El seriéfilo tecnológico: Los Informáticos

¿Es esta serie para informáticos?

Comenzamos las reseñas de ficción tecnológica de este 2023 con un cambio en el título de la sección: Si se trata de una serie, es más lógico que consideremos seriéfilo al Pulpo, y no cinéfilo, que lo dejaremos para cuando se trate de una película. Cuestión de coherencia.

Dicho esto, ¿es coherente ponerse hablar de la serie Los Informáticos en un blog sobre informática sólo porque ese sea su título? Más que nada, porque el 90% del tiempo la serie no trata sobre informática. La otra manera de hacer la pregunta sería la del subtítulo: ¿Está la serie pensada para que la vean amantes de las nuevas tecnologías?

Sinceramente, llamándose nuestro blog como se llama, la primera pregunta se contesta sola. Es más, si hay algo que caracteriza a esta serie británica de humor es que todos sus personajes son auténticos pulpos en la nube, verdaderos friquis. Unos lo son por ser informáticos y por tanto (según el estereotipo cómico) bichos raros en el mundo “normal”, y otros lo son por no tener ni papa de tecnología y por tanto ser bichos raros en el departamento IT de la oficina donde se desarrolla la mayor parte de la acción. Eso sí, la complicidad para con el espectador es más bien externa al sector digital, haciendo más guiños a los profanos que a los techies, y con eso contestamos a la segunda pregunta (o a la del subtítulo), dejando claro que un tecnófilo también puede echarse unas risas, si tiene más sentido del humor que sentido del ofendidito.

La cuestión del contenido adecuado o no para el blog, con tan escasa proporción de temas cibernéticos, se arregla gracias a que se trata de una serie, y aunque no sea ni larga (4 temporadas de apenas 6 capítulos cada una más uno especial) ni de episodios largos (los habituales veinte y pocos minutos de las sitcoms, salvo el último que dura el doble), todos juntos dan lugar a suficiente cantidad de horas como para extraer de ellas una cuota aceptable de escenas sobre tecnología de las que hablar en esta entrada, aunque su nivel de tecnicismos sea mínimo (como es de esperar). Vamos a ello (AVISO SPOILERS), acotando antes que se trata de humor absurdo al estilo Monty Python, lo cual encaja perfectamente en la filosofía de los pulpos en la nube, y por otro lado, que se emitió entre 2006 y 2013, para situarnos en la historia más o menos reciente de la transformación digital.

The IT Crowd, título original de la serie en inglés, cuenta el día a día de un departamento de informática en una empresa, formado por dos friquis de la computación (uno más friqui que otro), y una jefa que no tiene ni la más remota idea de nuevas tecnologías, hasta el punto de no saber explicar, ya bien avanzada la serie, ni lo que significan las siglas IT (de hecho, no se llega a explicar en ninguna de sus temporadas, aunque dicha jefa sí se llega a inventar su propia interpretación –“Internet para Tontos”). El trabajo más recurrente de los dos friquis consiste en coger el teléfono para contestar a las dudas de los empleados de otros departamentos de la empresa, y casi siempre la solución que dan es “¿ha probado a apagar y volver a encender el ordenador?”. Tan hartos están de repetir una y otra vez la misma conversación, que en un episodio llegan a crear una serie de respuestas grabadas para contestar automáticamente a las llamadas. Podría chirriar que el sistema de grabación no sea un archivo digital , más propio del siglo XXI, sino una cinta magnetofónica como las de las películas de espías de los años 70 o anteriores, pero tratándose de humor absurdo, tiene bastante más gracia así (aparte de funcionar mucho mejor a nivel narrativo - visual).

Pero, tal y como hemos dicho, uno de los dos informáticos es mucho más friqui que el otro (de hecho, se podría considerar EL PERSONAJE de la serie, y eso que hay unos cuantos que merecen ese título, pero es que Moss es el Sheldon Cooper de The IT Crowd). Por eso, mientras su compañero insiste con la solución simplista antes dicha para que el PC vuelva a funcionar, Moss se tira el rollo con la frase más técnica que se llega a decir en toda la serie (y es en el primer capítulo): “El driver ejecuta la función accediendo al procesador del sistema, así que no conviene descargarlo a menos que otra aplicación entre ahí y cubra sus funciones, y no le deseo que le salga el aviso de memoria no válida”. Tras eso, cualquier techie que acuda a esta serie esperando recibir guiños que los profanos no entenderían, se va a decepcionar.

Otra cosa es que alguno pueda sentirse identificado (o no, rompiendo estereotipos) con el viejo ostracismo de los informáticos en una empresa, que la serie parodia muy bien desde el momento en el que los condena a un sótano muy cutre en el edificio de varias plantas de la compañía. Por si quedaba poco claro, en un episodio se celebra una fiesta por el éxito de una implementación de tecnología de conectividad en la empresa, y el dueño de la misma va felicitando uno por uno a todos los departamentos, excepto al que obviamente ha llevado a cabo técnicamente la implantación: el de los informáticos.

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Hablábamos antes de tecnología intencionadamente desfasada para mejorar el aspecto cómico / absurdo de la serie, con aquello del sistema de grabación antediluviano. Ahora bien, también ocurre que, en algún caso, es la propia antigüedad de la serie (o más bien la velocidad del progreso tecnológico actual) la que ha dejado desfasado algún chiste: En uno de los primeros episodios (recordemos que la primera temporada es de 2006), el informático menos friqui se quita de encima al jefe diciéndole que le ha instalado un sistema de reconocimiento de voz en su ordenador; La imagen del dueño de la empresa hablándole a gritos al PC sin obtener respuesta produce un efecto menos ridículo que el original en la actual era de Siri y demás asistentes por voz.

