
El aterrizaje de una empresa de IA a España
Hace tiempo que la inteligencia artificial dejó de ser una promesa lejana para convertirse en una realidad transformadora que está redefiniendo todas las industrias.
Ya estamos viendo -e incluso experimentando de primera mano- la llegada de nuevas compañías especializadas en IA a España, suponiendo un paso clave dentro de sus procesos de expansión tecnológica. Sin embargo, esta llegada no está exenta de complejidades. Y es que España, con sus singularidades culturales, su marco normativo y su estructura empresarial, puede plantear tanto desafíos como grandes oportunidades que merece la pena analizar.
Uno de los primeros elementos que debe tenerse en cuenta al aterrizar en este mercado es su cultura empresarial, que es muy diferente de la que se puede encontrar en otros países como Reino Unido, Alemania o los Países Bajos. En España, las decisiones corporativas suelen depender en gran medida del consenso y de relaciones personales basadas en la confianza. Es decir, existe una fuerte preferencia por construir vínculos duraderos y por alcanzar acuerdos sustentados en una comprensión mutua. Esta forma de operar contrasta con otros mercados empresariales donde se llega a priorizar la eficiencia inmediata y la rapidez en la ejecución por encima de las conexiones interpersonales.
Otra particularidad de gran importancia es el peso que tienen las pequeñas y medianas empresas en la región. El 99,8% del tejido empresarial español está compuesto por pymes, pero muchas de ellas aún no han podido dar el salto a la digitalización, ya sea por falta de conocimiento, preocupaciones sobre la privacidad de los datos o las inversiones necesarias.
Todo esto implica un doble reto para las compañías que ofrecen servicios en IA. Por un lado, por tener que adaptar sus soluciones a un mercado que no siempre dispone de grandes recursos tecnológicos o humanos. Y por otro, por tener que demostrar a las empresas de forma didáctica y práctica cómo la IA puede realmente mejorar su eficiencia y competitividad.
Además de todo ello, también hay que considerar la fragmentación territorial del país. España cuenta con 17 comunidades autónomas que gestionan competencias clave en materias de educación, sanidad y desarrollo económico. En este sentido, para una compañía que busca implantar soluciones de IA a nivel nacional, esto supone trabajar con múltiples normativas, ritmos y prioridades, por lo que resulta esencial tener una visión flexible del país que evite enfoques centralizados o homogéneos.
La oportunidad de impulsar un cambio estructural
A pesar de estos desafíos, España representa una base sólida para el desarrollo y la aplicación de la inteligencia artificial, y por supuesto, existen factores que permiten mirar con optimismo el futuro del sector en el país. Por un lado, la creciente concienciación institucional sobre la importancia de la digitalización ha dado lugar a políticas públicas muy interesantes orientadas a acelerar la adopción de tecnologías avanzadas. Ejemplo de ello es el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia o los fondos Next Generation EU, que están canalizando importantes recursos hacia la modernización tecnológica de sectores clave, con especial atención a la IA, el análisis de datos y la automatización inteligente.
Por otro lado, España es un país que cuenta con un talento técnico de gran nivel. Miles de graduados en carreras STEM salen de las universidades españolas cada año, con una capacidad elevada de adaptación a los entornos tecnológicos cambiantes que nos toca vivir. Pero desgraciadamente, y como sucede en otros países, una parte de ese talento tiende a emigrar por falta de oportunidades. Las empresas que lleguen ahora a España tienen la posibilidad no solo de captar ese talento emergente, sino de contribuir a su retención.
Tampoco podemos olvidarnos de otro aspecto relevante, que es el creciente interés del sector público español en aplicar IA a sus procesos. Las administraciones están empezando a ver el potencial de la inteligencia artificial para mejorar la eficiencia, reducir costes y ofrecer mejores servicios a los ciudadanos abriendo la puerta a colaboraciones público-privadas que pueden ser altamente transformadoras.
Y también hay que destacar algo realmente característico del mercado español: el dinamismo de hubs tecnológicos en ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia o Málaga, donde se está generando un ecosistema propicio para la innovación. Estos entornos permiten a las empresas especializadas en IA establecer sinergias con startups, centros de investigación y grandes corporaciones, creando así un entorno colaborativo en el que la tecnología puede escalar rápidamente.
La llegada de una empresa de IA en España no es un proceso sencillo, pero sí enriquecedor. Supone entrar en un mercado donde la tecnología se encuentra en plena expansión. No obstante, también se trata de un entorno que exige adaptación cultural, escucha activa y visión a largo plazo. Las empresas del país están comenzando a contemplar la IA como una herramienta estratégica que puede ayudarles a mejorar la experiencia del cliente, anticipar tendencias de mercado, reducir riesgos o tomar decisiones más informadas. Y esta madurez creciente en la demanda es clave para que el sector alcance una fase de consolidación. Está claro que España necesita más tecnología, pero también necesita proyectos que respeten su identidad y particularidades locales, y que sepan integrarse en su ecosistema económico y social.
Paolo Mioli, CEO de SAPIMSA (Lutech Group)