Razones para seguir prefiriendo leer en papel antes que en libro electrónico

…Mientras escribo en formato digital para que me leáis por una pantalla…

Pues sí amigos, tenéis que perdonarme la incoherencia o tal vez incluso hipocresía apuntada en el subtítulo de esta entrada, pero una de las cosas para las que soy más terco en mis ramalazos tecnófobos es en lo de mantener mi preferencia por el libro físico de toda la vida a la hora de sentarme a leer.

No voy a esgrimir en mis motivos el argumento ese de que me gusta subrayar las frases más interesantes, porque eso apenas lo hago de vez en cuando en algún libro de género ensayo o similar. Tampoco soy de esa tendencia no sé si poética de “la personalidad que le imprime una mancha de café a las páginas”… Personalidad un poco guarra, diría yo… Además, no me gusta el café.

Pero sí que me gustan dos cosas. Una muy friqui, que es la del olor del papel, de lo cual soy un completo drogadicto. Y otra todavía más friqui, que es la de ir viendo el grosor creciente de las páginas que llevo leídas, y que en los libros especialmente tochos me produce un orgullo tonto del tipo “parece mentira lo que llevo ya, cómo me lo estoy currando con el libraco este”.

Y luego está el argumento tecnófobo, que consiste en evitar, durante el mayor tiempo posible, estar dirigiendo mi vista a otra pantalla más de las que ya veo a lo largo del día. No sé si en términos de daño a la vista tiene sentido comparar la luz que irradia un ordenador o un smartphone con la de esos e-books que se supone que tienen suavizada esa emisión, pero como mínimo a nivel psicológico sí que me parece relajante y evasivo estar leyendo algo “orgánico” y sin luz propia física (pero con luz propia intelectual y emocional -vale, aquí tal vez me he tirado yo el rollo poético…-).

Por cierto, ¿en el metaverso existirán también los libros? Uno estará con las gafas de realidad virtual puestas, y llegará a una biblioteca virtual o estantería virtual, cogerá un libro virtual, y se pondrá a leerlo… Y también podrá optar entre libros físicos virtuales o e-books virtuales… Aunque claro, lo realmente interesante sería que cada libro se convirtiera en un metaverso en sí mismo; algo así como si a un audiolibro le añades imágenes y te meten dentro de ellas…

De momento, lo cierto es que lo de los libros electrónicos ha crecido, pero no tanto como se esperaba hace años. Ya pudimos leer algún artículo sobre esto en hayCANAL, y ahora os ofrecemos aquí un nuevo estudio al respecto. Os diríamos que lo imprimieseis para poder leerlo en papel, pero tampoco queremos ir en contra de la sostenibilidad… ¿o acaso es peor la energía consumida mientras tenéis el móvil o PC encendido…?

 

El futuro del sector del libro: de la recuperación de las librerías tradicionales al audiolibro

En 2021, las ventas de libros en España crecieron un 44 % en el primer semestre respecto a 2020, con una facturación anual alrededor de los 1.100 millones de euros. Cataluña es donde se venden más libros de todo el Estado, un 22 % del total. Además, a pesar de la venta por internet, de cada 100 libros vendidos, 68 han sido comprados a través de librerías.

¿Y leemos más libros en papel o digitales? Según las estimaciones, en España, en el caso de grandes novedades editoriales, las ventas en formato de libro electrónico o e-book representan entre el 15 y el 25 %, a pesar de que algún título pueda llegar al 40 %.

Así, el sector editorial se encuentra inmerso en un nuevo ecosistema productivo en el que conviven la edición tradicional, en papel, y la edición de libros electrónicos. Han surgido nuevas formas de leer, favorecidas por la digitalización de contenidos y el uso intensivo de internet y de todo tipo de dispositivos electrónicos dotados de pantalla. Todo ello obliga a instituciones e industrias vinculadas al libro y a la promoción de la lectura a invertir en formación para poder hacer frente a lo que Teresa Iribarren, profesora del máster de Edición Digital de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y líder del grupo de investigación Literatura Catalana, Mundo Editorial y Sociedad (LiCMES), de los Estudios de Artes y Humanidades, describe como "un cambio de paradigma en todos los perfiles profesionales vinculados al libro".

El móvil y la interacción con los autores en las redes

"Leemos más que nunca y desde cualquier lugar gracias al teléfono móvil", señala Teresa Iribarren, quien ha escrito sobre esta cuestión en la publicación de acceso abierto Revista de Biblioteconomia i Documentació. La profesora de la UOC se refiere a todo tipo de textos, desde whatsapps en contenidos de redes sociales hasta libros en papel, que sigue siendo el formato preferido para los libros. "Todo es lectura, pero cambia la forma en que la practicamos", advierte la experta.

La lectura digital es multicanal y discontinua. "Podemos interrumpirla para ampliar información sobre una cuestión concreta, por ejemplo", explica Iribarren. "También nos permite interaccionar con el autor o con otros lectores", añade, por ejemplo en redes sociales como Twitter. Estas nuevas prácticas de lectura exigen cada vez más accesibilidad e interactividad. Contrariamente, la profesora indica que la lectura en papel es "aislada y unidireccional, lo cual propicia una experiencia lectora más inmersiva, sin distracciones".

Las instituciones y las industrias vinculadas al libro y la promoción de la lectura tienen que adaptarse a este nuevo paradigma originado por la lectura digital. "Las nuevas prácticas de consumo cultural en internet, y, más en concreto, la lectura digital, tienen consecuencias culturales y económicas de alcance enorme", asegura la investigadora de la UOC. Para justificar esta afirmación, Iribarren pone de relieve tres fenómenos recientes, impulsados en buena medida por el contexto derivado de la pandemia: el crecimiento de préstamo digital de textos literarios en las bibliotecas públicas, la eclosión del audiolibro y el nacimiento de nuevas librerías tradicionales.