Ya sabéis que de vez en cuando nos gusta entrar en esa vertiente lúdica de la tecnología que es el mundo de los videojuegos, como buen blog que recorre los senderos del sector digital pero con vocación de entretenimiento. Y como hacía más tiempo de lo normal que no tratábamos temática gaming, hoy es buen día para retomarlo.
Curiosamente, la última entrada que habíamos publicado sobre el tema nos llevaba a una perspectiva que podría considerarse holgazana para los jugones, mientras que esta vez nos situamos en el lado totalmente opuesto: El de pasar de ser consumidor de videojuegos a ser desarrollador de los mismos. No es un tema inédito en este blog, pero hoy tratamos el por qué de la motivación por querer se programador de videojuegos.
Antes de ofreceros las razones que sobre ello concluye un estudio, como buen blog que somos, dejaremos por aquí nuestra breve opinión personal. En ese sentido, no le veo mucha diferencia a cuando alguien quiere dedicarse a dirigir películas tras haber sido cinéfilo (basta para ello ver la última película autobiográfica de Steven Spielberg, Los Fabelman), o ser músico, siquiera para tocar con los amigos en plan aficionado, si te previamente gustaba mucho la música.
A partir de ahí, yo me imagino a un gamer pensando en cómo le gustaría que fueran los videojuegos para ser ideales según sus gustos, partiendo de los que ya conoce. O bien siendo todo lo creativo que sea capaz, para desarrollar algo totalmente diferente a todo lo conocido, y que sólo él tenga en su cabeza. Volviendo al paralelismo con el cine, me imagino a Spielberg queriendo hacer las películas que a él le habría gustado poder ir a ver en la gran pantalla.
Lo que tiene su miga es que el propio creador luego juegue con su propio juego. Si eso le sirve para pasárselo sin problemas porque se sabe todos los trucos, el muy granuja, quizá signifique que el videojuego no es tan bueno… o tal vez que el programador en realidad es mejor jugador que desarrollador.
En definitiva, veo al programador de videojuegos como a un creador retro – alimentado por su propia afición… Y si no es así, que nos lo aclare el estudio, a continuación.
¿Por qué todo el mundo quiere ser programador de videojuegos?
Pasar de jugar a videojuegos como afición a convertir esa afición en vocación profesional es una tendencia al alza para gran parte de los jóvenes en España. Según la III Radiografía del Gaming en España, la industria de los videojuegos y la creación de contenidos son las salidas profesionales más deseadas por los jugadores españoles de la generación Z, con un 39 % y un 34 %, respectivamente. Ambas están muy por delante de otros sectores como la sanidad (17 %), el deporte profesional (16 %) o las disciplinas científicas (14 %).
Según los expertos, este contexto está sirviendo para impulsar profesiones especializadas que van desde la creación de contenidos hasta el desarrollo de videojuegos, unos perfiles profesionales que se han posicionado como opciones de gran atractivo para los jugadores más jóvenes: el estudio afirma que el 90,2 % de los gamers de la generación Z las considera salidas profesionales con futuro.
No son las únicas cifras que reflejan el boom que está viviendo el sector. La última edición del Libro Blanco del Desarrollo Español del Videojuego afirma que el gaming dio empleo directo a 8.833 profesionales en 2021 y a 9.893 en 2022. Y se estima un crecimiento agregado del 10,7 % para el periodo 2021-2025, de manera que para ese último año se prevé que el sector dará empleo directo a más de 13.000 personas. En opinión de Joan Arnedo, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación y director del máster universitario de Diseño y Programación de Videojuegos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), este momento dorado de la industria del videojuego se debe a que han pasado de ser un producto nicho o entendido como un juguete a ser un producto de consumo de masas. "Ahora ya son un producto de consumo para todos los públicos: desde el niño que juega a Roblox, el adolescente con Fortnite, o la abuela con el Candy Crush", explica.
La novedad para el experto es que el sector empieza a conquistar otros campos del entretenimiento, a través de fenómenos virales como los streamers o los e-sports. O incluso películas o series como The Witcher, Arcane, Edgerunners o The Last of Us. "Aunque las películas sobre videojuegos siempre han existido, ahora encontramos productos de calidad para todos los públicos", afirma. "A todo eso sumamos que grandes empresas entran en el mundo de los videojuegos (Amazon, Netflix, Apple), además de las últimas compras (o intentos de compra) de estudios importantes por parte de empresas como Microsoft o Sony, donde los videojuegos solo son una sección de su negocio principal", añade.
También los estudios universitarios han influido en este auge. Como recuerda Joan Arnedo, en 2013 comenzaron los primeros grados relacionados con el desarrollo de videojuegos, y cuatro años después se graduaron las primeras promociones, "que empiezan a montar sus estudios. Si les sumas unos años más, que es donde nos encontramos, puede observarse que los estudios que han sobrevivido han evolucionado, han ganado premios, tienen prestigio internacional... Es la hora del crecimiento, de ir más allá del proyecto personal de unos estudiantes acabados de graduar", afirma.
