La conectividad IoT marcará el futuro del billonario mercado de la seguridad física
La inversión mundial en tecnología de Internet de las Cosas sobrepasará la marca del trillón de dólares en 2022 según IDC. Y esta tecnología transformará prácticamente todos los sectores de la economía: la industria, la salud, la energía, el transporte o la seguridad.
Dentro del mercado de la seguridad física (alarmas, cámaras de videovigilancia, detectores infrarrojos, controles de acceso…), la conexión de los distintos tipos de dispositivos físicos de seguridad se ha convertido en una cuestión crítica tanto para empresas como particulares. Este mercado de productos de seguridad física no deja de crecer: en 2018 este negocio movió a nivel mundial 31.550 millones de dólares con un aumento del 7% con respecto al año anterior según un informe de Memoori. Según esta misma consultora, este mercado alcanzará un volumen de negocio de 51.380 millones de dólares en 2023.
Fréderic Salles, CEO de Matooma, explica que “el mercado de la seguridad de los bienes y las personas está en pleno crecimiento dado que la seguridad es y será siempre un elemento crítico tanto para los bienes profesionales como para los particulares”.
Cada dispositivo IoT presenta unas necesidades diferenciadas en términos de conectividad. Existen distintos tipos de conectividad como Bluetooth, Wi-Fi, redes de baja potencia o redes GSM, siendo estas últimas las más adecuadas para la conexión de equipos industriales. La conectividad es un aspecto fundamental para garantizar el buen funcionamiento de estos productos cuya operatividad constante reside en una infraestructura de red fiable.
“Una óptima conectividad es un aspecto esencial para la seguridad de los bienes y las personas ya que se trata de un sector donde cualquier caída de red puede generar graves consecuencias y esto lo podemos ver a través de distintos ejemplos”, señala Frédéric Salles.