La broma del metaverso

Uno ya puede creerse cualquier cosa

Buscando nuevos temas tecnológicos sobre los que hablar en el blog, tenía destacada en la bandeja de entrada del correo electrónico una nota de prensa sobre el metaverso que llegó hace dos semanas. En concreto, llegó el 28 de diciembre, para que os vayáis haciendo a la idea.

Una de las cosas con las que nos gusta rellenar este lúdico espacio digital, que no por lúdico deja de tratar asuntos informáticos y del sector IT, es ese género de noticias llamativas, casi friquis (o sin el casi), que revelan lo absurdo o lo autoparódico que puede llegar a ser el mundo de la revolución de las nuevas tecnologías, sobre todo cuando se orientan al público doméstico en general.

Y si hay un ámbito en el que encontramos noticias especialmente dadas a la burla, es el del metaverso. No me digáis que nos es parodiable el hecho de que la gente se gaste un pastón en comprar terrenos virtuales, que haya un metaverso autodenominado “made in spain”, que el metaverso tenga una embajada en Barbados, o que exista un cibercementerio online, temas de los que ya hablamos en su día.

Por lo tanto, cuando nos llegó en ese tradicional Día de los inocentes (fecha que para muchos ya resulta algo casposa a estas alturas, pero que está claro que algunos logran hacer funcionar), en absoluto me parecía falto de credibilidad que algún iluminado hubiera creado realmente un negocio de viajes low cost a través del metaverso, a base de experiencias turísticas virtuales. Si existe un complejo inmobiliario en Andorra ideado para gamers, ¿por qué no iba a existir esto? Es más, estoy seguro de que muchos comprarían esos “viajes”… Claro, la broma me la he comido ya en la segunda semana de enero, porque lo dejé ahí aparcado para escribir sobre ello… Pues no me voy a resignar, como podéis ver, porque en cualquier caso el tema da para una entrada.

Como suele ocurrir en las publicaciones de ese sacrosanto día de los pardillos, los muy cachondos no ha dejado de recrearse con la chanza, y han añadido guiños para los más avispados. Por ejemplo, te dan la opción de hacer cola virtual en el aeropuerto virtual, esperando de pie (virtualmente) antes de embarcar (virtualmente también). También te obligan a facturar (virtualmente) tu equipaje de mano virtual (si lo llevas, virtualmente). No todo son desventajas (virtuales), sino que también puedes silenciar al compañero de viaje.

Pues hombre, ya puestos, se me ocurre que también podrían perderte virtualmente las maletas, que debe fastidiar bastante menos que cuando pasa de verdad. Es más, como todo es virtual, también podrías permitirte hacer locuras prohibidas en el control de seguridad virtual; no solo simular como Mr. Bean que llevas una pistola escondida en la chaqueta, sino incluso llevarla de verdad (mejor dicho, virtualmente); pues como si llevas un AK-47 virtual: poco daño vas a hacer con eso en un metaverso, digo yo, que los videojuegos violentos no te hacen violento en la realidad... Otra cosa sería que llevases un malware o software malicioso encima, porque con eso sí podrías hackear el metaverso y dejarlo hecho unos zorros…

Y luego ya, en el propio destino turístico, también podrías permitirte cosas que no harías en la realidad, como las cosas que ciertos usuarios de Internet se permiten en plataformas de redes sociales y que a la cara no se atreven. Imagínate por ejemplo trolear al guía virtual: Él o ella está diciendo cosas como “las pirámides de Guiza se construyeron en la cuarta dinastía de…” y vas tú y sueltas: “¡eso es mentira! Ya estaban allí cuando llegaron Keops y compañía; las trajeron los extraterrestres reptilianos de Raticulín”…

En fin, quién podría negarse a participar en unas vacaciones así. Por lo tanto, mi apuesta es la siguiente: Más tarde o más temprano, esto va a dejar de ser una broma, y se va a convertir en una realidad. Al fin y al cabo, es simplemente una cuestión de cómo vender lo que de hecho nos va a traer el metaverso: Llámalo viajes virtules low cost, llámalo estar tirado en el sofá con un casco de realidad virtual … ¿qué más da? ¿No hay seguidores de e-Sports, que ven partidos de fútbol de videojuegos como si vieran un encuentro real?