Cuando la tecnología se hace cansina

Fatiga digital

Pero bueno vamos a ver. ¿Lo nuestro en este blog es tecnofobia, ironía anti-tecnófoba, ganas de polemizar, relación amor-odio con el mundo digital…? En fin, por algo nos llamamos Como un pulpo en la nube… Dejemos a nuestros lectores que interpreten por sí mismos nuestras neuras con el tema, aunque me temo que a veces se nos ve el plumero….

Lo que sí es verdad es que, en una época en la que se nos vende todo lo tecnológico como algo absoluta e incuestionablemente maravilloso, no viene mal contrastar, y eso es lo que, como bien sabéis, nos gusta hacer con frecuencia (que no siempre) en esta modesta bitácora digital (paradojas de la vida). Así que hoy vamos a redundar en la parte negativa de la saturación digital (o posible parte negativa, según para quién).

En esta ocasión se trata de un estudio que asegura que el exceso de tecnología agota a los trabajadores. Véase que se refiere al exceso, no a la tecnología en sí. Lo poco gusta y lo mucho cansa, que decía aquel. Aunque claro, no deja de ser cierto que todo lo digital parece diseñado para mantener a los usuarios constantemente pegados a la tecnología, o al menos esa parece la tendencia, o al menos esos parecen los efectos en buena parte de la población; no me atrevería a asegurar si la mayoría, pero no hay más que echar un vistazo a la gente en el metro para ver que tiene pinta de ser así.

En fin, que parece que volvemos a algo similar a lo que comentábamos hace pocos meses cuando hablábamos del estrés de la tecnología. Ahora volvemos con otro estudio que aunque no hable de exactamente lo mismo, parece advertir conclusiones relacionadas. Al final, de tanto insistir, pasará como con lo del cambio climático, que surgirá una reacción contraria cada vez más anti-tecnófoba, o bien la gente pasará del tema en plan “qué la vamos a hacer”, “es lo que hay”, “es imparable”, etc. y, lo más grave de todo con diferencia, a nuestro blog se le quedará la etiqueta de “tecnófobos tiquismiquis”, y nos mandaréis a paseo…

Bueno, pues que conste que el informe no es cosa nuestra, sólo nos hacemos eco del mismo. Como siempre, juzgadlo por vosotros mismos; aquí os lo dejamos:

 

El exceso de tecnología agota a los trabajadores

Fatiga_digital

La dependencia tecnológica es una realidad que caracteriza a la sociedad actual. La gran mayoría de las personas están hiperconectadas y dependen de sus dispositivos móviles desde el momento en que apagan la alarma de su despertador hasta que envían el último correo antes de dormir. Sin embargo, esta sobreestimulación puede tener consecuencias negativas en la capacidad de concentración y dificulta la desconexión tecnológica.

Los gobiernos y las empresas ya reconocen el derecho a la “desconexión digital" y están tomando medidas para asegurar el descanso tecnológico de los trabajadores. De hecho, en el año 2017, Francia aprobó una ley que otorga a los empleados de empresas compuestas por más de 50 personas el derecho legal a ignorar los correos electrónicos recibidos fuera del horario laboral. Ese mismo año, se aprobó una ley similar en Italia y Filipinas. Un año más tarde, en 2018, en España entraba en vigor la Ley Orgánica de Protección de Datos Personales y Garantía de los Derechos Digitales que fija el derecho de los trabajadores a la desconexión digital en el ámbito laboral, protegiendo su tiempo libre y destacando la no obligación de atender llamadas ni correos fuera de su horario de trabajo.

Aunque otros países como Alemania no cuentan con esta legislación, ya son muchas las grandes compañías, incluidas Allianz, Volkswagen y Daimler, que se han encargado activamente de limitar la cantidad de conexión que tienen sus empleados cuando no están en el trabajo.

