Había empezado con mucho entusiasmo a ver los capítulos antiguos de la serie Black Mirror, ya que los dos primeros que disfruté (Toda tu historia y El himno nacional) me gustaron bastante, pero lo cierto es que la cosa ha ido decayendo para mi gusto con los siguientes (15 millones de méritos e incluso el más que aceptable Ahora mismo vuelvo) y, aunque alguno me podría defenestrar en Redes Sociales si realmente se nos siguiera mucho en las mismas, tengo que decir que el presente Oso blanco es el que más me ha decepcionado por el momento, con diferencia.
Sobre White Bear no se puede escribir demasiado sin hacer spoilers, pero como el desarrollo de la historia en realidad tiene menos relación con las nuevas tecnologías que en otros episodios -que esa es otra, que luego comentaré- tampoco voy a necesitar explicar dicha sinopsis. Más fácil así. Ahora podéis llamarme vago, si queréis. Y yo, si quiero, puedo instaros a que veáis vosotros mismos el capítulo, para que la vaguería no sea compartida. Ah, que ya lo habéis visto. Hace mucho además. Que soy un boomer recuperando viejas glorias de la TV. Bueno pues me callo entonces.
El episodio no es completamente desdeñable, tiene sus puntos válidos e interesantes, y un giro de guion que eleva la calidad media del mismo. Me parece digna para la reflexión la crítica mediática que se hace en la parte final del capítulo. A mí me agrada también la burla que se hace a la absurda obsesión por grabarlo todo con el móvil, el voyerismo digital del siglo XXI, por mucho que alguien pueda considerarlo una sátira pasada de rosca. Yo más bien creo que es una sátira poco efectiva, porque se critica algo que hace todo el mundo, y eso incomoda, poniendo normalmente a la contra o a la defensiva (y luego llegan los memes anti – tecnófobos, con imágenes de tragedias del mundo antiguo, cuando no había móviles, estableciendo una estúpida relación causa – efecto, pero que -esta sí- hace gracia).
A partir de ahí, todo lo demás del capítulo, sencillamente no me gusta. No me gusta porque la inmensa mayoría del metraje es confuso (no niego que adrede), y me crea la sensación de estar perdido como cuando vi Tenet (salvando las distancias, no nos pasemos…). Se supone que debe provocar desasosiego, pero a mí me provoca indiferencia, porque no logro sentir empatía por la situación que vive la protagonista, ni curiosidad por averiguar qué es lo que pasa. Y eso creo que es así porque según se van aclarando algunas cosas con la aparición de nuevos personajes que guían a la protagonista, tampoco es que esas “aclaraciones” me parezcan interesantes ni que lleven aparentemente a ningún sitio. En otras palabras, estoy viendo algo a lo que no le veo ni pies ni cabeza. En esa tesitura, el ritmo frenético y el ambiente casi esquizofrénico me agobian negativamente, me producen pesadez en vez de suspense.
…Y he aquí que llega probablemente lo mejor del capítulo, que es el giro de la historia en el que todo es distinto de lo que se había plasmado hasta ese momento. Y me vais a perdonar pero para hacer una gracieta al respecto TENGO QUE HACER UN SPÓILER: Pensaba que estaba viendo una película de caza a humanos, y resulta que estaba viendo “El Show de Truman en el Día de la Marmota para el Perseguido de Arnold Schwarzenegger”. Ese momento es en el que por fin se aclara lo que pasaba, y en el que se hace la crítica más certera del episodio. Sin embargo, llega tarde, con lo que solo se disfruta de una pequeña parte del episodio, y sin que sea algo para mi gusto memorable, en parte porque, aunque se trate de una alegoría, sigue resultándome excesivamente surrealista y por tanto poco creíble, imbuido otra vez del espíritu de tebeo histriónico que caracteriza al episodio de 15 millones de méritos. Sobre la exposición medievalesca de la protagonista ante “el pueblo”, un fallo garrafal: ¿Hacía falta que ese vehículo recordara tanto al mítico “Papamóvil”…? Además, volver a ver toda la parte inicial del capítulo sabiendo el final (cosa que hice) tampoco es que mejore demasiado esos inicios; únicamente me hace algo más de gracia ver a la gente grabándolo todo con el móvil (y ojo que al mismo tiempo eso pierde en parte su carácter distópico de “zombies móviles”). No es como cuando ves por segunda vez El sexto sentido, que sí se disfruta bastante y de una manera obviamente distinta a la primera.
Implicaciones respecto a la tecnología
Fijaos qué gracioso soy, que recupero esta subsección de las críticas de Black Mirror tras dos episodios en los que me la pasé por el forro, para ponerla en un episodio en el que, ya lo he dicho, la tecnología tiene en mi opinión menos importancia que en otros. Salvo la mencionada sátira del voyerismo móvil, por lo demás aquí la tecnología es una mera excusa para tratar otros temas que ya estaban ahí sin ella. Incluso lo de los móviles, en una serie de los años 80 se podría haber hecho con videocámaras de aficionados, bien es verdad que con un efecto muy distinto ya que aquello no era ni de lejos tan mayoritario o masivo como lo que pasa con los smartphones hoy en día (de hecho era más bien minoritario). Pero, en cualquier caso, el “ViejadelVisillismo” siempre ha existido, y lleva a la reflexión sobre la culpa real de la tecnología en muchos problemas que ahora relacionamos con la tecnología. Ahora bien, que la tecnología ha ayudado a que se potencien muchos de esos problemas, no va a ser precisamente el Pulpo quien vaya a negarlo…
Una curiosidad: No sé por qué, había relacionado el “McGuffin” del episodio, es decir la señal o símbolo de “los malos”, que viene a ser a este capítulo como las Torres Kío al Día de la bestia o el monolito a 2001: Odisea del Espacio, con alguna navecita del clásico videojuego de Space Invaders, pero no es…
Finalizo ya con un último detalle: Es el primero de los capítulos de la serie que llevo vistos en esta sección (y van 5) en el que el sexo no tiene aparición alguna en la trama… A ver si va a ser por eso que me ha gustado menos que el resto…
Nota del Pulpo: 5 / 10 (y gracias...).