Más sobre influencers

…pero sin ánimo de influiros…

No es que hayamos hablado mucho de influencers en este blog; de hecho, que recuerde, fue una sola vez, y hace ya bastante. Tampoco es que controlemos en exceso del tema, ni que nos entusiasme en demasía, pero como se trata de uno de los campos más populares surgidos con Internet, digo yo que habrá que hacer mención a ello de vez en cuando.

Alguno dirá “¿Tenéis un blog pero decís que no tenéis ni papa de influencers…? ¿Hola…?”. Para resolver esta supuesta incoherencia no tenéis más que leer el nombre de este blog. Es lo que hay amigos. Si nosotros somos influencers de algo es de la ignorancia y la desorientación en el mundo digital, sin ánimo de ser humildes.

¿Pero entonces cómo vamos a ponernos a escribir sobre influencers sin ser lo nuestro? Pues, sencillamente, no vamos a ponernos a escribir sobre influencers. Algunos ya lo han hecho por nosotros, y nos lo han remitido, así que aquí debajo os lo vamos a plantar, con todo el morro del mundo, ya nos conocéis. Si no puedes mejorar lo que otros han hecho, ¿para que cambiarlo…?

Pues lo dicho, os dejamos con este par de artículos acerca del tema, que tienen pinta de ser interesantes al respecto. Y sed pacientes, que en breve sí tendremos algo propio que ofreceros… pero no esperéis que sea contenido al nivel de influencers, claro…

 


 

En España hay más de 7.500 influencers que viven de la creación de contenidos

Según SignalFire, más de 50 millones de personas en el mundo -cifra casi igual a toda la población española- se consideran creadores de contenidos, a pesar de que sea una profesión que ha nacido hace solo 10 años. Y, de ellos, más de 2 millones podrían considerarse profesionales y viven de su pasión. Es el tipo de negocio que más ha crecido a nivel exponencial en los últimos años y es una aspiración para las nuevas generaciones, como demuestran las encuestas de los últimos 5 años “¿Qué quieres ser de mayor?” de Adecco.

2btube, agencia especializada en alcanzar a la audiencia online con creación de contenidos audiovisuales y representación de influencers; ha clasificado los perfiles de creadores españoles en YouTube, Facebook, Instagram y Twitch en base al número de seguidores y concluye que hay más de 134.000 creadores con más de 1.000 seguidores en alguna de sus cuentas; más de 40.000 con más de 10.000 seguidores; más de 7.500 con más de 100.000 seguidores y 691 creadores con más de un millón de seguidores. Los datos han sido extraídos de la herramienta Tubular Labs.

Según esta agencia, cuando un creador de contenido consigue 100.000 seguidores en alguno de sus perfiles, es cuando se considera que alcanza el estatus de influencer y puede dedicarse, profesionalmente, a la creación del contenido, debido a los ingresos que puede generar tanto por la monetización de sus vídeos en dichas plataformas, como por la participación en campañas publicitarias de anunciantes o a través de la financiación por parte de los fans.

Cómo ganan dinero los influencers

Actualmente hay multitud de oportunidades para generar ingresos siendo influencer o creador de contenidos; ya que se han multiplicado las empresas dedicadas a este sector y prácticamente todas las plataformas digitales pagan a los talentos por las visualizaciones que consiguen sus contenidos” explica Fabienne Fourquet, CEO de 2btubePodríamos distinguir 3 fases en la vida profesional de un influencer: comienza monetizando sus vídeos en la red donde los publica, continúa trabajando con anunciantes y llega a un momento en el que se ha convertido en un negocio en sí mismo y pasa a lanzar sus propios productos o su propia marca, sin necesidad de trabajar con anunciantes”.

Esas tres etapas y las formas de generar ingresos que definen el negocio detrás de los influencers las explica 2btube en un vídeo publicado en su canal de YouTube. Está realizado en colaboración con Ac2ality, perfil con más de 2,4 millones de seguidores en TikTok y que recientemente ha firmado una alianza con la agencia para que ésta dé a conocer su marca y amplíe sus contenidos a otras plataformas como YouTube o Twitch, como también explica el vídeo.

Según 2btube, la fase 1 comienza cuando el creador empieza a monetizar sus contenidos en plataformas que pagan a los talentos en función de la publicidad servida en sus vídeos, como por ejemplo YouTube o Facebook, y que depende, en gran medida, del número de visualizaciones conseguidas.

Cuantas más plataformas utilicemos para distribuir los vídeos más ingresos se generan y más se da a conocer el creador entre diferentes audiencias”, explica Fourquet.“Por ejemplo, nosotros estamos ayudando a muchos creadores de YouTube a adaptar sus contenidos para publicarlos también en Facebook. Eso le puede suponer ganar más de 1.000 dólares al mes solo en esta plataforma. Y lo mismo estamos haciendo con Ac2ality, a quienes hemos creado un canal de YouTube y de Twitch”.

