, pero hay que tener en cuenta que, para muchas empresas, hacer una reforma estructural en edificios protegidos no es una opción. Puede parecer complicado en un primer momento, pero las soluciones inalámbricas se posicionan como la alternativa más eficiente y menos invasiva. De hecho, tecnologías actuales como las comunicaciones basadas en cloud no requieren añadir más cables, ni necesitan personal técnico in situ para su instalación. Conectar los dispositivos y configurar el software de forma remota permite actualizar o instalar las comunicaciones de una oficina de manera sencilla, rápida y eficiente.

Soluciones como DECT (Telecomunicaciones Inalámbricas Mejoradas Digitalmente) permiten contar con teléfonos inalámbricos que pueden funcionar en varias plantas, lo cual resulta muy útil en oficinas grandes. Las estaciones base DECT se conectan a la red para recibir toda la información necesaria desde el sistema de telefonía, ya esté alojado en la nube o en las propias instalaciones, y se emparejan con los terminales. Si se detecta una zona sin cobertura, puede ajustarse la base o ampliar el alcance añadiendo una base adicional.

Preparase para el futuro

Nadie puede predecir con certeza dónde estará una empresa dentro de cinco años. Es posible que el negocio crezca, que deba reestructurarse o que se precisen cambios de oficina. Quizá más empleados regresen al trabajo presencial y se necesiten más dispositivos para darles soporte. También puede darse el caso de que, como es natural, la tecnología evolucione con nuevas versiones y herramientas más avanzadas. En un contexto de evolución constante, la conectividad también debe prepararse para lo que viene, pues los negocios siempre demandan infraestructuras ágiles y escalables.

Sea cual sea el caso, un buen primer paso es comprobar la calidad de la conexión de red y asegurarte de contar con las soluciones adecuadas para lograr una comunicación estable y fiable, evitando así los puntos muertos. Soluciones como las estaciones base inalámbricas y los terminales inalámbricos ayudan a las empresas a cubrir sus necesidades actuales. Porque conservar el pasado no debe ser un freno para construir el futuro digital, propuestas de conectividad eficientes, inalámbricas, configurables y adaptadas a las particularidades de cada espacio son ya un requisito para las organizaciones que operan desde edificios históricos.


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