A vueltas con lo de las fake news en Internet, y con cómo combatirlas

Malos tiempos para la información contrastada

En medio de la oscuridad reinante de estos tiempos en la galaxia, con la inestimable aportación a la misma por parte del Emperador Palputin, siguen proliferando a través de la red de redes innumerables noticias falsas que emponzoñan la credibilidad de lo acaecido en la lamentable tragedia.

Una cosa está clara: Mientras todas las fake news provengan del gobierno ruso, el resto de la humanidad (incluidos muchos rusos) seguiremos teniendo claro quienes son aquí los buenos y los malos. Lo peligroso sería que también desde el lado contrario a Putin se exagerasen o incluso inventasen las cosas (que no digo que esté ocurriendo, espero). Parece una tontería, pero si las falsedades vinieran de todos los bandos, llegaría un momento en que ocurriría lo que ya pasa en otros ámbitos (como la política): Que ya sería indistinguible lo falso de lo real. Porque claro, muchas veces ocurre que ya todos acusan de mentir a todos, incluídos los que mintieron primero. Así que, por favor, no hagamos el tonto. Aunque también es verdad que no hace falta inventar mucho sobre la guerra en Ucrania, porque desgraciadamente la realidad ya está superando a esa posible ficción, y en cualquier caso habría que hacerlo muy, muy mal para que alguien pudiera llegar a parecer tan vil como el “señor” Vladimir.

Sea lo que fuere, lo que todos sabemos de sobra es que esto de la desinformación en Internet, o la información tendenciosa, viene de muy atrás, y de hecho Rusia tiene un importante historial en ello. No sé si hace falta recordar lo de Wikileaks, con la influencia en las elecciones de EEUU. Sabido es también, y en su día hablamos de ello en este blog, aquello de Cambridge Analytica y el Brexit. Son asuntos muy graves, que me temo que nos van a seguir acompañando en esta era de la comunicación digital. Cosas que han existido siempre, pero que con la velocidad y la viralidad de la tecnología actual se multiplican por mil, mientras millones de personas sustituyen lecturas y reflexiones profundas por frases que caben en tweets.

Así pues, no nos vendría mal aportar algo de luz a estos tiempos oscurecidos, porque si no llegará un momento en que el metaverso no hará falta diseñarlo tecnológicamente, sino que bastará con leerlo en las noticias, y puede que en él hasta la Tierra sea plana, ojo. ¿Qué podemos hacer para evitarlo? Sinceramente, me parece muy complicado, qué queréis que os diga, pero al menos este artículo con el que os voy a dejar a continuación trata de dilucidarlo.

 

1080 recetas para la desinformación

Ahora que cada uno de nosotros nos hemos convertido en “medios de transmisión” —más que de “comunicación”— en las redes sociales, es interesante pararse a pensar cómo se producen las manipulaciones de opinión de “followers”, lectores —o como queramos llamarnos— a través de algunos recursos habituales que también son utilizados por los medios audiovisuales de comunicación.

La manipulación de la información es una situación más común de lo que creemos. De forma inadvertida o incluso de manera no intencionada, el sesgo en la información está relacionado con actitudes, creencias y conocimientos de sus potenciales destinatarios. Por eso, desde All4Sec, queremos aprovechar el aniversario de twitter para mostraros las distintas técnicas de desinformación usadas y cómo combatirlas.

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Técnicas de medios tradicionales

La manipulación de las personas a través del sesgo en la información tiene muchas variables en las que apoyarse. No nos pararemos a hacer un análisis detallado de ellas; seguro que a cada uno de nosotros se nos ocurren múltiples maneras. Sin embargo, no está de más, recoger, aunque sea de modo enumerativo, algunas de esas técnicas que en ocasiones se emplean de modo combinado. Entre las técnicas más empleadas se encuentran:

•    Utilización, o no, de determinados detalles de la información. Se pueden dar detalles de una historia e ignorar otros. La información parcial conduce habitualmente a conclusiones sesgadas. Más aún, detectar las omisiones no es una tarea sencilla. Las omisiones solo son detectables cuando se contrastan con otras versiones de la misma información.

•    Dónde se posiciona, o pública, la información. Por ejemplo, no es lo mismo incluir una noticia en la sección de sucesos que en la sección financiera; al igual que no es lo mismo poner un determinado tag a un tuit o una entrada en Instagram, una Web o un blog donde el servicio de posicionamiento SEO permite ganar protagonismo.

•    Titulares. Los titulares son lo más leído por cualquier persona —sea en un periódico, en una red social o en un medio audiovisual. Por tanto, puede estar sujeto a importantes sesgos. La forma de resumir una noticia en un titular puede incluir múltiples maneras de manipulación que conducen a caminos que van desde el sensacionalismo a la irrelevancia de la información.

•    Imágenes o tomas de videos sesgados. Las imágenes suelen ser un recurso muy utilizado cuando se quiere inducir un determinado sesgo a la información. Se pueden elegir imágenes —de hecho, muchas personas lo hacen— de modo que dirijan la opinión del destinatario en un camino determinado; una opinión que afecta a los hechos narrados o las personas que aparecen en las imágenes.

•    Referencias a la fuente. La fuente de información juega un papel doble en el sesgo: por una parte, porque la propia fuente tiende a dar su interpretación de una información; por otra, porque la fuente puede tener cierta capacidad de influencia en el lector, por propia credibilidad, a la hora a asumir la veracidad de la narrativa.

