Cuidadito con la adicción a los videojuegos

Te la estás jugando con tanto vicio…

Parece que hoy nos toca ponernos en plan proteccionista paternal, así que esperamos que no se nos malinterprete como haters del mundo gamer. Nada más lejos de la realidad, porque aunque es verdad que varias veces hemos hablado de los problemas de las adicciones tecnológicas, no es menos cierto que son muchas más las que hemos hablado de los videojuegos en plan bien.

Así pues, nada de confundir el grano con la paja, que todo esto es (esperemos) por vuestro bien, o por el de vuestros hijos en el caso de que ya tengáis una edad. Que una cosa es echarse unas partiditas con la consola o el móvil o el ordenador, y otra es estar a todas horas con el asunto. Que lo poco gusta y lo mucho cansa.

Para que podáis reflexionar un poco acerca del asunto, os dejamos a continuación con un artículo que se hace eco de la opinión de una psicóloga sobre esta cuestión. Y luego ya vosotros sacáis vuestras propias conclusiones. Y ya después, si eso, os ponéis a jugar, pero sin pasarse.

 

"Los videojuegos son altamente adictivos, están diseñados para ello"

Según datos publicados, el 80% de los videojuegos más populares entre los niños de 4 a 9 años cuenta con contenidos violentos, porcentaje que desciende levemente hasta el 70% en el caso de los menores de entre 10 y 18 años. Y otros datos certifican que 16 millones de españoles juegan a videojuegos, de los cuales, muchos son menores. Además, tras el confinamiento, estas cifras se han disparado.

En este contexto y, tal y como sostiene, Gabriela Paoli, psicóloga y autora del libro "Salud digital: claves para un uso saludable de la tecnología", es importante que los adultos tengan información para poder luego poner normas. "Más que prohibir o castigar con los videojuegos yo priorizo la idea de educar. Pero para educar en tecnología debemos saber sobre ella y, además, implicarnos. Y esto cuesta trabajo, mucha paciencia y tiempo", sostiene Paoli.

Altamente adictivos

Es vital que los padres se impliquen, se informen e informen a sus hijos sobre los riegos que puede conllevar jugar a videojuegos. "Se trata de hacer exactamente lo mismo que hacemos en otras áreas de su vida, en la vida real. Cuando por ejemplo le hablamos de los riesgos o peligros de hablar con personas desconocidas, de volver tarde a casa, o de dar las gracias siempre". Es necesario que los padres expliquen que estos videojuegos son altamente adictivos ya que introducen al jugador/a en el circuito de recompensa digital y que, con cada meta, objetivo o nivel conseguido, se dispara un chute de dopamina (hormona de la felicidad o del placer) y esto le lleva a querer seguir jugando sin parar. Dejar claro que no se trata de un juego y nada más, están diseñados para atraparnos. "Hay que evitar usar los juegos como chupete emocional, para distraerlos o calmarlos, porque ahí hemos perdido la batalla", añade la experta.

viciojuegos

¿Transmiten los valores que quieres trasmitir?

Por otro lado, otro de los puntos que la experta Gabriela Paoli destaca es que los padres deben plantearse si el juego en cuestión es transmisor de los valores que quieren transmitir a sus hijos. "Los videojuegos son además de un entretenimiento digital, son transmisores de valores, habilidades o competencias sociales, emocionales, cognitivas, lingüísticas ..." asevera Paoli.

El mejor control parental: la compañía de los padres

Del mismo modo, la psicóloga experta en tecnoadicciones señala que el mejor control parental es la compañía de papá y/o mamá. Por eso, es importante estar al lado de los hijos a la hora de elegir el videojuego que quieren, comprarlo, descargarlo, instalarlos, jugar juntos, informarse del código pegui y explicarles a tus hijos/as. Además de establecer normas y límites claros desde el primer momento. Que el niño/a sepan que sabes a qué se está jugando, con quién y el tiempo que deberá jugar.

Al hablar ya de pre-adolescente y adolescentes, lo mismo. E incluso como aquí la temática y el tipo de juego es diferente, recomiendo hablar de seguridad, privacidad, chats cerrados, el tema económico, y por supuesto dejar bien claro el tiempo de conexión y el momento del día o de la semana que jugará. Según la edad y las circunstancias que haya en casa, establecer día y horas (en función de sus otras actividades extra-escolares o deportivas) para dejar claro el mensaje que estas son innegociables.

Una hora, entretiene, dos, estresa.

Tal y como destaca Paoli, es importante aclarar que con una hora o dos de videojuego, el cerebro se entretiene, pero con más de dos horas, el cerebro se estresa y cansa.  Además, hay que tener en cuenta el momento evolutivo en el que se encuentran los menores, en donde aún no está desarrollado su cerebro, el sistema nervioso ni consolidado el cortex pre-frontal, parte del cerebro encargada del control de las funciones ejecutivas, incluida la impulsividad, inhibición de la conducta, planificación, entre otras cuestiones que son fundamentales para no caer en un uso abusivo de los dispositivos o videojuegos. "Es decir, ofrecer a tu hijo/a una explicación, breve y concisa de la industria tecnológica (el gran negocio que hay en ella) y de su momento evolutivo", señala la experta.

Evitar el "efecto desplazamiento"

Por último, debemos evitar el "efecto desplazamiento", es decir que el videojuego sea la actividad principal o incluso, exclusiva que realiza el menor, que no desplace o anule a todas las otras. Esto puede ser muy perjudicial para su salud física y mental, llevándole entre otras cuestiones, a aislarse o al deterioro progresivo de sus relaciones familiares o sus amistades, bajar en el rendimiento académico, sedentarismo, obesidad, cambios bruscos de humor, irritabilidad, impulsividad, etc. Esto le puede conllevar un gran impacto en su vida y en la de su entorno más próximo. Por esto, es recomendable potenciar actividades al aire libre, deporte, naturaleza, etc.

"No se trata de demonizar los videojuegos, sino más bien se trata de saber usarlos de forma responsable, consciente y saludable", concluye Gabriela Paoli.