A más tecnología, menor es nuestra capacidad de atención

La tecnología y más específicamente su capacidad para mantenernos constantemente "activos" y conectados nos está cansando. En este sentido, científicos de la Universidad de Yonsei en Corea descubrieron que el aumento de energía que requiere responder al flujo constante de información está provocando tensión física y psicológica en los empleados.

Cada vez es más evidente que el estrés físico y psicológico asociado al agobio tecnológico puede afectar nuestra vida laboral y personal, influyendo en nuestra motivación. Esta situación se agudiza todavía más en las conocidas como generación Z y generación millennial, todos ellos nativos digitales, ultraconectados y a los que se les hace realmente difícil desconectarse de sus dispositivos móviles. Así pues, es necesario que estos perfiles sean conscientes de la dependencia tecnológica porque como generación laboral futura la falta de desconexión puede aumentar el riesgo de agotamiento y otras enfermedades relacionadas con el estrés.

Otro efecto secundario importante del exceso tecnológico es la reducción de los períodos de atención. Un estudio de investigadores de la Universidad Técnica de Dinamarca menciona que "la capacidad de atención global colectiva se está reduciendo a causa de la cantidad de información que se presenta al público". Debido a que la tecnología constantemente nos está brindando nueva información, nuestra capacidad de concentración está disminuyendo. De hecho, esta limitación puede afectarnos en muchos aspectos de la vida. Por ejemplo, tener una atención limitada influye en cómo nos relacionamos con los demás e incluso disminuye nuestra capacidad de aprendizaje.

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El problema de la productividad

Estar disponible las 24 horas del día los 7 días de la semana, puede ocasionar que las personas sean menos productivas, dañar la capacidad de atención de los trabajadores e incluso puede afectar negativamente a otros aspectos de nuestras vidas, no solo en el entorno laboral.

A primera vista puede parecer que los empleados y las compañías se benefician de todos los servicios que proporciona la tecnología. No obstante, hay una cara negativa de la tecnología, menos conocida, que afecta desfavorablemente a la productividad. Por ejemplo, tener nuestro teléfono móvil a nuestro alcance puede provocar que nos distraigamos de la tarea de trabajo que estábamos realizando y tengamos que dedicar un momento a volver a concentrarnos.

Para evitarlo, lo recomendable es crear espacios en los entornos de trabajo designados a estar “desconectados”. Recientemente, varias empresas líderes, incluido el café ‘Last Word’ en la Biblioteca Británica, han tomado medidas para prohibir o confiscar teléfonos en el trabajo y poder mejorar la productividad y la concentración.

En este sentido, los centros de trabajo flexible de IWG disponen de espacios sin tecnología en los que los profesionales pueden interactuar cara a cara disfrutar de un momento de ocio y desconexión. Además, las oficinas flexibles también son una opción ideal para quienes tienen su espacio de trabajo en sus domicilios y tienen dificultades para desconectar del trabajo. Por lo tanto, poder recurrir a oficinas flexibles podría ayudar a todos aquellos que quieran tener un espacio de trabajo que les permita separar la vida personal de la laboral, asociando sus hogares a su lugar de  desconexión,  ocio y relajación.

Un informe reciente de Deloitte descubrió que "el valor derivado del empleado siempre activo puede verse afectado por factores negativos como el aumento de la carga cognitiva, la disminución del rendimiento y del bienestar del empleado". Está claro que los lugares de trabajo necesitan encontrar soluciones a los problemas de sobrecarga tecnológica por el bien de su negocio y crecimiento personal.

Philippe Jiménez, country manager de IWG Group España, comenta que “aunque la tecnología ofrece enormes beneficios a las empresas y a sus empleados, es necesario encontrar el equilibrio adecuado. Los espacios de trabajo flexibles y las zonas designadas a estar libres de tecnología son solo dos de las soluciones a este problema de hoy en día, que ayudan a las personas a separar sus horas de trabajo del tiempo no laboral y además minimizan las distracciones mientras realmente trabajan”.