Así se han acercado la robótica y la IA a la ciencia ficción

La realidad ya no nos está contando películas

Nuestros amigos seguidores del blog sabéis bien que tenemos una sección de reseñas de películas y series sobre tecnología, dentro de la cual hemos desarrollado un ciclo para tratar en particular la ahora tan de moda Inteligencia Artificial, que en el cine lleva dando mucho más tiempo que hablar: Es fácil pensar en robots ya míticos antes de esta era digital o de internet.

Pero lo cierto es que, en la actualidad, la robótica y la IA han alcanzado un nivel de desarrollo que no tiene mucho que envidiar a ciertas habilidades de esos droides del celuloide que nos sorprendían y fascinaban en aquellas películas. Acerca de todo ello nos han remitido una nota de prensa desde la compañía de automatización industrial Omron, que al leerla nos parecía una especie de síntesis de lo que hemos estado tratando con nuestro Cinéfilo tecnológico, pero con más conocimiento por parte de verdaderos especialistas en la materia.

Por ejemplo, comienzan explicándonos hasta qué punto se ha acabado pareciendo la realidad a robots como R2-D2 de Star Wars o Wall-E de la película homónima de Pixar, en lo que a tecnología avanzada de sensores se refiere. Estos simpáticos personajes, de aspecto propio de lo que entendemos por máquinas más que humanoides, al percibir su entorno como si tuvieran sentidos, para poder reaccionar y comunicarse con personas, podrían considerarse (a ojos de nuestra perspectiva actual) una especie de anticipación de los sistemas de visión 3D, los sensores fuerza/par y los sensores LiDAR, que desde hace ya mucho utilizan los cobots en las fábricas. Unas máquinas de película, vaya. Yo personalmente pienso en algo parecido cada vez que veo a mi robot de limpieza barriendo la casa.

OMRON

El compañero del primero de esos dos robots mencionados, el galáctico C-3PO, a pesar de lo irritante que puede llegar a resultar, tiene la asombrosa capacidad de dominar más de seis millones de formas de comunicación. Este droide, con aspecto más humanoide (perdón por el pareado) pero todavía de carcasa metálica, nos remite en la actualidad al denominado procesamiento del lenguaje natural (PLN) que poseen ya los cobots modernos para poder interactuar de forma intuitiva y natural con la gente. Esperemos que no acaben dando la turra tanto como C-3PO, por el bien de la salud mental de sus compañeros humanos.

Más llamativo es el ejemplo del personaje Data en Star Trek, este sí con completo aspecto de persona, pero que no deja de ser un androide especialmente listísimo, con una impresionante memoria y una gran capacidad informática, merced a su estructura cerebral positrónica (típica palabra que queda muy resultona en las pelis de ciencia ficción, como condesador de fluzo en Regreso al Futuro). Aquí es donde el artículo de Omron nos remite a la inteligencia artificial y a sus algoritmos de aprendizaje automático, que cada vez se parecen más a lo visto es las series y películas.

Eso último suele sonar tan fascinante como inquietante cada vez que se dice, porque es cuando te empiezas a acordar de lo que pasa en otras películas como Terminator o Matrix, y entonces uno se echa a temblar. En la nota de prensa se alude a Yo robot, de la que por cierto hablamos en este blog, y a las leyes de la robótica de Isaac Asimov, “creadas” para asegurar la protección de la gente frente a los robots, y nos tranquilizan mencionando algunas normativas que existen en el mundo real para conseguir eso mismo en el uso de cobots en la robótica colaborativa en entornos industriales. Todo lo que queráis, pero yo también me acuerdo de 2001, una odisea del espacio (que también se reseñó en nuestro Cinéfilo tecnológico), y muy tranquilo tampoco es que me quede, la verdad.

En fin, tras todo lo anterior, no nos queda más remedio que despedirnos con un par de topicazos súper manidos (pedimos disculpas por ello, pero es que es inevitable, todo conduce a ello): El futuro es ahora, y la realidad supera la ficción… Ya nos vamos, buenos días.