La metodología Agile que transforma a las empresas
La conocida como cuarta revolución industrial en la que nos encontramos y la enorme volatilidad del entorno empresarial, obligan a que los procesos de trabajo sean sumamente veloces. De este modo, las empresas deben involucrarse en la transformación digital y ser capaces de implementar nuevas herramientas que les ayuden a ganar una mayor eficiencia en sus proyectos.
Un método que está en auge y que está ayudando significativamente a las empresas ante este desafío es Agile. Quodem facilita a las compañías la implementación de esta metodología ayudándolas a flexibilizar y acelerar sus procesos para que la empresa crezca de forma rápida y exponencial.
La metodología Agile permite a las empresas desarrollar un producto o servicio minimizando la incertidumbre para garantizar el éxito de su lanzamiento al mercado. Su proceso se divide en tres fases fundamentales: construir, medir y aprender. De esta manera, se realiza un Mínimo Producto Viable (MPV) del que se extrae el aprendizaje a través del feedback recibido por parte de los clientes que nos servirá para medir la aceptación del producto o servicio en cuestión y nos ayudará a hacerlo evolucionar en la dirección correcta. Esto permite obtener una ventaja competitiva y ayuda a las empresas a alcanzar el éxito en cada uno de sus lanzamientos. De este modo, Quodem con la metodología Agile brinda un marco de trabajo donde se minimiza el riesgo, se ahorran costes y se maximiza el valor entregado al cliente.
Es importante hacer una distinción entre la metodología Agile y las metodologías tradicionales. Agile plantea un cambio en el paradigma que se apoya en los siguientes puntos:
1. Interacción e individuos. Mientras los métodos tradicionales enfocan la creación de los productos o servicios en base a las herramientas y procesos, el método Agile interactúa activamente con el mercado y da voz a los usuarios para que formen parte del desarrollo.
2. Creación de un software que funciona. Agile crea el software directamente para acelerar el proceso, sin embargo, las metodologías tradicionales trabajan con documentación exhaustiva antes de hacer tangible la solución o servicio.
3. Colaboración conjunta con el cliente. En la estrategia tradicional se negocia con el cliente, Agile permite la participación entre ambas partes para enriquecer el producto y reducir la incertidumbre.
4. Responder ante los posibles cambios. Agile es, por encima de todo, un método flexible que ayuda a las empresas a adaptarse al cambio y a tomarlo como una oportunidad de mejora.