Perfiles más demandados
Para los expertos, este escenario ya tiene efectos directos, y es que ha aumentado la demanda de los perfiles profesionales implicados en el desarrollo de videojuegos, aunque lo hará aún más en el futuro. "A medida que más estudios se implanten aquí, se requerirán todo tipo de perfiles profesionales para cubrir la demanda. Los grandes estudios se nutren de profesionales que han adquirido experiencia en estudios más pequeños o son profesionales indie con un buen portafolios", explica Xavier Pallicera, profesor colaborador de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC y fundador del estudio Cocodrolo Apps. "Es una rueda llena de excepciones, pero por regla general los profesionales adquieren experiencia en estudios pequeños o en proyectos indie, y de aquí es fácil saltar a estudios mayores, donde el trabajo está más especializado y tienes la oportunidad de enfocar tu carrera al ámbito que te gusta dentro de la industria", añade.
En la actualidad, según el Libro Blanco los principales perfiles que pueden encontrarse en los estudios son programadores, encargados de crear la lógica del juego y el código para que se ejecute en el ordenador, con un 20 %; artistas, que diseñan los bocetos de trabajo y los elementos gráficos o sonoros del juego, con un 17 %; los diseñadores, que idean las mecánicas de juego desde el punto de vista conceptual, cómo va a ser la experiencia del jugador y los mapas de los niveles, cuya presencia es de un 8 %, y los animadores, encargados de generar los movimientos de los personajes de manera que estos sean realistas o se adecuen al estilo del juego, que representan un 7 %.
Sin embargo, también hay perfiles menos presentes, pero bastante perseguidos por las empresas, como el de experto en monetización o de economía de juego, que pueden tener una alta demanda precisamente porque escasean. "En el mundo de los videojuegos se hace una división clásica de perfiles entre programación y arte, tanto entre los formadores como entre los candidatos que quieren entrar a estudiar. Pero el perfil de experto en monetización no termina de encajar en esta dicotomía, y hay empresas que deben buscarlos en el extranjero, porque aquí no se encuentran", señala Arnedo. Otro perfil que en opinión de Xavier Pallicera puede tener una alta demanda es el de analista de datos.
Consejos para iniciarse en el sector
Para los expertos, hay algunas estrategias imprescindibles para poder iniciarse como trabajador del sector. Estas son las principales:
• Acudir a game jams. Como explica Joan Arnedo, aunque los grados y másteres proporcionen muchos conocimientos, no basta únicamente con graduarse. La aportación personal es clave, ya que las empresas valoran la iniciativa y los proyectos personales, más allá de los desarrollados en el marco de una formación reglada. Por eso es buena idea acudir a todas las game jams que se pueda, de manera sistemática, "para seguir aprendiendo y conocer a gente".
• Aprender desde dentro. Según el profesor de la UOC, es tentador acabar un programa de formación y lanzarse como estudio independiente con un proyecto personal, pero hoy en día "la competencia es feroz, por lo que quizá es mejor primero entrar en la industria y aprender cómo funciona todo desde dentro, como parte de una empresa ya establecida, antes de ir a la aventura por tu cuenta".
• Desarrollar soft skills. Perfiles como el de programador son muy técnicos, pero los expertos advierten que eso no significa que no sea necesario trabajar la comunicación y las soft skills (habilidades blandas), ya que muchas veces se trabaja en equipo. "No es por caer en el tópico. Las empresas nos lo dicen: hay que desarrollar la comunicación. También hay que tener cuidado con los egos en una tarea colaborativa en equipos interdisciplinarios", afirma Arnedo. Es el mismo consejo que ofrece Xavier Pallicera, que advierte que actualmente las grandes compañías, más allá de buscar buenos currículos, buscan profesionales que puedan y sepan trabajar en equipo. "Muchas de las entrevistas de trabajo están enfocadas a ver si habrá compatibilidad entre los candidatos y el equipo de trabajo. Se buscan equipos", asegura.
• Probar todos los perfiles antes de decidir un rol. Para Pallicera, una de las mejores recomendaciones que puede darse a quien quiera entrar en la industria es vivir la experiencia completa de diseñar, crear y publicar un juego completo. "Cuando haces todo el ciclo, y con juegos móviles esto es posible, te das cuenta de que esta es una industria interdisciplinaria, donde muchos roles están interconectados. Muchas veces la gente que empieza no es consciente de esta realidad, ya que el arte y la programación tapan todo lo demás. Una experiencia completa puede hacer de catalizador para descubrir con qué rol te identificas más y cuál quieres que sea el centro de tu carrera profesional", aconseja.
• Tener un buen portafolios. Igualmente, es importante participar en eventos y proyectos para, poco a poco, tener un portafolios que demuestre el valor del candidato más allá de la parte académica en la que se ha trabajado, "de forma que tu trabajo hable de cómo trabajas. A veces es un pez que se muerde la cola, porque sin experiencia nadie te contrata. Pero hay muchas formas de saltar esta barrera inicial. Construirse un portafolios es una de ellas", recomienda Xavier Pallicera.