Gestión de los datos con IA de confianza
El futuro de la gestión de la información dependerá de la IA de confianza
Sandy Ono, Vicepresidenta Ejecutiva y Directora de Marketing de OpenText
La confianza en los negocios, al igual que en el plano personal, es vital a la hora de establecer solidas relaciones con los clientes, partners y empleados. Tanto en las relaciones personales como en las transacciones comerciales, la confianza es la base en la que se construyen unos vínculos firmes, una cooperación segura y el respeto mutuo, creando los pilares de una relación estable.
La ola de disrupción actual impulsada por tecnologías avanzadas como la IA pone de manifiesto la importancia de la adopción de soluciones de confianza. Si queremos beneficiarnos realmente de las numerosas ventajas que promete la IA, debemos confiar en las herramientas que utilizamos y en los datos que la alimentan.
Entonces, ¿podemos llegar a decir que la gestión de la información es un requisito previo para la IA? La respuesta es sí. Con la democratización de esta tecnología, el conocimiento ha entrado en una nueva etapa. La automatización de los flujos de información en tiempo real puede ayudar a crear conjuntos de datos íntegros, precisos y seguros que alimenten la IA. Las interfaces de asistente de chat basadas en instrucciones transformarán la forma en que se busca y recupera el conocimiento en organizaciones sin importar el tamaño de estas.
A medida que esta transformación digital avanza, los grandes modelos de lenguaje (LLM) crecerán de forma vertiginosa y serán específicos de cada dominio. ¿Qué significa esto? Pues que la eficacia de los resultados dependerá de si podemos confiar en nuestros propios datos para tomar decisiones autónomas. Ahora, no se debate solo sobre las cuestiones éticas de la IA, sino que, para la mayoría de las compañías, la cuestión se centra en la correcta gobernanza de la información para equilibrar riesgos, beneficios y nuevas formas de trabajar.
Por todo ello, para conseguir una IA fiable, es imperativo establecer una estrategia de datos en la nube. Esto facilita la base necesaria para respaldar la IA en toda la organización, y determina las aplicaciones, repositorios de datos e infraestructura en la nube para alojar nuestra IA. Por otro lado, como la información con la que alimentamos la IA debe ser precisa, segura, integra, conforme a las normativas y en tiempo real, debemos organizar los flujos de datos de forma que favorezcan el aprendizaje iterativo. Hay que determinar los permisos adecuados y el acceso a la información de origen, tanto para validar los resultados como para garantizar que se aplican las normas de privacidad adecuadas.
Y en este proceso, también debemos determinar qué decisiones debe tomar la IA de forma autónoma y cuáles no. Es decir, cuánto trabajo queremos que hagan las máquinas y cuánto los humanos. Los directivos tendrán la tarea de trazar la línea y aplicar la lógica humana. Establecer estos parámetros será clave para generar confianza en la IA.
Está claro que los datos fiables son esenciales para el éxito de la IA, pero no termina ahí. La IA generará y hará visible un reflejo de la información organizativa del que se ha alimentado y, en esencia somos lo que la IA dice que somos. Por ello, las organizaciones deben tener en cuenta lo proyectan cuando la IA procesa esos datos: ¿cuál será la imagen de una organización que la IA mostrará al mundo? ¿Refleja los valores, la cultura, y las prioridades organizacionales que se pretenden?
Como compañía, la confianza y el buen gobierno de los datos son clave para el funcionamiento de nuestras soluciones impulsadas por IA. La adopción de una mentalidad AI-first establece que nuestras políticas de gobernanza tendrán que evolucionar con el fin de abarcar nuevos protocolos y estándares para interactuar con los LLM, de modo que todos podamos aprovechar con confianza la IA para impulsar decisiones sólidas e innovación.
Que la IA multiplicará el potencial humano, no es una conjetura es un hecho. Ahora estamos automatizando flujos de trabajo y obteniendo información, pero aún queda mucho por hacer. Con confianza y datos, las personas pueden aumentar la creatividad y la eficiencia. Desde los cálculos hasta el soporte y la automatización de decisiones, la inteligencia artificial general nos permitirá a todos ser más inteligentes y ser mucho más creativos.
