Hablábamos en nuestra última entrega de esta sección del blog dedicada a las series con temática tecnológica, con motivo de la relativamente reciente El dilema de los tres cuerpos, que ya hemos entrado en un período en el que la ficción cinematográfica y televisiva ha asumido la actual era digital como algo incorporado como realidad habitual en nuestras vidas, dejando de ser algo novedoso y que ya no sorprende como foco principal de los argumentos. En esta otra serie de la que hablamos hoy, estrenada hace ya tres años, ya estaba ocurriendo.
Ocurre con Clickbait, miniserie australiana de una única temporada y ocho capítulos, que por momentos llega a tener bastante “espíritu Black Mirror”, que era la serie arquetípica de las nuevas tecnologías digitales como protagonistas, pero acaba centrando la atención en conflictos personales y problemas psicológicos más relevantes que la tecnología en sí, que ya ocurrían cuando no teníamos smartphones o internet, aunque no con las características y riegos que les ha otorgado esta época actual. Digamos que la tecnología es trascendental en esta serie, pero sin llegar a centrar la atención principal (salvo en momentos concretos), y sobre todo sin que sea ese aspecto el que más nos inquieta de la historia (como sí pasaba habitualmente en Black Mirror).
En ese sentido, y sobre todo en la idea mencionada de “aquello que ya pasaba antes de internet”, es interesante el paralelismo que se muestra en la serie entre dos tipos de acoso contra la privacidad: Por un lado el actual de las aplicaciones de redes sociales, y por otro el tradicional del periodismo invasivo: Por momentos, los personajes protagonistas de la serie se ven apabullados por ambos, sin que sea posible dilucidar cuál de los dos es peor.
Pero donde realmente acaba poniendo la lupa esta historia es en los riesgos de las aplicaciones de citas, muchas veces utilizadas para chatear sin llegar a conocer en persona a los contactos, y caracterizadas por la proliferación de perfiles falsos. Es algo de plena actualidad, sobre lo cual se está hablando mucho, y es precisamente el ejemplo de que ya no se trata de vaticinios aterradores como los que lanzaba Black Mirror, cuando lo que daba miedo era “el arma” y no quién lo empuñaba. Clickbait lleva al espectador a sentir más interés por dilucidar quién es el segundo, porque lo primero ya está integrado en las “cosas que existen en nuestro mundo en la actualidad”. Solo faltaría (de haber sido creada la serie en estos momentos) la entrada en concurso de la inteligencia artificial, que sin duda podría haber llevado la trama por otros derroteros, ya que los perfiles falsos de redes sociales son muchas veces chatbots de IA. Aunque claro, en ese caso el arma y el que lo empuña serían lo mismo y, como en Black Mirror, la tecnología volvería al primer plano (veremos si eso es lo que nos depara la siguiente temporada, si la hay).
Una serie entretenida, interesante, en general bien narrada, pero que tras una fase central notable acaba llevando a demasiados giros de cierta inspiración folletinesca o de culebrón, lo que para mi gusto provoca una rebaja de su intensidad emocional, en lo que podría haber sido una ficción de cierto calado sobre temas que, creo, deberían preocupar a la sociedad. Una pena, porque su mayor realismo frente a la propia Black Mirror podría haber servido mejor a ese propósito (en parte lo hace, pero no pasará a la historia).
Nota del Pulpo: 6,5 / 10