Hoy toca una entrada para la exaltación del cuñadismo puro y duro, del de “¡Ya os dije yo que esto iba a pasar!”. Pero es que la actualidad futbolera (sacrosanto tema que nunca hay que dejar de tocar, sea cual sea la sopa en la que esté) nos lo está poniendo a huevo últimamente…
No voy a ponerme del lado de ningún club presuntamente perjudicado en concreto, ni tampoco a señalar con un dedo acusador a ningún supuesto beneficiado; afortunadamente (o no) para mí, o al menos para mi salud mental o como mínimo cardíaca, no soy Tomás Roncero. Tampoco voy a valorar si esto del famoso VAR está funcionando bien o no; la verdad es que me importa bastante poco, hace tiempo que apenas veo fútbol (por no decir nada), y aparte de que eso me impide tener una opinión bien formada (lo cual incrementa el nivel de cuñadismo de este post, por no decir el de desvergüenza…), yo a lo que iba es a otra cosa.
Aquí de lo que se trata es de poner de relieve que se está cumpliendo lo que vaticinamos hace muchas entradas: Que la introducción de la tecnología en el arbitraje del fútbol no iba a impedir que la gente siguiera quejándose de los colegiados y acordándose de sus familias en los diversos estadios. Vamos, que la polémica no ha desaparecido, e incluso parece ser que está aumentando, porque ahora que las jugadas se pueden revisar, el hecho de que se sigan produciendo errores irrita más, ya que el equipo arbitral ya no puede escudarse en la dificultad para tomar decisiones en tiempo real.
Es más, esto podría ser caldo de cultivo para crear teorías conspiratorias mucho más elaboradas que las de la época de los villaratos y demás. Ahora las deliberaciones de equipos arbitrales ocurren con las mismas imágenes de repeticiones con las que los futboleros llevan discutiendo toda la vida, y con las que los tertulianos deportivos (esos entrañables personajes) rellenan horas y horas de entretenimiento audiovisual de calidad de luxe… de Sálvame deluxe, quería decir. Ahora los argumentos sobre complots arbitrales aparecen solos, prolíficos y a la vista de todos, como las setas; ya no hay que hacer arqueología de las conjuras, escarbando en los bajos fondos para dar con “pruebas”. Se tenga razón o no ¡está más claro que nunca!: EMOSIDO ENGAÑADO.
Ahora bien, también hay que decirlo, tal y como se está haciendo, todo esto está poniendo en bandeja a los amantes de la polémica toda su retahíla de lamentos. Y es que esto no es tecnología de verdad; no del todo. En aquella entrada en la que nos basamos ahora para demostrar lo muy sabios y visionarios que somos, también se mencionaba que el arbitraje en el fútbol alcanzaría algo más cercano a la perfección o a la infalibilidad cuando las decisiones sean tomadas por la Inteligencia Artificial, no por humanos que siguen discutiendo y en cuyos familiares se sigue desahogando figurada pero excretalmente el aficionado de pro.
Que sí, que cuando los árbitros sean robots los exabruptos del futbolero irán a parar al diseñador del cacharrito, y la polémica no desaparecerá nunca, vaaaale, pero al menos la cosa será más fraterna entre seres humanos. Porque sí, amigo hincha, esos señores llamados árbitros también son sentimientos y tienen personas, y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde, hombre ya!
Post by Albert