Tenemos un poco olvidada la sección de reseñas de películas con temática tecnológica, así que hoy nos toca empezar a recuperar el ritmo. Y lo vamos a hacer con Her, dirigida en 2014 por Spike Jonze, especializado en vídeos musicales que a veces rueda cine, y del que había visto dos propuestas originales anteriormente, como son la marciana pero genial Cómo ser John Malkovich y la curiosa y psicológica Donde viven los monstruos.
A priori, la premisa de esta historia, en la que el protagonista interpretado por el siempre infalible Joaquin Phoenix se enamora de un sistema operativo inteligente con la seductora voz de Scarlett Johansson, podría parecer una idea más para un episodio largo de Black Mirror (lo cual nos viene que ni pintado para mantener el espíritu de lo que hicimos el año pasado en la sub-sección del blog del Espejo Negro). E inicialmente la cosa sí que va por ahí, pero luego acaba dirigiéndose más bien por otros derroteros, a mi modo de ver más profundos y temáticamente universales que lo habitual en la serie de Charlie Brooker. Aun así, pinceladas de su estilo no le faltan.
Y es que la película no se empeña en responder a la etiqueta “ciencia ficción”: Huye de los cánones del género que nos situarían en una época futurista, y evita explicaciones farragosas sobre cómo funciona técnicamente esa Inteligencia Artificial. En vez de aclarar los fundamentos del machine learning, asunto más propio de artículos como éste de Hay Canal, lleva esa misma teoría al plano humano o incluso filosófico: Esas redes neuronales inspiradas en las del cerebro humano, que permiten que esa tecnología aprenda por sí misma, pueden ser explicadas como si de una persona que se autoanaliza se tratara, y hacia allí es hacia donde dirige el foco este film.
No en vano, aunque hemos dicho antes que el protagonista se enamora de esa Inteligencia Artificial, resulta que el sentimiento es mutuo, y la propia Inteligencia Artificial también consigue llegar a experimentar por el humano exactamente la misma sensibilidad. Lo que lleva a complejas y desconcertantes reflexiones, que en ningún caso la película convierte en críticas ni pretende posicionar a nadie al respecto (en ese sentido me parece maravillosamente abierta): Si el aprendizaje profundo pudiera reproducir la inteligencia humana de forma artificial hasta el punto de generar emociones, ¿dónde quedaría exactamente la definición que tenemos asumida de lo que es un ser humano?
En una película de ciencia ficción al uso (y no lo digo peyorativamente, porque también podría haber sido muy buena), probablemente habrían tomado más protagonismo los posibles fallos del sistema tecnológico (como apenas llega a ocurrir en un momento determinado cerca del final de su metraje), y habría parecido más un thriller o un film de suspense. O eso, o se habría llevado al plano de la crítica social, con mucha más gente cuestionando la relación humano-robot del protagonista (cosa que tan sólo llega a hacer su exmujer), y poniendo a Phoenix más cerca de la figura del paria social que interpreta en la aclamada Jocker. O eso, o se le habría dado un toque de comedia, por ejemplo a medio camino entre la futurista y alocada El dormilón de Woody Allen y la psicodelia de la antes referida Cómo ser John Malkovich del propio Jonze.
En lugar de todo eso, el tono de Her está más cerca de un melodrama romántico con tintes metafísicos, pero ni siquiera responde a ese tipo de relato más o menos cotidiano, porque tampoco resulta precisamente realista: Con su fotografía evocadora, su montaje sosegado, su ritmo tranquilo pero en el que nunca dejan de pasar cosas, y su música entre ambiental e indie (marcas de la casa de Arcade Fire y Owen Pallett, responsables de la banda sonora), la narrativa adquiere un estilo casi etéreo, como de fábula pero sin llegar a ser fantasía. Y en ese medio camino entre la ciencia ficción y el romanticismo, consiguen que cada cosa que va ocurriendo, por insólita que pueda parecer, sea aceptada por el espectador como perfectamente coherente y creíble. Es una película que trasciende a su propio surrealismo, entre otras cosas porque está repleta de consideraciones psicológicas que el común de los mortales también ha vivido, aunque fuese en relaciones con inteligencias no artificiales sino humanas.
Vamos, que me ha parecido una película genial. Si no le pongo una nota más alta es porque no ha llegado a conmoverme como para un sobresaliente, pero sí me ha emocionado moderadamente. También es verdad que puede que esa sea la intención del film: buscar más la contemplación que la exaltación o la turbación, pero como por un lado he leído otras críticas de Her que si la tildan de desasosegante (y yo no acabé de entrar en esa sensación) y como por otro tengo la esperanza de que algo de lo que voy a ver en esta subsección pueda merecerme más valoración, de momento la dejo en esta; Que por otro lado la pone al nivel de la que más se me parece en estilo de Black Mirror, por cierto mi favorita: San Junípero. (si bien es cierto que en temática está ago más cerca de Hang the DJ).
P.D. (Chascarrillo): ¿Quién copió a quién la imagen del protagonista: Joaquim Phoenix a su tocayo Joaquín Reyes o viceversa…?
Nota del Pulpo: 8,5 / 10