Espejo Negro 4x4: Hang the DJ

Tinder versión Premium Big Data

Os juro que no lo hago aposta por llevar la contraria: No me opongo intencionadamente a la opinión de los demás sobre los episodios de Black Mirror. Yo veo uno, tengo unas sensaciones, reflexiono sobre ellas, saco conclusiones, y luego ya miro en Internet lo que opinaron los demás. Y en la mayoría de los casos, me veo más fuera que el título de este blog, qué queréis que os diga.

Bueno a ver, que Hang the DJ no me parece que esté mal, en general lo considero aceptable, o bien. Pero es que la mayoría valoró esta historia sobre la tecnología aplicada a la búsqueda de la pareja ideal como notable, como uno de los mejores de la cuarta temporada, y a mí de momento me parece el peor (o el menos bueno) de la misma, y de hecho uno de los dos o tres más flojos de toda la serie.

Vaya por delante que el meollo tecnológico de fondo me parece muy interesante, y que al final del episodio está tratado de forma muy ingeniosa. Pero el desarrollo de la historia me resultó algo soso durante la más de media hora inicial (más de dos tercios de su metraje). Aquello que dije sobre los diálogos naíf o tontunos cuando los capítulos eran demasiado cortos para lo que contaban, y que se arregló a partir de la tercera temporada con duraciones más adecuadas o al menos narrativas más sólidas y creíbles; pues en este episodio vuelvo otra vez a aquella sensación de guion flojo. Luego resulta que el final podría justificar parte de esa característica, pero hasta que llegas te tienes que comer todo lo anterior, y a mí me estaba dejando un poco frío o indiferente, pese a lo mucho que me parecía que el tema podía dar de sí. Un ejemplo claro son los intentos de incluir gags humorísticos (con temática íntima de pareja, sexual o no), y que no sólo no me hicieron gracia, sino que en algún caso me llegaron a sonrojar por su torpeza casi infantil.

Me parece que el capítulo levanta el vuelo a partir del momento en que uno de los protagonistas toma la decisión de consultar cierto dato a la aplicación "guía" sin contar con la otra persona, lo que desencadena un hecho interesante y que lleva a la reflexión, y sobre todo alcanza el clímax con un final brillante que es el típico giro de la historia que te vuela la cabeza. Eso suele agradar mucho a muchos fans de Black Mirror, como pasó con Oso blanco. Pero a mí, también como en aquel episodio de la segunda temporada (de momento mi “anti-favorito”) me parece que no compensa el no haber disfrutado de todo (o casi todo) lo anterior, que es la gran parte del metraje. Porque además quise ver de nuevo (como hice con Oso Blanco) Hang the DJ para ver si ahora sí, pero ni lo terminé porque a los veinte minutos seguía igual (como con Oso Blanco); algún matiz entendido de otra forma, pero los diálogos, aun pudiendo comprender que tengan carencias de manera intencionada para justificar ese final, me resultan pobres. Y los chistes, seguían sin tener gracia, claro. Creo que si se pone toda la carne en el asador de cara al giro de guion final, hay que procurar que al menos los entremeses o primeros platos también sepan ricos, porque una vez comidos ya no hay vuelta atrás, por muy bueno que sea el postre.

blackmirror

 

El meollo tecnológico del capítulo (OJO SPOILERS)

Estamos ante un episodio que versa sobre las aplicaciones de citas y de búsqueda de parejas, que parece llevar el concepto de Tinder a la distopía en plan Un mundo feliz de Aldous Huxley. Sin embargo, en ese sorprendente final, al que llegamos por una vía que recuerda a la conclusión de El show de Truman, descubrimos que nos están explicando “El Sistema” o meollo tecnológico desde dentro de su propio funcionamiento: un análisis informático de todas las combinaciones de relaciones posibles de los personajes, pero no real sino digital. Ese “todo eran simulaciones virtuales” es tal vez la excusa para explicar parte de la pobreza en la profundidad de los diálogos, y claro, tampoco nos podían haber presentado a los “bots” en plan autómata porque entonces habría sido muy cantoso. Pero ese punto intermedio, aunque ha servido para tenerme engañado, a mí no me ha ayudado a entrar en la historia, hasta ese cuarto de hora final, en el que ahora ya los personajes (que no olvidemos que siguen siendo simulaciones) sí tienen profundidad emocional. Y está muy bien la escena en la que la “chica -bot” le dice a la app (o “guía”) que cuente hasta cuatro. Pero el ingenio que han tenido para acabar la historia deberían haberlo tenido también para iniciarla con más gracia, para mi gusto.

Y luego hay otra cuestión sobre la que reflexionar: Muy al principio hay un diálogo entre los avatares de los protagonistas que, desde el espíritu sombrío habitual de Black Mirror, podría parecer una irónica crítica a las apps de citas: “Qué raro tenía que ser lo de buscar pareja sin que la tecnología te ayudara…” Claro, y el amor no ha existido nunca o casi nunca hasta que ha llegado la tecnología y nos ha salvado… Pues con la glorificación del “Sistema” que se hace en ese final del capítulo parecen confirmarnos que no era ni crítica ni ironía (y esto convierte a la moraleja en “Anti- antisistemas”, y ojo que esto contradice a lo "antisistema" que queda lo de la chica haciendo contar hasta 4 a la "guía"): Sin la tecnología nunca habría existido el verdadero amor… Vamos, que hasta ahora no ha existido, vaya… Bueno, a lo mejor más de uno estaría de acuerdo, como por ejemplo Tonino Carotone. (aunque él no dice que no exista, sino que es… pues eso, vedlo aquí abajo…).

 

Nota del Pulpo: 6 / 10.