Una peculiar situación irritante provocada por la publicidad que salta en Internet

…y por lo Pulpo en la nube que es uno, lo reconozco

Ya te aviso que esta entrada puede parecer una chorrada importante, pero por un lado me sirve para tratar de explotar, con mejor o peor acierto, el lado cómico de este blog, y por otro me veo en la necesidad de desahogar algo que me pone un poco de los nervios, que es una utilidad terapéutica de estos espacios que nos ofrece internet.

Como habitualmente hacemos, que para eso escribimos sobre tecnología, ese desahogo tiene que ver con la típica queja de tecnófobo trasnochado. En concreto, voy a entrar a saco con la publicidad online, esa que salta a todas horas en todo tipo de páginas web, plataformas móviles y apps, salvo que tengas la versión premium (y a veces incluso teniéndola), interrumpiendo de forma molesta lo que estuvieras haciendo con tu smartphone, tablet o dispositivo móvil.

Pero me voy a referir a una situación concreta que se produce cuando una aplicación de vídeo como Youtube te ofrece la posibilidad de saltar buena parte del anuncio. Está bien, lo agradezco, yo soy de los que pulsa en “saltar” sin dudarlo ni un segundo, pero ¿qué pasa si tienes las manos ocupadas? Porque es muy habitual, por ejemplo, realizar labores domésticas como limpiar y fregar mientras escuchas o ves pódcast, y si tienes la mano pringada (de lo que sea), esa función de “saltar” que tanto agradeces se queda muerta de la risa, y mientras te comes con patatas el anuncio.

Si, vale, vaya un problema, quejicas del primer mundo, etc., etc., pero no puedo evitar la irritación si se corta una frase o intervención en el vídeo que me estaba interesando mucho, y te cuelan un anuncio o serie de anuncios de un minuto. Tú estás ahí, con la mano llena de agua, jabón, cualquier producto de limpieza posiblemente corrosivo, o directamente la suciedad que estás eliminando, y mientras soportas la turra sobre algo que te quieren vender y que probablemente no te importe ni lo más mínimo, y esa labor doméstica que tanto odias pero que se hace agradable gracias al pódcast se convierte en un doble infierno.

Es posible que exista, y que muchos os estéis riendo de mí porque mientras leéis esto lo sabéis, la posibilidad de saltar esos anuncios mediante un asistente de voz, pero aquí es donde entra la cabezonería del tecnófobo nostálgico que soy: No me siento cómodo hablándole a máquinas, no quiero saber nada de Alexa ni de Siri. Pues sí, tonto yo, pero es lo que hay.

Tal es mi cabreo con estas cosas que he llegado a una conclusión conspiranoica que no me vais a poder negar: En realidad, la situación descrita en esta entrada está más que estudiada por parte de las plataformas de vídeos, pódcast y demás que insertan anuncios con la posibilidad de saltarlos: saben que muchas veces no podemos saltarlos, y eso les interesa, amigos. La prueba irrefutable es que no recuerdo que entre esa publicidad haya anuncios de lavavajillas, nunca jamás: Quieren que sigamos fregando platos con nuestras enjabonadas y mojadas manos, para que no podamos pulsar en la pantalla. Cosa que, como habréis podido imaginar, es también mi caso (lo de no tener lavavajillas, como buen nostálgico -pero ya del siglo XIX, claro-).

P.D.: Estoy de Antonio Lobato hasta los…