La fase 2 es aquella en la que las marcas y anunciantes se ven interesados en contar con estos creadores de contenido en sus campañas publicitarias. Se comienzan a generar ingresos destacados cuando el talento supera la cifra de 100.000 seguidores.

Hace 3 años empecé a subir vídeos a Facebook y a YouTube y, si bien en ese momento no generaba apenas ingresos y tenía otro trabajo; ahora puedo decir que vivo por completo de ser creadora de contenido y que incluso he podido comprarme una casa con lo que he ganado", explica La Pelo, creadora de contenido con 230.000 seguidores en su canal de YouTube. “Eso sí, un gran porcentaje de mis ingresos provienen de las campañas publicitarias que realizo con marcas, sin ellas no podría decir lo mismo”.

La fase 3 es cuando el creador de contenidos tiene una comunidad de seguidores tan grande que se convierte en una marca propia, en un negocio. Eso le permite tener productos a la venta; obtener ingresos gracias a las suscripciones o el apoyo de los fans; y ser elegido para participar en programas de televisión o radio, eventos, películas o podcasts; además de vender sus contenidos de manera exclusiva a algunas plataformas concretas. Eso les genera una libertad que hace que ya no dependan de los anunciantes para vivir.

Así lo explica Spursito, influencer con más de 3 millones de seguidores en el conjunto de sus redes sociales: “Ahora mismo puedo decir que ya no necesito realizar campañas con anunciantes para vivir cómodamente, por lo que rechazo muchas propuestas que me llegan para dedicarme al máximo en la creación de contenido. En 2017, cuando mis ingresos de YouTube no llegaban ni al sueldo mínimo, necesitaba combinar esta actividad con el trabajo con muchas marcas. Hoy, en cambio, solo con la monetización de mi canal de YouTube y las suscripciones de Twitch genero ingresos que duplican o triplican, depende del mes, el salario medio mensual que hay en España. Eso me permite seleccionar muy bien los proyectos a los que dedico mi tiempo, como ser presentador en UBeat, El Córner de la Liga o Sabor a Fútbol, que son proyectos que me apasionan”.

Su caso no es el único, son más de 600 los creadores de contenidos españoles que superan el millón de seguidores en alguna de sus redes sociales y podríamos decir que forman parte de esa tercera fase. Forman parte del fenómeno conocido como  “economía de la pasión” y que refleja cómo las nuevas tecnologías y pautas de consumo audiovisual han posibilitado la venta de contenidos creativos directamente a los consumidores.

Este tema ha sido abordado por multitud de medios en Estados Unidos como el New York Times o Forbes. Puede que nos encontremos ante una revolución social y laboral”, concluye Fabienne Fourquet.

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Los riesgos laborales y psicosociales de quienes dicen “mamá, quiero ser influencer”

Nuevas profesiones traen aparejados nuevos riesgos laborales, como es el caso de los influencers que, a pesar de aparentar vidas profesionales idílicas, en muchos casos padecen riesgos laborales y psicosociales derivados del ejercicio de esta profesión.

Sin duda alguna, ser influencer es una profesión de moda, y España es el séptimo país con mayor número de influencers del mundo, por detrás de Estados Unidos, Brasil, Reino Unido, India, Alemania y Francia, según datos de HypeAuditor-Statista (2020). 

Según una encuesta sociológica de 2019 denominada “Mamá, quiero ser influencer” y realizada a más de 800 personas de entre 18 y 35 años, casi el 40% de los jóvenes españoles quiere ser influencer. ¡Y no es de extrañar! Viajes gratis; invitaciones a hoteles de lujo; probar todo tipo de productos de forma gratuita… Incontables ventajas a cambio de generar contenidos para dar visibilidad a diferentes marcas entre sus seguidores.

Pero no todo es color de rosa en el influencer marketing: estamos ante una nueva profesión que trae bajo el brazo una gran cantidad de riesgos laborales y psicosociales.

Ciberdelitos, ciberacoso y pérdida de credibilidad, los riesgos de ser influencer

Como hemos comentado, aunque pueda parecer una profesión ideal a través de la que obtener grandes beneficios económicos, fama y éxito, también tiene una cara B. Esta cara B, podría dividirse en dos partes diferenciadas: los ciberdelitos y los trastornos psicosociales.

Cualquier persona puede ser víctima de una estafa, de un robo de información personal o bancaria a través de internet. La probabilidad de que esto le suceda a un influencer se multiplica: la continua conexión con sus seguidores a través de directos o historias de Instagram y otros perfiles sociales hace que sean mucho más vulnerables a este tipo de situaciones.

De hecho, cada vez es más frecuente encontrar noticias en los medios sobre influencers que han sido víctima de este tipo de delitos. El último caso que se ha conocido ha sido el de la instagrammer Marina Prat, entre otras influencers que sufrieron una suplantación de identidad. Abrieron una cuenta en una plataforma de contenido para adultos a su nombre e hicieron creer a sus seguidores que compartían contenido sexual en la misma.

