Cinco tendencias clave del sector fintech para 2020
La unión entre tecnología y finanzas ha propiciado la aparición de la industria fintech. Un sector muy dinámico, en el que el ritmo de cambio muchas veces dificulta anticipar cuáles serán las tendencias que marcarán 2020.
PaynoPain, empresa tecnológica española especializada en el desarrollo de herramientas de pagos online, analiza el contexto actual y adelanta cuáles serán los principales vectores de acción en este sector el próximo año.
“Estamos en un momento clave para el sector, en el que todas las partes involucradas debemos garantizar la seguridad en las transacciones y la experiencia de uso al usuario con el objetivo de que el largo recorrido que tiene por delante este tipo de soluciones se cumpla”, afirma Jordi Netbot, CEO y fundador de PaynoPain. De hecho, según el “Estudio sobre conocimiento, hábitos y uso” de la Asociación de Usuarios Financiero (Asufin), hoy sólo un 15% de la población en España ha incorporado este tipo de soluciones en su operativa financiera habitual.
PaynoPain señala que las cinco tendencias clave del sector fintech en 2020 serán las siguientes:
1. Descenso en caída libre del dinero en efectivo a favor del cashless. Cada vez más los usuarios prefieren hacer sus pagos sin dinero en efectivo. Esta tendencia, que se ve claramente en países como Suecia o Reino Unido, donde la gran mayoría de los pagos ya se hacen sin dinero físico, experimentará un crecimiento significativo, gracias al boom de la tecnología NFC.
2. Popularización del IoT y de los pagos invisibles. Tras el cashless, el siguiente paso es que los pagos no requieran apenas la intervención del usuario. En este sentido, se buscarán alternativas como la identificación biométrica o la tokenización de los datos de pago.
Por otro lado, el crecimiento exponencial del Internet de la Cosas (IoT)- se estima, según datos de HelpNetSecurity, que en 2025 la cifra de dispositivos conectados a Internet será de 38.600 millones y de 50.000 millones en 2030 – y la capacidad de estos para mandar y recibir información de todo tipo a través de la red, facilitarán el desarrollo de Internet de los Pagos (IoP). Esto significa que cualquier dispositivo como, por ejemplo, la nevera podrá hacer la compra según las necesidades que detecte y, posteriormente, hacer el pago o que el coche que para en una estación de servicio pueda detectar que su depósito ha sido llenado y hacer el pago directamente. Hoy, el IoP se reduce a los famosos Via-T (Telepeajes o TAG), que permiten al conductor pagar el peaje sin detener el vehículo.
3. Las nuevas tecnologías han venido para quedarse: IA, Blockchain, Big Data… Una vez más el propósito de reducir tiempos y conseguir mayor eficiencia y productividad permitirá que tecnologías que llevan tiempo en el mercado, empiecen a demostrar todo lo que pueden aportar a la tecnología financiera. La atención a clientes automatizada, la recolección de datos para crear experiencias de venta personalizadas o directamente nuevos productos y la no dependencia de los bancos son las ventajas más obvias, pero hay muchas más y las empresas retail empezarán a ser conscientes y a usarlas en 2020.
4. Nueva diversificación y uso de las criptomonedas. Los altibajos de Bitcoin y otras criptomonedas populares durante los últimos años han favorecido que los usuarios consideren la posibilidad de diversificar sus inversiones y apostar por otras criptodivisas e, incluso, otro tipo de criptos: las estables. Este es el caso de las que planean emitir algunos bancos o, un ejemplo más mediático, la Libra de Facebook. De esta manera, las criptomonedas empezarán a utilizarse para hacer pagos reales y no solo para invertir, como se hacía principalmente hasta ahora.
5. Una regulación más definida para mayor seguridad. Hace tiempo que se apunta hacia una mayor regulación del sector que, hasta la fecha se acogía a normativas de otros sectores, que no se correspondían completamente con su actividad. La entrada en vigor de la directiva europea PSD2 y el SCA muestra el deseo de la industria de que todos los actores del sector ganen en seguridad y, especialmente, los usuarios finales que son el eslabón más vulnerable de la cadena.