El cinéfilo tecnológico: Robot doméstico (2023)

...Pero poco domesticado

Amigos cinéfilos – tecnófilos, hoy vamos a tener el dudoso honor de completar una inefable trilogía de reseñas fílmicas sobre androides con inteligencia artificial que cunplen la clásica función de empleado del hogar (matizable en uno de los tres casos) en versión informatizada. Y lo de calificar de dudoso a ese honor es porque no se salva ninguna de las tres...

Tanto en esta última película que hemos visto como en las anteriormente tratadas en esta sección Robot de compañía (es la del matiz en lo de "empleado del hogar") y Alice (Subservience) termina ocurriendo básicamente lo mismo: ¿Creéis que la idea de meter un robot humanoide en casa acaba siendo buena para los personajes? ¡Oh sorpresa! Más previsible no puede ser el asunto. Así es difícil conseguir el pretendido terror que se busca.

Con todo, de las tres esta última me parece la más llevadera. De hecho, durante la primera hora es razonablemente entretenida (sin dejar de ser de calidad justita para telefilme de media tarde). En ella se plantean posibles metáforas (o tal vez futuros avances) de lo que la tecnología digital actual ya está ofreciendo mientras provoca polémicas y debates: La elección automatizada de preferencias por parte de los algoritmos en base a los gustos observados en los usuarios, o el posible "espionaje" auditivo de los smartphones, por ejemplo.

Sin embargo, también se empiezan a ver desde el principio actitudes poco convincentes por parte de un robot cuya IA le lleva a estresarse de forma muy humana ante algún problema o error, o incluso a ponerse cachondo ante su dueña (recordemos que en las otras dos "joyas" de la "trilogía" era el dueño humano el que quería montárselo -y de hecho se lo montaba- con la droide; pero que sea el robot el lascivo ya causa más risa que miedo, creo). Uno espera que más adelante estos comportamientos se justifiquen argumentalmente, pero poco a poco se va viendo que es al revés, que son los comportamientos los que justifican que la cosa se ponga cada vez más chunga.

Es en el último tercio de la película, a raíz de cierto suceso en la carretera, cuando la trama termina por salirse de madre y se desboca sin control hacia el ridículo. Tim, que así se llaman tanto el robot protaginista como este film británico en su nombre original, se convierte en el típico malo malísimo con personalidad psicópata y sádica, lleno de clichés, pero en este caso sin tener un objetivo claro, definido y coherente, mientras uno se pregunta si el programador de su software era, por ejemplo, el malo de No es país para viejos, cosa que, como ya dije, ni te van a explicar ni les va a importar un carajo si te conformas con ello o no. Sencillamente, la IA y los robots son malos y punto, y lo aceptas o no haberte puesto a ver esta peli.

Y lo malo de todo lo anterior es que, claro, luego nos tomamos a cachondeo o a "exageraciones del cine" lo de los riegos de la IA. Pues vale, muy bien, reiros, reiros...

P.D.: Sobre el tema tratado, mejor quedaros con la serie Humans, que sin ser una maravilla, al menos es decente.

 

Nota del Pulpo: 4,5 / 10