¿Cuáles son los riesgos más frecuentes a los que se enfrentan estos personajes públicos? Además de la suplantación de identidad, también encontramos otros importantes delitos como ciberacoso, tanto sexual como personal; hackeos de cuentas y acceso a datos personales; secuestro de dispositivos o cuentas; o extorsión económica.

Debemos tener en cuenta que estamos ante personas que se ganan la vida con su reputación digital, por lo que este tipo de peligros a los que se enfrentan pueden poner en riesgo su credibilidad y, por lo tanto, su negocio. Para un influencer, la marca personal lo es todo: hablamos de una profesión que implica una dedicación diaria y constante para construir una identidad fuerte y una comunidad fiel.

Sin desconexión digital

El concepto de desconexión digital limita el uso de tecnologías de comunicación con el objetivo de garantizar el tiempo de descanso y vacaciones de los trabajadores. Un derecho que se ha reforzado durante toda la pandemia de la Covid’19 debido a la implementación masiva del teletrabajo. Pero ¿qué hay de los influencers? ¿tienen ellos este mismo derecho?

Nos encontramos ante una nueva profesión en la que los límites entre el trabajo y la vida privada son muy difíciles de delimitar. Estamos ante personas que tienen un nivel de fama similar a la de cualquier personaje famoso, pero que se enfrentan a ella con menos experiencia y conocimiento de lo que esto puede suponer para su vida diaria. Ser influencer implica vivir por y para generar contenido, para destacar, para obtener likes, para conseguir que sus seguidores les vean, etc. Y esto provoca que siempre estén conectados a sus perfiles sociales, respondiendo a la gran demanda de sus millones de seguidores.

Y la falta de privacidad no es el único problema. La sobreexposición en los perfiles sociales; la búsqueda de una constante validación por parte de sus seguidores (y de los que no lo son); las críticas y comentarios ofensivos; o crear una identidad en base a lo que los usuarios demandan, son graves riesgos a los que se enfrentan los influencers de manera continua.

Una presión constante que generalmente termina provocando trastornos de ansiedad, depresiones e incluso, en algún caso, hasta suicidios. En febrero de este año, fuimos conocedores de la muerte por esta causa de dos influencers de TikTok: Dazharia Shaffer de 18 años y Kasia Lenhardt, de 25 años.

¿Cómo prevenir estos riesgos laborales si eres influencer?

Para evitar estas posibles enfermedades, trastornos o peligros que hemos mencionado a lo largo del artículo, al igual que para cualquier trabajador autónomo, la prevención de riesgos se presenta como un aspecto fundamental.

Por norma general, las políticas en materia de prevención de riesgos laborales están pensadas para los trabajadores por cuenta ajena. Aunque ya existen algunas leyes para autónomos el teletrabajo está inmerso en cambios legislativos actualmente y es necesario establecer claramente la relación contractual entre el influencer y la empresa. Queda clara, por lo tanto, la necesidad de replantear la ley de Prevención de Riesgos Laborales.

Leyes aparte, existen algunas recomendaciones que, desde el influencer en un primer plano, hasta las propias empresas que trabajan con estos perfiles (agencias, asociaciones, marcas), pueden ponerse en práctica para prevenir ciertos riesgos asociados a esta profesión.

1. Evitar el uso de correos electrónicos personales, asociados a otros ámbitos como el bancario, en las cuentas de sus perfiles sociales.

2. Utilizar contraseñas seguras y diferentes por cada plataforma y tener siempre activados los protocolos de doble verificación y seguridad de las Redes Sociales.

3. Crear un hábito de desconexión digital, estableciendo un horario fijo y un espacio de trabajo, como cualquier otro empleado.

4. Establecer límites entre el ámbito privado y el ámbito laboral: no es necesario estar conectado con los seguidores 24/7.

5. Desde agencias, marcas y empresas que requieran los servicios de este tipo de perfiles, facilitar toda la información legal que requiera la actividad y el marco de contratación necesario (por cuenta ajena, contratos temporales, etc).

6. Y, para terminar, es muy positivo hacer sentir al influencer como parte de la marca o agencia, invitarle a conocer las instalaciones o bien ofrecerle un lugar desde el que llevar a cabo su trabajo.

En el último año estamos siendo testigos de la rápida digitalización de muchas empresas; de la búsqueda de un hueco publicitario dentro de las plataformas digitales de negocios que nunca se lo habían planteado; de dejar las oficinas físicas y adaptar nuestras casas para el teletrabajo.

Sin duda, el contexto laboral está cambiando y, con él, deben hacerlo también las leyes. Y no solo aquellas que protegen y regulan las nuevas formas de trabajo surgidas durante la pandemia; sino también las nuevas profesiones que han surgido en los últimos tiempos a raíz del boom de las redes sociales: como la de los influencers o los youtubers.