No obstante, hay otros gags que sí han sobrevivido al paso del tiempo. Mucho antes de que se popularizaran los servicios de mensajería instantánea tipo WhatsApp, un episodio planteaba cómo el informático más friqui (Moss – “Sheldon”) avisaba tranquilamente a los bomberos de un incendio en su propio despacho a través de un correo electrónico, y seguía trabajando sin mayor preocupación. Sorprendentemente, minutos más tarde los bomberos llegaban y apagaban el fuego sin que nadie hubiera tenido que evacuar el lugar ni despeinarse. Obviamente todo esto funciona en el código del humor absurdo, pero con un WhatsApp tal vez habría sido menos surrealista, y como en cualquier caso no nos queda claro si Moss, siendo tan friqui, actualmente habría recurrido antes a esta aplicación que a un email, en cualquier caso el chiste sigue funcionando.

Y otro episodio nos confirma que, efectivamente, ser friqui de la informática no implica querer usar las mismas tecnologías que utiliza todo el mundo, especialmente los profanos en informática: En la muy acertada sátira que se hace a las redes sociales, los protagonistas reniegan inicialmente del éxito de FriendFace (obvia decir a qué aplicación eluden nombrar al tiempo que parodian). Eso sí, en cuanto se enteran de que les podría servir para eso que los friquis informáticos tienen negado por estereotipada definición (ligar), no tardan ni cinco segundos en abrirse una cuenta. Los estragos y desaguisados no se harán esperar.

Otra compañía parodiada (sin nombrar) en una escena concreta de un episodio es Microsoft. La policía está intentando desactivar una bomba mediante un robot controlado de forma remota desde un ordenador. Al ver que no logran hacer funcionar al robot, Moss le pregunta al policía qué sistema operativo tiene el ordenador con que tratan de manejarlo. Ante la respuesta de que es Vista, el informático concluye con claridad: “¡Vamos a morir!”. En España, país de los chistes en plan Chiquito de la Calzada, esto daría lugar a una frase del tipo: “Tienes más peligro que desactivar una bomba con un robot controlado por Windows Vista”. También entraría en la categoría de memes sobre gente que desatiende escandalosamente las recomendaciones sobre seguridad y salud en el trabajo, tipo escaleras o andamios en equilibrios muy precarios o casi imposibles…

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Mientras tanto, la buena de Jen (la jefa del departamento IT que no sabe lo que significa IT), sufre las consecuencias de su condición de pulpo en la nube, por ejemplo, intentando convencer a sus jefes de que buscar la palabra “Google” en Google podría provocar el colapso total de Internet. Pero la mejor y más hilarante de las ocasiones en que su ignorancia tecnológica toca fondo (o techo, según se mire) es cuando, engañada por sus compañeros friquis, explica a un público tan desinformado como ella que todo Internet está contenido en una caja negra del tamaño de una tostadora, que habitualmente está en lo alto del Big Ben londinense porque allí tiene buen ancho de banda, pero ahora lo han bajado de allí para mostrárselo. Cuando los presentes ven horrorizados cómo la caja ha resultado aplastada debido a otra trama del episodio, el estallido de histeria que se provoca no es menor que el que habría ocurrido si en el interior de esa misma sala se hubieran producido, simultáneamente, una pandemia de Covid, un temporal de Filomena, y una erupción del volcán de La Palma.

Con el paso de los años y de las temporadas, la serie ha ido aprovechando algunas innovaciones tecnológicas surgidas con la revolución digital. De esa forma, hemos visto el parto más o menos metafórico de un iPhone; herramientas de traducción simultánea; viralización del odio en Internet; teléfonos móviles modificados por los friquis protagonistas para tener una vibración hipertrofiada; una persona que engaña a su smartphone haciendo deporte sin moverse del sitio para que le cuente pasos falsos, o brazadas de natación falsas, o pedaleos de bicicleta falsos, en lo que parece más bien alguien jugando con la Wii;… Incluso se anticiparon a la era pandémica de las videoconferencias (aunque obviamente ya existían entonces, sin tener esa popularidad), eso sí con un desastre en el que las comunicaciones se cruzaban provocando incómodas situaciones. Supongo que si la serie hubiera seguido creando nuevos episodios y temporadas hasta hoy, habríamos disfrutado de parodias a lo Monty Python de cosas como TikTok, el metaverso, las inteligencias artificiales tipo Chat GPT… A algunos ya nos parecen absurdas muchas de esas cosas de por sí…

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Pero, y a pesar de todo lo dicho (que no ha sido poco, como podéis ver), insisto en que la mayor parte del tiempo los temas de los episodios son ajenos a la tecnología. Eso sí, en todo momento se enfatiza ese friquismo de los personajes dada su condición de informáticos, lo cual en cualquier caso debe ser tomado no ya de forma irónica, sino un paso más allá que debería hacerlo aún menos ofensivo para techies, que es el prisma del humor absurdo, en el que todo puede llegar a valer (si se hace funcionar bien), y por lo tanto nada debería importar, salvo lo de reírse.

Así pues, la serie es para cualquiera, informático o no. Luego ya podrá gustar más o menos, claro. A mí en general me ha gustando bastante, pero claro, mientras veo The Office, personalmente me sabe a mucho menos, por comparación. Además (y en eso The Office es un buen ejemplo), creo que cualquier serie de comedia de situación que se ahorrara lo de hacer oír risas de fondo (enlatadas o con público en la grabación del episodio, eso como espectador de TV me da igual porque el efecto es el mismo), ganaría muchísimo, y con humor absurdo aún me parece menos lógico que le den a entender al espectador cuándo debe reírse. Salvo eso, la serie vale la pena (o la risa más bien), seas techie o no.

 

Nota del pulpo: 7 / 10