En medio de estos tiempos tan asombrosos, para lo bueno y para lo malo, a todos los niveles y en todos los ámbitos (tecnológicos o no), acabo de identificar algo que no tengo claro si se podría calificar como paradójico. Me produce una sensación vagamente parecida a aquello que comentamos alguna vez sobre la Realidad Virtual, cuando poníamos el ejemplo de utilizar esa tecnología montando (realmente) en una montaña rusa -gentilicio hoy poco adecuado- en un parque de atracciones: ¿No nos divierte ya el vértigo viendo el terreno real…?
En realidad (no virtual), la noticia o anuncio del que hablamos hoy en esta entrada es probablemente la parte menos marciana de la posible paradoja mencionada. Es el antecedente previo lo que sigue produciéndome ojiplatismo cual pulpo perdido en la nube. Me estoy refiriendo a aquello de los terrenos virtuales, las parcelas del metaverso en las que invierten agentes inmobiliarios… Que digo yo, ¿se puede seguir llamando a eso bienes “inmuebles”? ¿Son tan inamovibles como los inmuebles físicos? Porque yo lo digital lo veo más trasladable (colgable, descargable, enviable, etc.) que el más ligero de los muebles. Y lo flipante es que se han llegado a invertir millones de euros en alguno de esos "terrenos"…
Lo que ahora ha llegado a mi conocimiento, y que tampoco deja de tener su punto friqui (muy friqui) es, en lo que podría considerarse el lado contrario de la paradoja, un proyecto inmobiliario real, en el mundo físico, pensado para gamers, con casas cuyo interior recrea entornos inmersivos idóneos para pasarse el día enganchado a videojuegos (si tus padres pensaban que tenías vicio cuando eras un chaval, esto les habría parecido Las Barranquillas de la adicción techie…) En definitiva, creamos un espacio físico para estar metido en un metaverso.
Esta curiosa (cuanto menos) idea de meterse al mercado inmobiliario (insisto, real) la ha tenido la compañía Opera, responsable del conocido navegador web, que también tiene su división de gaming, que es Opera GX. Según detallan en la nota de prensa remitida a los medios, “la idea del proyecto piloto "Opera GX Village" es crear una comunidad residencial de ensueño para jugadores y creadores profesionales, construida teniendo en cuenta su estilo de vida específico. Una utopía futurista, en la que cada casa está amueblada con las mejores instalaciones de gaming, decoración, LEDs y totalmente personalizable”. Personalmente, esto me suena a algo así como “el barrio rico que no vimos en la película Ready Player One”…
Por supuesto, el lenguaje espectacular y encandilador de la publicidad ya ha hecho aparición en los responsables de la compañía, como Krystian Kolondra, vicepresidente ejecutivo de PC y juegos de Opera, que ha dicho que "para cualquier jugador o streamer famoso, seguramente el summum de la personalización es convertir toda su casa en la configuración de juego más increíble que se pueda imaginar, con opciones de ajustes por todas partes: desde el tono del timbre hasta la decoración”, y culmina con una frase de empoderamiento de la afirmación personal: “En Opera GX Village este paraíso es una realidad, donde puedes ser quien quieras ser"… Claro, manifestaciones así son como decir aquello de “¿A quién no le va a gustar un Imperio Romano del Siglo I?”…
Y hablando de streamers famosos, como dice Krystian Kolondra, y aquí viene un aspecto que traerá polémica: ¿A que adivináis en qué lugar se ha localizado esta aventura inmobiliaria? Efectivamente, en Andorra, como no podía ser menos. Ya nos estamos imaginando al “Rubialius” pasándose por el piso piloto.
En fin, que los de Opera no parece que vayan a dejar de sorprendernos. Hace unos meses tuvieron otra iniciativa, esta dentro del metaverso, que la verdad es que era una idea que estaba para morirse…