La gestión de personas debe servir al proceso de digitalización
Muchas organizaciones, en distintos sectores de actividad, están en continuo proceso de adaptación para ajustarse a las nuevas demandas del mercado.
La redefinición de modelos de negocio no es novedad, pero si se tiene en cuenta la rapidez y magnitud en la que ahora se producen los cambios, esta situación no tiene precedentes.
Ante esta realidad la digitalización se convierte en una aliada, que permite a las empresas responder en tiempo y forma a este desafío. La tecnología soporta el negocio en la interacción con el cliente y acelera los procesos operativos internos. Pero para que las empresas afronten con éxito los nuevos retos de la transformación digital y, además, logren el objetivo de sacar adelante la estrategia de negocio, es igual de imprescindible la implicación de un equipo con los comportamientos y desempeño adecuados.
Según Ángela Martins, People Director & HR Consultancy Manager de AV Group: “existen tres aspectos esenciales, relacionados con la cultura organizacional, que hay que tener en cuenta en cualquier proceso de transformación digital. En primer lugar, poner el foco hacia comportamientos específicos alineados con el negocio. Una vez establecidos los objetivos de negocio, hay que definir los comportamientos que orientan la compañía para el nuevo mindset. La existencia de estos comportamientos refuerza la cultura organizacional, y sirve de palanca para atraer y retener el talento”.
El segundo aspecto es Empoderar empleados clave en distintos niveles de la compañía debido a que es importante establecer un entorno de trabajo colaborativo, en el que diferentes tipos de liderazgo, formal e informal, sean capaces de dirigir y gestionar el cambio. Algunas iniciativas, en procesos de transformación, traen a la luz embajadores del cambio que muchas veces son más influyentes que el propio CEO. Ellos dan voz a los empleados, maximizan el compromiso y facilitan los procesos de cambio.
Y en tercer lugar, Comunicar el progreso de la transformación digital, el impacto que los cambios tienen en la organización puede llevar a la desorientación, falta de energía y a generar un sentimiento de improductividad. Para apaciguar el impacto de la disrupción hay que explicar y dar un propósito a las reorganizaciones y rediseños organizativos. Y en este aspecto es fundamental el papel que tienen que jugar sus directivos.
“El debate no puede seguir siendo si la transformación digital implica más a la tecnología o a las personas, sino en aceptar que van las dos de la mano. La gestión de personas debe servir al proceso de digitalización, para que de esta forma la tecnología pueda dirigirse a las personas y crear una experiencia de cliente única”, concluye Ángela Martins.