Las razones por las que aún no se puede crear un sistema de voto informático fiable
Tras mostrar la semana pasada los riesgos para la ciberseguridad del voto por correo, tratamos hoy los motivos por los que un método totalmente online en procesos electorales sigue aún si existir en España.
Agendar las elecciones para el 23 de julio es una decisión que ha supuesto un descontento generalizado. El hecho de que se vayan a celebrar en pleno verano y pille a muchos de vacaciones, ha llevado a los votantes a cuestionarse, entre otras cosas, por qué todavía no podemos votar online.
La posibilidad de digitalizar los trámites y los avances tecnológicos hace pensar a muchos que se debería implantar este sistema de votación. Sin embargo, no es algo tan simple y existen una serie de riesgos que pueden atentar contra la seguridad, la transparencia o la privacidad de los votantes.
Países como Estonia disponen de un sistema de votación online desde hace años, pero, para que se pueda implementar en España, "primero de todo es necesario llevar a cabo una inversión económica para disponer de un sistema informático apto y preparado", aclara Jordi Navarro, portavoz del centro Deusto Formación, especializado en formaciones de carácter tecnológicas y empresariales. Y aunque se lleve a cabo esta inversión, "es posible que haya importantes riesgos en materia de seguridad, como los ciberataques informáticos o los fraudes electorales", añade Navarro. Esta es la razón por la que se ha abierto un debate sobre si realmente vale la pena o no realizar este gasto.
Aquellos que defienden la necesidad de un voto online se apoyan en argumentos como la comodidad o la accesibilidad. La imposibilidad para desplazarse hasta el colegio electoral es un inconveniente tanto para los votantes como para los candidatos, que pueden estar perdiendo votos. A esto cabe sumar un "componente clave en materia de sostenibilidad: el ahorro de recursos como el papel, que termina significando también un gran ahorro en costes", según afirma Leticia García, responsable editorial de la escuela digital tecnológica Tokio School. Además, votar online no supondría solamente un ahorro económico y de recursos, sino también de tiempo, ya que el recuento de votos o la entrega de resultados sería automática y por ende, más eficiente.
La utopía del voto online
Pese a las ventajas que podría conllevar este sistema de votación, a día de hoy los profesionales no terminan de ver del todo claro la digitalización de este proceso y las razones para no hacerlo son "importantes, ya que tienen presentes conceptos como la seguridad de los votantes o la transparencia de los procedimientos", aclara Jordi Navarro. Los profesionales de la escuela tecnológica Tokio School y del centro de formación continua Deusto Formación exponen algunos de los inconvenientes de un sistema de voto online:
• Poca privacidad: los datos necesarios para llevar a cabo este trámite son sensibles y personales, hecho que puede llevar a muchos a desconfiar del proceso y preocuparse por su privacidad y por un posible uso indebido de sus datos.
• Posible falta de seguridad: tal y como se ha mencionado anteriormente, si se digitaliza un proceso, se corre el riesgo de que haya ataques cibernéticos y fraudes con tal de decantar los votos hacia un partido u otro. "Esto implicaría un claro atentado contra la democracia, por lo que, hasta que no se garantice la existencia de un voto online 100% seguro, este sistema es poco viable", afirma Leticia García.
• Desigualdad de acceso digital: si bien muchos defienden una mayor accesibilidad con el voto online, la realidad es que muchas personas podrían quedarse fuera debido a la falta de recursos tecnológicos o la falta de alfabetización. Es cierto que, para aquellas personas con problemas para desplazarse al colegio electoral, sería una gran ventaja pero mientras no dispongamos todos del mismo acceso, el voto online se sigue manteniendo como una propuesta poco igualitaria.