El futuro impuesto de sociedades para las grandes multinacionales tecnológicas
El pasado viernes 8 de octubre, 136 países llegaron a un acuerdo para poner en marcha, a partir del año 2023, un impuesto de sociedades del 15 por ciento a nivel mundial para limitar la optimización fiscal de las grandes multinacionales y la rivalidad entre países por sus impuestos. Este anuncio histórico tiene importantes implicaciones para los gigantes tecnológicos mundiales.
La medida se basará en dos pilares. Uno consiste en el mencionado tipo impositivo mínimo del 15% para las empresas con más de 750 millones de euros anuales de facturación. El otro pilar pretende que los ingresos abonados por las grandes empresas lleguen a los países donde obtienen sus ingresos y no donde tienen su sede social, limitando así las polémicas prácticas de optimización fiscal. Esto se aplicará a las multinacionales cuya facturación mundial supere los 20.000 millones de euros y cuya rentabilidad sea superior al 10%. Se gravarán así el 25% de los beneficios en este apartado.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE, explicó que con estas medidas "redistribuirá a países de todo el mundo más de 125.000 millones de dólares en beneficios de unas 100 de las multinacionales más grandes y rentables del mundo".
Todos los países de la OCDE, así como todos los del G20, y también toda la Unión Europea, ha dado el visto bueno a la medida. Esto inclye a Irlanda, lo cual resulta trascendental para el sector tecnológico, ya que Dublín acoge las sedes europeas de los gigantes norteamericanos de internet como Facebook, Google, Amazon o Apple, devido a que tiene uno de los impuestos de sociedades más bajo del mundo, en el 12,5%.
El acuerdo fue aplaudido por el CCIA, un grupo de presión que reúne a los gigantes de la tecnología de Estados Unidos, y que se declaró satisfecho por "la obligación clara de retirar todas las medidas de gravamen a los servicios digitales" y por "el compromiso de no introducir esas medidas en el futuro".
El vicepresidente de Facebook, Nick Clegg, también sostuvo que la red social estaba "feliz de constatar la emergencia de un consenso", pese a que esto "podría significar pagar más impuestos en diferentes lugares".