Bueno, al fin lo he conseguido: Este fin de semana he tenido un rato para sentarme tranquilamente a ver un episodio de Black Mirror. Por otro lado, creo que ya me he repuesto del trauma de soportar el otro el día en el cine Tenet… Pero si veis que me pongo a escribir de derecha a izquierda o a decir cosas como “dábale arroz a la zorra el abad”, avisadme por favor…
…Aunque es posible que el chute de incomprensibilidad premeditada del señor Nolan sí me haya afectado en cierta manera, ya que en vez de empezar a ver la serie del espejito negrete por el primer capítulo de todos, resulta que me equivoqué y me puse a ver el tercero (de la primera temporada, eso sí). Menos mal que se trata de episodios autoconclusivos, porque si no ya habría sido la puntilla después de lo de esa peli de James Bond metido a físico que pelea contra moviolas…
Si sois fans o seguidores de la serie, recordaréis el episodio: The Entire History of You, aquí traducido como Toda tu historia. Pasemos al análisis.
Sinopsis (sin spoilers)
En un mundo en el que tu coche es capaz de saber si vas pedo, la gente tiene instalado un dispositivo en la parte esa de detrás de la oreja que muchos se lavan de pascuas a ramos, mediante el cual se les quedan los ojos un poco en plan como los niños de la peli de El pueblo de los maditos o bien esa nueva de Los nuevos mutantes, que parece que se han metido un tripi. Y lo que les pasa es que están revisando un almacén de memoria digital de su propia vida que ni los registros de redes sociales de las Kardashian. Por cierto, entre los personajes hay una pulpo en la nube que va su bola, ya que le extrajeron el cacharrito, como quien se da de baja del WhatsApp: por supuesto, todo el mundo la mira como la rara… Pues eso, la pulpo…
Crítica “seria” (sin spoilers)
Un episodio realmente interesante, inteligente, agudo e inquietante acerca de la posibilidad de sustituir (o completar, o potenciar) nuestra memoria cerebral mediante otra digital, y sus posibles consecuencias, positivas o negativas. El relato se centra acertadamente en la forma en que esto transformaría nuestras relaciones sociales y amorosas, creando esa sensación idónea para el género del suspense que consiste en que tienes una especie de “Gran Hermano” encima que te impide cometer errores, ya que el concepto de secretos ha pasado a estar en entredicho.
Tal vez el episodio se toma la licencia un poco tramposa (pero bien disimulada) de plantear que también sería aceptable, en dicho orden social, que todos pudieran ver los recuerdos de todos, como quien se pone a mostrar las fotos de las vacaciones a los amigos y familiares. Aunque vista nuestra aceptación real (que no reconocida) de la pérdida de privacidad en Internet actualmente, quizá no sea tan descabellado…
Crítica mucho más seria (sin spoilers explícitos pero con posible pista…)
Pero vamos a ver, hablando de licencias. ¿Alguien se puede creer, o considerar como actitud lógica, que el playbloy y también pajillero del viejo grupo de amigos de la chica protagonista pueda ser tan bocachanclas en la cena de reunión, teniendo en cuenta el mundo de registro de la memoria en el que viven? Vaya pringao, o vaya timo por parte de los guionistas del capítulo… En un mundo así lo normal sería tener todo el rato la mosca DETRÁS DE LA OREJA…
Lo que hace falta es un crossover entre este capítulo y la película “Memento” del mencionado e ínclito C. Nolan (esa si me gustó, conste). Ahora bien, va a ir a verla Rita la Cantaora…
Implicaciones en el mundo real
Toda tu historia nos habla sobre algo que ya está ocurriendo en parte (ya estaba ocurriendo antes de que se estrenara hace 9 años), como demuestra el hecho de que antes nos sabíamos de memoria los números de los teléfonos de todos nuestros conocidos y ahora ni por asomo; vale, este ejemplo que he puesto es una muestra de algo superfluo, un uso de la memoria que no era realmente práctico, pero lo que puede ocurrir con asuntos más peliagudos como el que trata el capítulo (o mucho más peliagudos todavía) debe servir de reflexión.
Pero claro, ¿quién se niega a las ventajas del progreso y de la tecnología? Hace bien poco leíamos un artículo sobre una encuesta en la que se concluía que el 76 por ciento de los españoles mejoraría sus capacidades físicas y cognitivas a través de dispositivos digitales. Posiblemente evitaríamos muchos problemas con una tecnología similar a la que propone Black Mirror, y no hablo de saber dónde hemos perdido eso que no recordamos donde hemos guardado, hablo de enfermedades tan duras como el Alzheimer, de la que por cierto hoy 21 de septiembre es el día mundial.
Ahora bien, ¿registrar datos digitalmente es lo mismo que memorizar? ¿Visualizar lo que pasó es lo mismo que recordar? ¿Es nuestra memoria o es una memoria ajena, por muy subjetiva que sea la perspectiva? Ojo: subjetivo el punto de vista, pero objetivos los hechos sobre lo que ocurrió. ¿Es realmente una solución compatible en esa mezcla de biológico y tecnológico? ¿Alguien que ha perdido su memoria natural sabría manejar una digital? Complicadas preguntas, que sólo neurólogos, psicólogos, filósofos y científicos y pensadores por el estilo sabrán contestar, yo me estoy metiendo en camisa de once varas… Además, me está entrando otra vez el síndrome Nolan de tanto darle al coco…
Quería decir más cosas acerca del episodio y sus implicaciones, pero la verdad es que ya no me acuerdo de cuáles eran… no podía evitar hacer este chiste…
Bueno, pues esta ha sido mi primera crítica sobre la serie del espejete negrillo. Os emplazo a una próxima reseña. Por mi parte, espero desear que nos volvamos a ver por este blog (guiño a los fans del capítulo, claro …).