Un Pulpo en la nube se convierte en un jefe en el apagón

Un día de tregua para los tecnófobos

Largo tiempo llevaba nuestro querido Pulpo deseando que ocurriese algo como lo del gran apagón del lunes. Su gracia tiene que su última reseña de series en este blog fuese la de “Dia Cero”, la mismísima semana pasada. Que conste, por si hay suspicacias, que él no tiene la culpa de lo que pasó, ni cortó ningún cable de red submarino. Pero la alegría que se llevó no se la quita nadie.

La mascota del blog, habitualmente perdida en las complejidades de las infraestructuras informáticas y sus derivadas en cuanto a uso de los dispositivos móviles, internet, redes sociales y demás, celebró con regocijo ese regreso al siglo XX que tanto añoraba. Para él fue como dejar de escuchar un ruido molesto en su cabeza, como experimentar la libertad, como cuando los animaluchos camparon a sus anchas por zonas urbanas en plena pandemia.

Mientras miles de adictos al smartphone controlaban su ansiedad comprándose transistores a pilas para seguir sintiéndose conectados a algo, nuestro querido cefalópodo practicaba el éxtasis contemplativo como nuca antes en su vida. ¡Qué paz! ¡Qué maravillosa la vida cuando iba a mucha menos velocidad que ahora!

Y, sobre todo, qué sensación de poderío, de superioridad, de “ya os dije yo que esto pasaría tarde o temprano”, y de “¿ahora quién está mejor preparado para la vida?, ¿eh?”. Porque claro, el octópodo no tuvo problema alguno para hacerse sus lentejas con su cocina de gas de siempre, ni para salir a comprar el pan pagándolo con efectivo, con esas monedas y billetes que iban a desaparecer porque ya nadie necesitaría usarlas nunca.

Sobre esto último del dinero, desde la entidad financiera Nickel, nos han remitido un artículo que pone de manifiesto cómo la gente sigue considerando el efectivo más necesario de lo que los tecnólogos quieren hacernos creer. Y está basado en un estudio meses anterior al apagón. Reproducimos una parte del texto:

Las limitaciones del ecosistema digital: un secreto a voces

Ante la pregunta sobre las ventajas del efectivo frente a la tarjeta, el 58,5% de los encuestados destacó el efectivo como la mejor opción para protegerse de potenciales caídas del sistema o ciberataques. Una cifra que pone de manifiesto la alta conciencia social sobre los límites de la digitalización total y la necesidad de contar con medios de pago alternativos ante posibles fallos o incidentes.

En este contexto, el estudio también recoge la opinión de los españoles sobre el papel del efectivo en el contexto de apagones digitales como el que acabamos de vivir: el 53% considera que el efectivo es esencial cuando no hay acceso a internet o los sistemas digitales fallan; un 26% valora su utilidad para afrontar gastos básicos cuando no funcionan otros medios de pago; y un 17% destaca que aporta tranquilidad y seguridad ante la incertidumbre. Solamente un 4% confía exclusivamente en los servicios digitales en este tipo de situaciones.

Que el 96% de los ciudadanos destaque la importancia del efectivo ante un posible apagón digital no es casualidad, sino la prueba de una percepción generalizada de cierta fragilidad frente a una excesiva dependencia de lo digital.

movil

¿Y sobre lo que hemos hablado antes acerca de la adicción al teléfono móvil? Hace poco ya publicamos en el blog una entrada sobre este tema. Ahora aprovechamos para ofreceros otra nueva, para que vayáis preparándoos por si vuelve a haber un corte de luz… El Pulpo os diría, por educación, que esperemos que no, pero ya sabéis que en el fondo está deseando lo contrario… ojo, siempre que no dure varios días, claro, que una cosa es volver al siglo XX y otra pasarse hasta el XVIII…

Por cierto, tiene su gracia que este artículo nos fuese remitido a principios de marzo con motivo del Día Mundial de la Desconexión… ¡pues toma desconexión! Aquí os lo dejamos:

Los españoles revisan las notificaciones de sus dispositivos hasta 58 veces cada hora antes de irse a dormir

Desde que nos despertamos hasta que apoyamos la cabeza en la almohada, somos bombardeados por notificaciones de dispositivos que demandan nuestra atención, lo que lleva a los españoles a reconocer que frecuentemente se sienten distraídos y estresados al final del día. La presión por mantenernos conectados es constante: más de una cuarta parte (35%) de los españoles reciben notificaciones hasta el momento en que se van a dormir sobre las 23:25h, según un estudio de Amazon Kindle.

Con motivo de la celebración del Día Mundial de la Desconexión el 7 de marzo, un estudio realizado para Kindle revela que las 22:25h es la última hora a la que deberíamos estar pendientes de las notificaciones y llevar a cabo a una actividad relajante que nos ayude a pasar una buena noche en términos de calidad del sueño. El neurocientífico y autor Dr. Mark Williams sugiere que “antes de irnos a dormir, debemos pasar al menos una hora sin notificaciones para darle a nuestra mente el tiempo suficiente para relajarse”.

Recibimos notificaciones de smartphones, smartwatches, portátiles y tablets a lo largo del día, lo que lleva a casi tres cuartas partes (71%) de los españoles a sentirse frecuentemente distraídos. “Cuando escuchamos el sonido de una notificación o sentimos vibrar nuestro teléfono, nuestro cerebro lo interpreta como algo que requiere nuestra atención inmediata, por lo que estamos en un estado constante de alerta”, explica el Dr. Williams. “Cada vez que nuestra atención se desvía por una notificación, tarda de 60 a 90 segundos en volver a enforcarse en la tarea que estábamos haciendo originalmente. Estas interrupciones resultan en una disminución de la eficiencia”.

No solo nos distraemos cuando vemos aparecer una notificación. Más de tres cuartas partes (93%) de los españoles revisan sus dispositivos cada hora con la esperanza de tener una nueva notificación, algunos hasta 58 veces. El Dr. Williams dice que esta conducta es similar a un comportamiento adictivo. “Las notificaciones pueden desencadenar una liberación de dopamina, lo que nos lleva a revisar el teléfono compulsivamente en busca de una nueva notificación”.

Estas notificaciones adictivas afectan negativamente a nuestra concentración, causando que el 90% se sienta estresado por la noche. Más de un tercio (41%) tiene problemas para relajarse y optan por ver la televisión (56%), escuchar música (34%) o leer libros (33%) en un intento de desconexión.

Nuestro tiempo de relajación nocturno no está exento de interrupciones, ya que más de la mitad (53%) todavía se siente frecuentemente distraído por las notificaciones entrantes. Una vez que nos metemos en la cama, más de tres cuartas partes (80%) admite quedarse dormido más tarde de lo previsto ya que se queda revisando sus dispositivos en busca de notificaciones.