Balance del teletrabajo tras el confinamiento
Tras haber mostrado varios estudios acerca de la nueva era del teletrabajo propiciada inevitablemente por la desgraciada llegada de la pandemia, toca hacer las últimas valoraciones del mismo una vez hemos entrado en la llamada nueva normalidad.
Sin duda, la COVID-19 ha generado una situación de incertidumbre en las organizaciones, tanto económicas como operativas. Las empresas tienen la posibilidad de convertir la crisis de la COVID-19 en una oportunidad de negocio acelerando la aplicación de nuevas estrategias de transformación digital e impulsando conductas permanentes en el consumo y la entrega de productos y servicios informáticos. Es la principal conclusión de la nueva mesa redonda virtual que IDC Research España ha organizado con la colaboración de T-Systems y en la que Isabel Tovar, analista de IDC, ha confirmado que la mayoría de las empresas en España han adoptado políticas de teletrabajo, bien porque ya se disponía de cierta política al respecto o bien por la propia necesidad de garantizar la continuidad de negocio en aquellas industrias en las que ha sido posible, como reconocen el 52% de las empresas consultadas.
El impacto en las ventas, la rotura de la cadena de suministro y las dificultades para el trabajo en remoto han sido la tónica en las empresas españolas durante este periodo de confinamiento. Aunque el impacto económico total todavía no se conoce, es probable que esta crisis impulse un cambio sustancial y duradero en la industria. La eficiencia en las operaciones y las soluciones de continuidad de negocio son la principal prioridad de inversión en la actualidad.
"El gasto de TI en su conjunto se reducirá fundamentalmente por la bajada de ingresos, aunque no impedirá que ciertas categorías de gastos se vean impulsadas de manera positiva", subraya Isabel Tovar, analista de IDC Research España. "Según IDC y teniendo en cuenta el escenario más probable, el crecimiento del gasto total en Europa en TIC para 2020 será del 1,4% en lugar del 2,8%", apunta.
Por su parte, Ramon Martil, Head of Sales Private de T-Systems, confirma que el camino hacia la desescalada pasa por acelerar la transformación digital y el ahorro como ejes principales. "La digitalización necesita un enfoque integral de cada uno de sus cuatro pilares: conectividad, digital, infraestructura cloud y ciberseguridad".
Desarrollo y adopción de políticas de Smart Work en respuesta a la COVID-19 según IDC
Las empresas deben aprovechar al máximo esta oportunidad para convertir la crisis en una oportunidad de negocio, acelerar la aplicación de nuevas estrategias de transformación digital, apoyar a las empresas en la búsqueda de puntos de avance e innovación empresarial y lograr un desarrollo corporativo saludable y sostenible.
En esta nueva etapa de desescalada el foco empresarial se centra en la continuidad del negocio, la automatización como vía de lograr eficiencias y reducción de costes, así como la búsqueda de nuevas vías de interacción y colaboración entre empleados y proveedores para poder llegar con una propuesta de valor diferencial al cliente.
Según el "Estudio del Impacto de la COVID-19 en la inversión TIC en España" publicado recientemente por IDC Research España, el 25% de las empresas están destinando su inversión a tecnologías de colaboración para trabajo remoto, mientras un 16% están aumentando sus capacidades de marketing digital para interactuar de forma remota con los clientes.
En relación con los mayores desafíos en la implantación de estas políticas de Smart Work no sorprende encontrar la ciberseguridad y los riesgos de privacidad, claramente, como los retos más importantes a los que se enfrentan las organizaciones.
La falta de equipos y herramientas para poder realizar teletrabajo, unido a la cultura y experiencia de los empleados, provoca que el impacto de la implantación de políticas de Smart Work sea una realidad en la empresa española, ya que, hasta la aparición de la pandemia, muchas empresas no tenían definidos procesos para permitir estas políticas, por lo que aparecen problemas no solo de seguridad sino de pérdida de productividad en la organización.
Las organizaciones buscan la eficiencia de las operaciones, a través de la mejora de las conexiones entre recursos humanos, producción y los sistemas ERP, para minimizar el impacto por la ausencia de empleados.
"Ante estos datos, es evidente que el impacto de la COVID-19 acelerará los procesos de transformación digital, facilitando la agilidad empresarial y manteniendo las políticas de Smart Work adoptadas", concluye Isabel Tovar.