
La celestina cibernética
El ser humano es de lo que no hay. Antiguamente, en no pocas civilizaciones (incluida la nuestra en ciertos ámbitos y momentos), a la gente se le asignaba su pareja de por vida sin que pudiera decidir, incluso a veces sin conocerla previamente. Ahora que llevamos mucho tiempo con esta práctica superada (no en todos los sitios, también es verdad), mucha gente prefiere no tener que decidir por sí misma. ¿Y a qué se debe esto? ¿Adivináis? Efectivamente, a la sacrosanta tecnología, como siempre.