•    Falsa imagen de equidistancia. En ocasiones se muestran dos versiones de una misma información de forma contrapuesta, de manera que una de ellas resulta más creíble que otra. La elección de las exposiciones elegidas juega un papel fundamental a la hora de actuar como elemento manipulador en el receptor.

•    Uso de datos estadísticos. Siempre se ha dicho que los datos lo soportan todo y el empleo de los datos para justificar ciertas situaciones puede conducir a conclusiones opuestas y bien argumentadas que son difíciles de contrastar, salvo a través de un análisis profundo.

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Particularidades de las redes sociales

La verificación de la veracidad de una información no siempre resulta una tarea fácil. Los divulgadores de “fake news”, principalmente en redes sociales, tienden a hacer uso de recursos donde la inmediatez de la distribución juega un papel preponderante. Precisamente por eso, el objetivo de la manipulación de la información es conseguir un impacto rápido que posteriormente se propague, obviando cualquier consideración sobre su veracidad. Entre los recursos más utilizados para conseguir ese objetivo en redes sociales se encuentran aquellos ya utilizan los medios tradicionales de comunicación, pero amplificados por la diversidad de fuentes de las que parten:

•    Ficheros de imágenes o vídeos obsoletos que no corresponden con el momento descrito. Este es un recurso bastante habitual en el que se comprueba que la información presentada no se corresponde con el momento al que se refiere.

•    Imágenes que se hacen pasar por una situación que no se corresponde con la descrita. Este es otro escenario bastante usual en el que la información ya no solo no se corresponde con el momento en que ocurre, sino ni siquiera con los hechos que describe.

•    La correlación de situaciones tratando de establecer una relación entre un contexto y otro a través de comparativas alineadas con el objetivo perseguido. Esto se consigue difuminando el concepto de causalidad. La correlación de dos situaciones normalmente no tiene por qué suponer que existe una relación de causalidad, pero la ambigüedad hace que pueda llegar a sumirse.

•    La descalificación o el uso de la parodia de ciertos datos informativos para incidir en aquellos aspectos que pretenden reconducir, con intención de que queden en el subconsciente del destinatario.

Combatir la desinformación

Normalmente se pueden combatir la desinformación si seguimos algunas pautas sencillas, aunque no siempre es fácil. Existen reglas para discriminar la veracidad de una información que pasan por las siguientes consideraciones:

•    Más información no conduce siempre a estar mejor informado. Las redes sociales son un torrente de fuentes de información, unas veces más fiables que otras. En muchas ocasiones, en las redes sociales suelen aparece noticias sobre hechos que están ocurriendo en ese preciso momento, pero hay una inmensa mayoría que son reenvíos o reformulaciones de situaciones que han ido modificándose hasta hacerse completamente inverificables.

•    Ir a la fuente original e identificar la manipulación puede ser una buena estrategia, aunque no siempre es sencillo localizar la fuente.

•    El alineamiento con las tesis expuestas por determinado tipo de información tiende a actuar como elemento amplificador de las fake news. Una persona con determinadas inclinaciones sociales, políticas o emocionales tiende a creer aquello que se adapta mejor a sus opiniones y a su forma de pensar. Evitar ese tipo de alineamientos implícitos suele ser una buena idea.

•    Participar de manera activa en la propagación noticias dudosas no contribuye más que a su consolidación y, por tanto, a su éxito como fuente de manipulación. Por eso, ante cualquier mínima duda sobre la veracidad de una información, es preferible no actuar como elemento de difusión.

•    La verificación de las imágenes que aparecen en las noticias recibidas suele ser una buena estrategia para comenzar a verificar la veracidad de la información. Buscar en fuentes de imágenes históricas permitirá acotar el grado de sesgo que la información puede llegar a contener.

•    Distinguir un comentario de la descripción de un hecho puede ser básico a la hora de dar credibilidad a una noticia. En muchas ocasiones, aparecen como hechos ciertas expresiones que simplemente recogen las opiniones de las personas y que son convertidos de forma automática en hechos incuestionados.

•    Leer otras fuentes de información, probablemente con opiniones contrapuestas, puede servir para identificar omisiones o diferencias de criterios a la hora de valorar una información. Ese evidente, sin embargo, que el sesgo se encuentra desde la propia selección de los elementos a consultar, por eso resulta muy útil contraponer fuentes que puedan resultar claramente opuestas.

•    Finalmente, conviene preguntarse —desde el máximo nivel de objetividad que sea posible— si la historia narrada tiene sentido y encaja en el contexto donde está se plantea. En función de la respuesta puede llegarse a la conclusión de sí la información se encuentra sesgada o no.

Un ejemplo final

Los ejemplos sobre información falsa que podemos encontrar en los medios de comunicación son numerosos, pero, para concluir, solo mencionaremos uno ocurrido recientemente y que muestra, de manera si se quiere hasta jocosa, alguna de las características mencionadas.

Hace apenas unos días, un canal de TV, Channel 13 de Israel, divulgó una noticia relacionada con los ataques a Ucrania utilizando un video aparentemente grabado desde un automóvil en el que se mostraba un avión derribado y… soldados… soldados de Star Wars —Stormtroopers— “esperando a ser recogidos por las naves del Imperio Galáctico”.

Si no fuera por lo dramático de la situación, resultaría hasta gracioso.