¿Tecnofobia igual a conspiranoya...?

Pues fíjate lo que ha dicho el de Apple...

Tecnófobos del mundo (los pocos que quedáis): Os han llamado anticuados, nostálgicos, retrógrados, contrarios al progreso, haters del siglo XXI, conspiranoicos, y unas cuantas lindezas más. ¡A quién se le ocurre ir contra la corriente! ¡Cómo es posible no entender el convencimiento de millones de ciudadanos embelesados con una tecnología de la que se reían hace pocas décadas ("mira al flipao ese que va hablando solo por la calle", decían entonces...)!

Tengáis razón o no, amigos tecnófobos, poco a poco vamos sabiendo cosas relacionadas con las grandes compañías de Syllicon Valley que podrían serviros para defenderos mejor en vuestra trinchera irreductible (como la aldea Gala de Astérix y Obélix). Esos sacrosantos y venerados gigantes tecnológicos, cuya marca en el móvil o el portátil da tanto glamour a la imágen como un gran diseñador de moda a un bolso o a un vestido, se han esforzado en convencernos de lo imprescindible que era todo aquello que han inventado y sin lo que ahora no podemos vivir, pero ahora resulta que ni siquiera ellos están tan convencidos de que todo el uso (siempre conectados) que nos han vendido sea tan beneficioso (salvo para sus bolsillos, claro); es más, más bien empiezan a reconocer que es al revés: ese abuso es perjudicial. Y ojo que eso es lo que reconocen (con la boca pequeña o no) ellos, que son los interesados en lo contrario, los enemigos de los tecnófobos. Qué será lo que no recnocen...

¿Que no os lo creéis? Pues aquí tenéis un artículo sobre Tim Cook, nada menos que el CEO de la marca TOP, o sea Apple, en el que se recogen estas declaraciones suyas recientes: “No creo en el uso excesivo de la tecnología. No soy de los que cree que se va a tener éxito por usarla todo el tiempo”. Y va más allá, reconociendo que no quiere que su sobrino de 12 años esté en redes sociales. Hay más casos, no sólo el de Cook: Sin ir más lejos su predecesor, Steve Jobs, mantenía alejados a sus hijos de dispositivos móviles, cosa que también hace Bill Gates de Microsoft, así como Evan Williams, uno de los fundadores de Twitter, o Chamath Palihapitiya, uno de los primeros directivos de Facebook, que ha dicho esto: “Ni iPad ni iPhone ni ordenador. En casa no hay tiempo para pantallas. Quiero que estén con amigos (refiriéndose a sus tres hijos)".

Salvando las distancias (que hay que reconocer que son grandes), todo esto suena casi como si los fabricantes de determinados productos alimenticios no quisieran que sus hijos los consumieran, o lo hicieran lo menos posible. Da que pensar, ¿no? Como mínimo, replantea la supuesta calificación de "conspiranoico" que los tecnófilos regalan a sus opuestos. Y eso aparentemente aplicado a la adicción, pero vaya usted a saber si los miedos de esos gurús informáticos vienen también de los riesgos de la privacidad, la ciberseguridad, el acoso online, la manipulación informativa o de opinión... De hecho, ahí tenemos la imágen de Mark Zuckerberg de Facebook tapando la cámara web y el micrófono de su propio portátil... ¡vaya conspiranoico, el Zuckerberg éste! ¡Qué sabrá él de tecnología!

Zuckerberg

Pero cuidado, amigo tecnófobo, que aquí el tecnófilo convencido os dará una réplica: "No hombre no, Tim Cook se refiere al uso excesivo, y en el caso concreto de niños y menores, pero no a que esas tecnologías en sí sean perjuidiciales, exagerao... ¡cuñao!". No te vengas abajo, amigo tecnófobo, y respóndele que, como ciertos diseñadores de tecnología reconocen, la mayoría de las tecnologías están diseñadas para fomentar un uso lo más frecuente y continuado posible, a base de constantes alertas y sonidos, porque eso es lo que garantiza el éxito comercial a las compañías que las lanzan... y por lo tanto las tecnologías en sí están pensadas para su uso excesivo, y de ahí pueden venir luego las adicciones, ansiedades, etc. En esta entrada anterior del blog hablamos sobre ello, y sobre cómo algunos de esos diseñadores ya han propuesto un estándar de diseño de tecnologías para un uso más racional; como el creciente y deseable estándar de consumo racional de alimentos. Lo que demuestra que, detrás de todo ese halo de deslumbrante felicidad generalizada ante la tecnología, puede que no veamos que no se está diseñando de forma absolutamente conveniente.

También te digo, amigo tecnófobo, que lo dicho en el anterior párrafo demuestra que sí puede haber una forma positiva de diseñar, vender y usar la tecnología, y de hecho la hay, y hay una parte constructiva y aprovechable de las tecnologías: negarla no es la forma de convencer a los tecnófilos de la parte negativa, de la misma forma que el exceso de satisfacción de los tecnófilos es lo que te provoca a tí un mayor rechazo.

Post by Albert