Edge computing en los centros de datos
Para que el Edge sea efectivo y permita una menor latencia y la optimización del ancho de banda, hay que solventar primero retos de estandarización, seguridad, gestión remota o velocidad.
El término Edge Computing está de actualidad, y no es para menos. Este término de computación permite que los datos que se producen en los dispositivos, sistemas o redes, se recojan y procesen más cerca del punto donde se van a usar debido a una arquitectura y técnicas que combinan los beneficios de la nube con el procesamiento local en los denominados Edge Data Centers. Aplicando esta filosofía, los escenarios empresariales e industriales ganan en autonomía y rapidez, y reducen otros aspectos como la latencia y el coste de las comunicaciones, atributos muy interesantes en determinadas áreas o sectores, como es la red de energía y los centros de datos.
Con esta tecnología, las organizaciones pueden crear pequeños centros de datos – conocidos como Edge Data Centers o Micro Data Centers – a nivel local en la nube, gracias a los cuales las funciones de recogida y control de los datos, así como el almacenamiento de los mismos, están más cerca del dispositivo y usuario final, con los beneficios que eso conlleva. De hecho, según un estudio de Gartner, 1 de cada 4 empresas globales (25%) mejorará el rendimiento de sus data centers en 2021 con alguna aplicación de Edge Computing, lo que denota que se trata de una tendencia al alza.
No obstante, la aplicación y uso del Edge trae consigo una serie de retos en materia de estandarización, seguridad (tanto física como lógica), gestión remota, eficiencia energética, velocidad y facilidad de despliegue que hay que solventar para que sea realmente efectivo:
• Para gestionar la infraestructura física en los espacios de Edge Computing, las organizaciones necesitan seguir un enfoque basado en la estandarización y la modularidad. Esto asegura una fiabilidad y disponibilidad constante al mismo tiempo que proporciona un sistema preparado para el futuro. También reduce la complejidad del sistema en aspectos como el número y la ubicación de repuestos para la infraestructura.
• La infraestructura requiere un alto nivel de seguridad física y la gestión en remoto es necesaria, no opcional. El Edge se puede implementar en sitios pequeños, remotos y/o de difícil acceso por parte de técnicos capacitados, lugares no especialmente preparados para alojar un centro de datos. Adicionalmente, la mayoría requiere un manejo estricto de datos. Por ello, extremar las precauciones en cuestión de seguridad física es fundamental, así como establecer opciones y protocolos para la telegestión, de manera que la protección esté garantizada y se pueda dar respuesta a las necesidades en remoto, sin necesidad de presencia local. En este sentido, es vital contar con un sistema integral de control y gestión de todos los elementos que conforman la solución de Edge Computing y potenciar la ciberseguridad en la transmisión de datos, que permita asegurar su confidencialidad e integridad.
• La velocidad y la facilidad de implementación son fundamentales para administrar los costes y garantizar la agilidad de las operaciones de negocio. Aquí se incluyen aspectos como las pruebas previas que sea necesario realizar y la puesta en marcha eficiente del sistema. De forma general, un Edge Micro Data Center puede ser completamente ensamblado y testado en las instalaciones del fabricante previamente a su implantación, reduciendo considerablemente los plazos, riesgos y recursos necesarios para la puesta en marcha de la infraestructura Edge.
“Para que el Edge Computing y los data centers formen una verdadera alianza en el tratamiento de la información, aspectos como las restricciones de espacio, los problemas de latencia, el ancho de banda, la intensidad de los datos o los requerimientos predeterminados del presupuesto se tienen que tener muy en cuenta”, explica Juan Manuel López, responsable de ventas del segmento Data Centers de Eaton Iberia. “La filosofía del Edge permite gestionar los datos sin tener que utilizar o enviarlos a los grandes centros de datos, pero no nos podemos olvidar de que esta nueva forma de gestionar la economía digital también ha de ser sostenible: todo ha de estar alimentado por energías renovables para aportar energía limpia y aprovechar los SAIs para garantizar el suministro energético y la eficiencia en el procesamiento – y, por ende, el funcionamiento de la infraestructura y aplicaciones –”, añade.
Menor latencia y ancho de banda optimizado, los mayores beneficios
A pesar de los retos, la implantación del Edge Computing está en auge – y es una tendencia a futuro, sobre todo debido al desarrollo del 5G – por la cantidad de beneficios que trae consigo. La idea de una proliferación de diferentes micro/mini centros de datos a nivel local es ya una realidad.
Puesto que tanto el almacenamiento como la gestión de la información se realiza más cerca geográficamente hablando, problemas como la alta latencia, el elevado coste del ancho de banda por la ingente cantidad de usuarios y dispositivos conectados que demandan una constante y rápida transmisión de los datos, y la soberanía y gobierno de los mismos quedan solventados. El Edge Computing se convierte así en un enlace para el intercambio de datos que permite gestionar más y mejor el funcionamiento de los centros y las necesidades de los dispositivos y usuarios finales.
“Cada vez se utilizan más aplicaciones, se ven más vídeos o se envían y reciben más documentos, tanto a nivel personal como empresarial. Esto hace que los centros de datos requieran de un mayor ancho de banda y de un alto nivel de procesamiento para poder ejercer su actividad. El Edge Computing llega, precisamente, para resolver estos problemas, permitiendo una reducción del tiempo de latencia, optimizando el ancho de banda, mejorando la disponibilidad del contenido, automatizando determinados procesos y permitiendo un control y análisis de los datos en tiempo real”, añade el responsable de Eaton.