Cosas de la edad y del riego, en la entrada que publicamos hace unas semanas sobre los tipos de malware nos olvidamos sin vergüenza alguna de uno que precisamente está, por desagracia, muy de moda últimamente, el stalkerware. Manda huevos, que diría aquel, aunque ahora nos viene al pelo para tener una excusa con la que escribir otro post, y así seguir rellenando contenido para que parezca que el blog está más activo que un vampiro en un banco de sangre, y con ello justificar nuestro injustificable sueldo. Vamos, que seguimos sin tener vergüenza.
Y ahora ya nos ponemos serios, porque este tipo de virus es uno que no sólo concierne al mundo de la ciberseguridad, sino también a la sociedad en general. Y esto es así porque en este caso no son unos ciberdelincuentes desconocidos y profesionales los que están perjudicando nuestra seguridad, sino que son las propias parejas y exparejas las que usan este software malicioso para espiar a la otra persona. Por lo tanto, hablamos de algo que atañe a la ética y a la conciencia de toda la gente.
Tal y como hicimos con cada uno de los virus de la mencionada entrada sobre los tipos de malware, empezaremos por la “etimología” o traducción de la palabra: “Stalker” de acosador, y “ware” de software o código informático. Por lo tanto, el stalkerware es un programa acosador, que se instala en el móvil de la víctima acosada.
La forma de instalación es de dos tipos posibles: O bien la persona que acosa aprovecha un descuido de su pareja para descargar la app espía en el propio móvil que ésta ha dejado olvidado, o bien (probablemente con mejor efectividad) le envía un enlace para que haga click y el virus acosador quede instalado.
A partir de ese momento, la víctima queda controlada por el stalkerware: Su pareja recibe información de los sitios a los que ha ido, las personas con las que ha contactado a través de aplicaciones sociales y, en definitiva, todo tipo de actividad que la persona acosada ha llevado a cabo con su smartphone. Un espionaje de pareja de toda la vida, pero en versión digital, en toda regla.
Aunque parezca obvio, hay que decir que este tipo de aplicaciones son ilegales y su uso está tipificado como “delito de descubrimiento y revelación de secretos”, lo que está penado con hasta cuatro años de cárcel, por mucho que se vendan alegremente por Internet, con eslóganes del tipo “tu pareja ni se dará cuenta de que lo tiene instalado”.
Por lo tanto, estamos hablando de un tipo de “spyware” (véase la susodicha entrada sobre los tipos de virus y de paso increméntese nuestro tráfico web al hacer click, gracias), en el que, como hemos empezado diciendo, los malos no son cibercriminales dedicados en cuerpo y alma a ello (aunque los programadores que crean esas apps sí lo sean), sino las personas que violan la privacidad de su pareja con esta práctica deleznable.
Para más información sobre los tipos de stalkerware existentes, y cómo evitarlos, dejamos este artículo a vuestra disposición: https://www.nobbot.com/pantallas/que-es-el-stalkerware-y-como-saber-si-te-estan-espiando/ . Mientras, nosotros vamos a pasar el rato, por ejemplo viendo una peli, por ejemplo una de James Bond, por ejemplo, “La espía que me amó”. Es como ver una película sobre “spyware” y “stalkerware”…